Gloria Marín logró posicionarse como una de las actrices más famosas de la Época de Oro con su trabajo en la industria del cine y sin tener que hacer uso del apellido de sus familiares famosos, pero gran parte de su parientes eran estrellas del espectáculo.
La mamá de Gloria Marín fue Laura Marín, una reconocida actriz y bailarina que fundó su propia compañía teatral, pues no era la única en su entorno apasionada por el arte, ya que en realidad era integrante de una familia de artistas.
La actriz inició su carrera en la compañía de su madre, quien la impulsó a seguir sus pasos. De ahí, continuó siendo integrante de diferentes carpas, por lo que se volvió una estrella infantil desde los seis años. Junto a su hermana Lilí tenía actos especiales en el teatro, se les conocía como Las hermanas Marín, a pesar de que sus apellidos reales eran Méndez Ramos.
Gracias a sus inicios desde los escenarios conoció a Mario Moreno Cantinflas, con quien habría mantenido una amistad. Él también fue parte de las personas que la animaron en incursionar en el séptimo arte y la apoyó al inicio de su carrera en el cine.
Sin embargo, su padre también influyó en su interés por la actuación; Pedro Méndez y Armendáriz, su papá, también fue el tío de Pedro Gregorio Armendáriz Hastings, mejor conocido como Pedro Armendáriz.
Pedro y su prima participaron juntos en la película Alma de bronce, El jefe máximo y Los millones de Chaflán, estas dos últimas reunió a Marín y Armendáriz con otro de sus familiares.
Santiago Méndez y Armendáriz, tío de Gloria, era cuñado de Joaquín Pardavé, quien incentivó a Roberto Aguilar, director de Los millones de Chaflán, a que le diera su primera oportunidad en el cine a la entonces joven actriz.
Y es que Joaquín había iniciado su carrera de forma similar a la de Marín, desde una muy temprana edad, entre teatros y carpas, por lo que confiaba en que Gloria podía ser una estrella con las cámaras. Con Pardavé, actuó en seis películas y en dos de ellas la actriz fue la protagonista.
Tanto Pedro Armendáriz como Joaquín Pardavé también tuvieron parientes famosos y se relacionaron con otras familias de artistas.
Fue gracias al apoyo familiar que la esposa de Abel Salazar logró comenzar su carrera, pero a partir de su primera participación en la pantalla grande, no volvió a necesitar de la ayuda de Pardavé o Armendáriz, ya que desde su primera película actuó en otras 12 hasta protagonizar ¡Ay, Jalisco, no te rajes!, el filme más importante de su trayectoria.
Pese a que Gloria nunca ocultó a sus familiares famosos, tampoco se preocupó por presumir quiénes eran sus tíos, primos o padres, pues gracias a ¡Ay, Jalisco, no te rajes!, catapultó su fama en 1941 junto a Jorge Negrete.
Desde que estelarizó dicha película, logró participar en otras 60, por lo que se convirtió en una de las actrices favoritas del público de la época. Asimismo, gracias a la buena química que tenía en pantalla y en la vida real con el Charro Cantor; protagonizó con él más de 10 producciones.
Gloria también llegó a trabajar junto a uno de sus sobrinos, Pedro Armendáriz Jr., en El vuelo de la cigüeña (1979). Y, al contrario de sus otros parientes, Marín también incursionó en las telenovelas.
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