Apenas seis meses después de la muerte de Elvis Presley, el “Rey del Rock n’ Roll”, una idea de un millón de dólares comenzó a materializarse para el excéntrico promotor de eventos Danny O’Day, o al menos así lo pensaba cuando logró convencer a un imitador de la difunta celebridad para que se sometiera a una cirugía plástica y se uniera a su “ejército de clones” para formar un súper grupo de rockeros muertos.
Era una idea revolucionaria para su tiempo, y aún hoy, con toda la tecnología disponible, los avances del maquillaje y los hologramas, suena bastante descabellado.
En nuestros tiempos, ABBA, uno de los principales actos del disco, se reúne para hacer una gira de conciertos en donde sus miembros usan hologramas para rejuvenecer y brindar a sus nostálgicos espectadores toda la experiencia de la era dorada de su música entre los 70 y 80. Pero cuando ABBA alcanzó por primera vez el éxito lo más extremo que podrías hacer para parecerte a otro famoso, sobre todo en su juventud, era someterse al bisturí.
O’Day lo sabía, pero estaba convencido de lo fantástica de la idea. Para 1977 cuando murió Elvis, habían fallecido no hace mucho estrellas de la talla de Jimmy Hendrix, Jim Morrison, Janis Joplin o Jim Croce, y algunas personas hacían carrera como sus imitadores. El productor entonces tuvo un sueño, reunirlos a todos en el Rock and Roll Heaven, un show sin precedentes.
Y es que 40 años después de que el Rock n’ Roll Heaven abriera las puertas del cielo, ni siquiera los más cercanos a las estrellas que ahí pretendían revivir recuerdan que esto hubiera pasado.
“Dios mío, eso es una mierda retorcida”, le dijo AJ, el hijo de Jim Croce a la Revista Rolling Stone cuando lo contactaron para comentar sobre el reportaje que a principios de este año desempolvó este peculiar momento de la historia de la música.
El primero en sumarse a la loca idea fue Dennis Wise, un exvendedor de autos de Hawái que viajó a los EE.UU. para probar suerte como acto tributo de Elvis. Convencido por O’Day se sometió al bisturí para parecerse más al “Rey del Rock”, recibiendo implantes en las mejillas, en los labios, y otras modificaciones en el rostro.
Pero O’Day, el autoproclamado “creador de monstruos”, no se detendría allí, sino que logró sumar a su “ejército de clones”, como también los llamaría, a imitadores de Janis Joplin, Jim Croce y Jim Morrison, todos hicieron lo mismo que Wise, someterse a cirugías plásticas para modificar su rostro y parecerse lo más posible a su respectivo famoso.
“En este país, siempre queremos lo que no podemos tener”, reflexionaba sobre su gran idea O’Day. “Mira lo bien que se venden los discos de estrellas de rock muertas. No te falta el agua hasta que el pozo se seca. Es América”, sentenciaba.
O’Day: El general del ejército de clones
Danny Dixon O’Day, la mente maestra detrás de este circo de rarezas musicales, nació en Baltimore, Maryland (Estados Unidos) y desde joven se involucró con la escena musical del rock n’ roll.
Fue baterista de varias bandas locales, como The Upsetters, un grupo de R&B y soul al que O’Day se unió en 1965 y que alcanzó a grabar un LP y un álbum tributo a Otis Redding a quien habían servido como banda de respaldo para una de sus giras.
Este tipo de “actos tributo” serían determinantes en la carrera de O’Day, quien finalmente se mudó de su casa para irse a probar suerte en California. Allí integró una banda llamada Flim Flam Band, y comenzó a hacerse un nombre en la escena local por su talento musical.
“Podía tocar casi cualquier instrumento que hubiera”, le dijo su esposa Effie a The Rolling Stones, quien lo conoció por esos años, a principios de los 70.
Para 1977 la Flim Flam Band estaba de gira en Arkansas, tocando temas de Stevie Wonder y algunos hits disco. El guitarrista de esa banda se llamaba Jim Wise, quien después de la muerte de Elvis convencería a su hermano Dennis de unírseles, pues pensaba que podría haber un mercado para un acto tributo.
Dennis Wise cantó “Trying to Get to You” para O’Day y la banda, y O’Day le dijo que eso era todo lo que necesitaba escuchar. Dennis pensó que era el final de todo y que regresaría a Hawái, pero en cambio, O’Day le pidió que se reunieran en su hotel.
A quién le surgió la idea de hacerse la cirugía para parecerse a Elvis es algo que está en disputa, pues Dennis afirma que la idea fue suya, y que tomó inspiración en la película Dark Passage de 1947 en la que en el personaje de Humphrey Bogart, un estafador fugitivo, se somete a una cirugía plástica para evitar que lo vuelvan a capturar.
“Danny (O’Day) estaba estupefacto de que dijera eso”, le dijo Wise a Rolling Stone. “¿Conoces ese dicho sobre una bombilla que se enciende sobre tu cabeza? No fue por motivos de dinero. Quería ser animador, y quién no quiere ser como Elvis, ¡vamos!”.
Pero Effie insiste en que la idea fue de su difunto esposo.
En todo caso O’Day tenía claro que una banda tributo tenía sus limitaciones, ya antes había probado con una imitadora de Barbra Streisand sin éxito alguno, pues a la susodicha le faltaba altura y físico para parecerse a la verdadera estrella. Por eso, si iba a volver por ese camino, tenía que tomar medidas drásticas y salirse de todo esquema.
O’Day comenzó por llevar a Wise a un dentista de Florida, quien le recortó los dientes para que se parecieran a los de Presley y cerró la brecha en sus dos dientes frontales. Pero para encontrar un cirujano plástico fue más difícil. Consciente del poder mediático el “creador de monstruos” hizo públicos sus planes de revivir a Elvis a la prensa, pero tal tarea terminó alejando a más de un cirujano que no quería verse envuelto en el experimento. Eventualmente, O’Day pudo pasar de contrabando a Wise en una clínica de Orlando, Florida un día de enero de 1978 para su cirugía.
El método de O’Day era simple: “Cuando tomo a estas personas, ya tienen un parecido básico con la persona a la que quiero que se parezcan”, cita Rolling Stone de notas de prensa de la época.
“Solo digo: ‘Quiero que se haga una cirugía plástica en la nariz y la barbilla y esto y aquello y, por cierto, aquí tengo una imagen de exactamente lo que queremos que se haga’”, explicaba.
Una vez que terminó el procedimiento, Wise estaba rodando en una silla de ruedas, con el rostro cubierto de vendajes. Afuera había decenas de periodistas esperando para tomarle fotografías.
El debut de Wise se dió a las pocas semanas en el programa Good Morning America, a lo que siguieron varias conferencias de prensa donde imitaba el acento sureño del Rey y sus muletillas al hablar. A los pocos días estaría en el escenario, todavía con marcas negras en los ojos por los rezagos de la cirugía.
Los primeros shows fueron un éxito, recolectando unos 15.000 dólares durante la primera semana (60.000 dólares en la actualidad), cifras de una verdadera rockstar. Además, todo el ruido hecho por la prensa llevaba mucho público, que se emocionaba por Wise como si efectivamente se tratara de Elvis.
Pero el imitador dice que no vio nada de ese éxito, pues la mayoría del dinero quedaba en los bolsillos de O’Day, quien lo había firmado por 50 años y tenía derecho a la mitad de todas sus ganancias. Esto causó un divorcio entre el dúo, con Wise demandando a su creador y rompiendo toda relación con él.
Rock N´Roll Heaven: el show debe continuar
Pese a que las cosas con su primer Elvis terminaron mal, O’Day había probado las mieles de la fama y el éxito en el mundo del espectáculo y no estaba dispuesto a detenerse, por el contrario, decidió doblar la apuesta.
Si un Elvis causaba ese revuelo, pensaba, que tal revivir a toda una banda de artistas muertos y llevarlos de gira.
Así reclutó a Ramona Caywood (entonces Mona Caywood Moore), una cantante que por entonces estaba tocando bares en Ohio para ser Janis Joplin, quien había muerto ocho años antes.
Caywood conocía el repertorio, que solía hacer parte de sus presentaciones, y tenía una voz y una apariencia que ayudaban a crear la conexión entre ella y la difunta cantante.
Para hacer de Jim Morrison, el místico y excéntrico cantante de The Door que siete años ante había sido encontrado muerto en extrañas circunstancias en una bañera de París, reclutó a Duke O’Connell el baterista de una banda de covers dirigida por O’Day llamada Copycats que había estado cantando canciones de los Doors en ese grupo. Unos pantalones de cuero ajustado y podría pasar por el “Rey Lagarto”, pensaría O’Day.
La otra celebridad sería Jim Croce, un afamado cantante de folk y country estadounidense, quien murió en un accidente aéreo en 1973, que sería interpretado por Marc Hazebrouck, un ex camionero y estudiante de psicología de Rhode Island que ya estaba ya estaba tocando canciones de Croce y tenía un bigote ni mandado a hacer para el personaje.
Pero faltaba un Elvis, y Wise no era una opción, así que O’Day, trajo a Jesse Gamble (entonces Jesse Bolt), quien cantaba en una banda local de Florida imitando al Rey.
Increíblemente convencerlos de que se sometieran a cirugías plásticas no fue tan difícil, aunque en esta ocasión ninguno pasó por transformaciones tan drásticas como lo hizo Wise para parecerse a Elvis.
Por el contrario, algunos tan solo tuvieron algún corte menor con el bisturí para justificar el vendaje que lucieron ante los medios. Era un gran show, ahí estaba el dinero, y O’Day lo sabía.
No obstante si hubieron algunos cambios. Los labios de Hazebrouck se agrandaron y bajaron, y su cabello lacio recibió una permanente al estilo Croce. Se quitaron las bolsas de debajo de los ojos de O’Connell y las arrugas de sus mejillas para que se asemejara a Morrison. Y a Caywood le pusieron un pequeño implante en la barbilla para que pareciera un poco más puntiaguda como la de Joplin.
Para Gamble, el nuevo Elvis, se hizo el trabajo más mínimo, apenas un corte sobre su labio para que pareciera que se había sometido a cirugía.
Tras las cirugías, los artistas todavía vendados (en exceso) aparecieron ante los medios en varios canales de televisión, una estrategia que O’Day buscaba explotar al máximo para llamar la atención hacia los conciertos.
El boom mediático se logró, en parte, despertando críticas y alguna polémica. Publicidad al fin y al cabo dirían algunos.
En una entrevista con Miami News O’Day contaría su visión de las siguientes etapas del Rock and Roll Heaven, pues este primer grupo, decía, era sólo el principio. Él visionaba sumar a Buddy Holly y Jimi Hendrix al show, así como a los miembros de Lynyrd Skynyrd que habían muerto en un accidente aéreo el año anterior, y más adelante la gira incluiría imitadores de comediantes muertos como WC Fields, Abbott y Costello.
Era el sueño americano, la tierra de los clones, en la que para su creador no había límites, incluso afirmó que estaba desarrollando un químico junto con un laboratorio médico para alterar el pigmento de la piel, pues tenía un gran Otis Redding, pero era blanco.
“Si resulta que el químico puede entregar los productos, entonces le daremos el pigmento al muchacho”, declaró en esa entrevista.
Fuera cual fuera el caso su ejército estaba listo para la batalla y la noticia estaba lo suficientemente esparcida para empezar a capitalizar. Sin embargo, cuando Rock and Roll Heaven llegó al escenario, pronto todo empezaría a desmoronarse.
El show en sí mismo no era malo, aunque sí algo extraño. Comenzaba con la banda de respaldo tocando una versión instrumental de Rock and Roll heaven la canción de Righteous Brothers que daba nombre al show. Luego Elvis de Gamble, con las gafas de sol y el mono cuerpo completo, daba la bienvenida al show mientras de fondo sonaba “Also Sprach Zarathustra” (el tema de 2001: A Space Odyssey) con el que arrancaban las presentaciones del Rey.
Él llamaba del cielo a “algunos amigos”, y la tarima se la tomaba el Morrison de O’Connell interpretando “Light My Fire”, “Love Me Two Times” y “Touch Me” de The Doors; seguido por Hazebrouck cantando los éxitos de Croce como “Time in a Bottle” y “Bad, Bad Leroy Brown”.
Después de un breve intermedio, era el turno de Caywood y su Janis Joplin, quien botella de whisky en mano salía a cantar “Ball and Chain”. " y “Piece of my Heart”. Para el gran final Elvis regresaba y todos se unían para despedir el show.
Cada imitador era realmente bueno en sus actos, pero como O’Day había aprendido con su fallida Barbra Streisand, el éxito de los shows tributos se basaban en lo creíble del personaje y su parecido físico y, a diferencia del Elvis de Wise, este supergrupo de clones flaqueaba en ese aspecto.
Si al primer show apenas fueron 40 personas, atraídas por toda la prensa amarillista destilada previamente, cuando esa misma prensa comenzó a señalar que los “clones” no se parecían mucho a sus versiones originales, el poco interés inicial rápidamente se disipó.
La banda terminó tocando en ferias ante públicos cada vez más pequeños, de cuatro o cinco personas en algunas ocasiones. Después de un tiempo la situación mejoró, logrando un contrato estable con un casino en Reno a principios de 1979, e incluso estuvieron cerca de llegar a Las Vegas, pero como en el caso de Wise, los problemas con el dinero desmoronaron al grupo y O’Day huyó con una parte importante del dinero que grabaron a Florida.
“Este es el final mi hermoso amigo”
El último intento de O’Day por triunfar en el mundo del espectáculo, lo vería transformándose en una de sus propias creaciones. Pues tras intentar regresar a los escenarios, decidió someterse a una cirugía plástica para parecerse al cantante de country Kenny Rogers.
La idea vino de Erin Rhyne, quien en la primera versión de Rock and Roll Heaven interpretaba a una Elvis mujer y que tuvo serios problemas de salud mental durante sus giras llegando incluso a tratar de suicidarse.
En una de esas vueltas de la vida Rhyne terminó viviendo con O’Day en la Florida e incluso casándose con él tras el rompimiento de su primer matrimonio. La peculiar pareja se casaría en febrero de 1980 con vendas en la cara, después de pasar ambos por el quirófano, él para parecerse a Rogers y ella para lucir como Linda Ronstadt, entonces en la cima de su carrera pop.
A partir de entonces harían varias giras, tocando en ferias y clubes de Florida y otras partes de los Estados Unidos, reclutando a un nuevo Jim Croce, otro Elvis, y convenciendo a un músico local de Florida para que con una cirugía plástica se hiciera pasar por Buddy Holly.
Eventualmente se reunieron con Hazebrouck, que seguía imitando a Jim Croce y montaron el show Kenny, Linda y Jim, donde eran anunciados como “los clones más grandes del mundo” y O’Day era, por fin, la atracción estelar.
Pero a mediados de los 80 O’Day había caído nuevamente en la desgracia. Se divorció de Rhyne y regresó a Maryland, su estado natal, donde abrió un bar llamado Danny’s y al año siguiente otro lugar que bautizó O’Day’s Pub.
Pero para 1988 un problema con la bebida que venía arrastrando por años lo llevó a la quiebra y decepcionado decidió darle la espalda por siempre al mundo del espectáculo.
La vida de este excéntrico personaje terminó trabajando como vendedor en un concesionario de automóviles en el área metropolitana de Baltimore y Washington, DC. Finalmente murió a los 54 años a causa de un linfoma no Hodgkin.
Sus clones tuvieron mejores destinos. Wise todavía interpreta a Elvis en Deja Vu Dance and Show Band, un acto tributo de varios artistas en Las Vegas.
Caywood dejó a Joplin atrás y pasó a hacer teatro, consiguiendo papeles en producciones como Evita y Jesucristo Superestrella, así como una larga carrera en un club de Palm Springs cantando éxitos pop de todo tipo hasta una reciente jubilación.
Y Gamble, su segundo Elvis, cambió a la música cristiana y finalmente se convirtió en ministro ordenado en Arizona, donde vive actualmente.
Aunque su idea no fue de un millón de dólares, y el impacto que tuvo no fue tan grande como lo soñó, se podría decir que O’Day fue un visionario que presagió los espectáculos nostalgia que hoy día son cada vez más comunes, donde gracias a la tecnología casi no importa qué artista siga o no vivo. De alguna manera la excéntrica visión de este polémico productor de eventos sigue inspirando nuevas formas de mercadear el pasado.
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