Esmeralda Pimentel reveló que durante sus años como estrella de las telenovelas tuvo muy buen recibimiento por parte del público, no obstante, sus éxitos la hicieron infeliz y decidió alejarse de este tipo de producciones para buscar su verdadera felicidad como actriz.
En 2009 Esmeralda Pimentel comenzó su carrera en Televisa con el melodrama Verano de amor, desde entonces y hasta 2018 se dedicó casi por completo a las telenovelas, pero con muy pocas oportunidades de explotar su talento en el cine o teatro, razón por la que decidió poner en segundo lugar este tipo de proyectos y anteponer aquellos que le apasionaban, relató en el podcast Encubierto de Juan Colucho.
Y es que, según recordó la protagonista de Ahí te encargo, a partir de su telenovela debut, le ofrecieron varios papeles en otras, pero llegó el punto en que era más una orden que una invitación. El hecho de que hiciera un proyecto tras otro la hizo dejar de de preguntarse si en verdad quería seguir actuando para melodramas.
“De ahí (su primer telenovela) me empezaron a hablar a otra y otra y otra y otra, y siento que empecé a entrar en este camino en el que ya ni siquiera decides, ya es como de ‘oye te quiero en esto, te quiero en otro’ y empiezas a entrar como en una corriente, en la que yo dejé de cuestionarme las cosas o el para qué o el porqué”, comenzó su explicación.
El éxito que tenía en la televisión era evidente, la gente se dio cuenta de su talento y lo aplaudían, lo que podría parecer que es el sueño de cualquier artista, pero, al menos para Esmeralda, no lo era. Una vez que se convirtió en una de los talentos favoritos de Televisa, se dio cuenta de que en realidad no estaba haciendo lo que ella quería y sólo seguía ordenes, por lo que no era feliz.
“La gente me reconocía y empecé a cuestionarme, ‘esto no se siente bien. ‘La gente reconoce mi trabajo, ya me puedo mantener por mí misma, tengo la capacidad económica de ayudar a mi familia, estoy haciendo lo que amo y ¿por qué no estoy feliz?, ¿por qué no me siento dichosa?’”
“Había una parte de mí, como artista, que dejé atrás por entrar como en este sistema de producir, producir, producir; en el que me olvidé de mi voz y de mi intuición y estaba haciendo cosas que no me convencían y que no me llenaban pero que me traían ciertos beneficios”
Fue entonces que finalmente decidió dejar las telenovelas de lado, pues su verdadera vocación se encontraba en otro tipo de producciones. Pimentel recalcó que sí estaba cansada de estar dentro de un ciclo donde iniciaba una producción, la terminaba y aceptaba otra, sin pensar si en verdad quería participar en ella o no, pero estaba convencida de que sí quería seguir siendo parte de la industria del entretenimiento.
La protagonista de Enamorándome de Ramón decidió incursionar como productora, así como también probó suerte en el extranjero e hizo teatro. Confesó que sólo así, alejándose de las telenovelas, logró encontrar su felicidad.
“Yo estaba muy clara que no quería seguir contando esas historias, sentía que me estaba llenando de vicios. Obviamente hacer telenovelas es dejar tu vida entera ahí, ya no tenía tiempo de leer, de ir al teatro, de ver cine (...) Todo era trabajar, trabajar, trabajar y, cuando lo dejé, fui muy feliz”
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