Pese a que María Félix y Pedro Infante fueron de los más importantes actores de la Época de Oro del cine mexicano, y que llegaron a coincidir en eventos o películas, estas estrellas no lograron formar una amistad, pero sí un buen lazo como compañeros.
Fue en 1957 cuando La Doña y el Ídolo de Guamúchil se reunieron en lo que sería una de las películas más ambiciosas de Ismael Rodríguez, Tizoc: amor indio, pues tuvo que complacer a la actriz en sus exigencias para que aceptara participar en la cinta.
Según dijo la misma Félix, ella se rehusaba a participar en la película ya que no quería ser protagonista de un filme en donde Infante también estuviera, pues consideraba que los papeles que él realizaba no proyectaban la realidad y más bien eran “populachonas”.
Asimismo, reveló que para aceptar el papel orilló a Rodríguez a modificar el guion, como también exigió que la interpretación de Pedro se acercara más al comportamiento real de una persona originaria de México y, sobre todo, pidió que la paga fuera más alta y que después se produjera una película que a ella sí le gustara.
Pedro Infante guardaba una gran admiración por la protagonista de Doña Bárbara, pues para ese entonces ella ya se había posicionado como una de las actrices más exigentes con su trabajo, más polémicas por sus declaraciones y más bellas.
El Ídolo de Guamúchil aceptó todas las condiciones que puso su compañera para hacer la película, inclusive, él mismo buscó que su personaje se apegara a la realidad mexicana y también le regaló una costosa esclava.
Una vez que lograron que la protagonista de Enamorada aceptara, las grabaciones se llevaron a cabo en un buen ambiente, el compañerismo siempre existió y entre los actores no hubo grandes problemas. Félix llegó a mencionar en entrevistas que Infante solía cantarle o llevarle serenata hasta su casa con algunos regalos, como un comedor que él mismo hizo en su carpintería o una guitarra, estos detalles la hacía sentir muy cómoda. Sin embargo, la amistad no logró formarse.
Durante una de las últimas entrevistas que la actriz otorgó, reveló que a pesar de que para ella actuar con Pedro fue una experiencia muy gratificante, ya que ambos eran muy exigentes en su trabajo y querían que todo estuviera a la perfección, simplemente nunca hubo una buena conexión porque sus personalidades eran opuestas.
También hacía hincapié que no le gustaba la forma en que siempre reforzaba su imagen de “macho”, pues además de que no era algo que la impresionara de cualquier hombre, chocaba con la forma en que era ella, una mujer férrea.
Aunado a esto, ella no se llevó una buena impresión de la película, pues aunque el guion fue modificado, en realidad aceptó estar ahí por los esfuerzos que ya se habían hecho y porque Rodríguez le había asegurado hacer la cinta La cucaracha después.
A María nunca le gustó que se le viera como una virgen y tampoco la interpretación que Pedro tuvo de un nativo mexicano. Sin embargo, declaró que recordaba a su compañero con cariño y siempre admiró su “preparación rústica”, así como también el trabajo que ya hizo en el cine.
Fue por ello que en repetidas ocasiones señaló que a ella le hubiera gustado estar en más películas con el Ídolo del Pueblo, pero sabía que la amistad nunca se formaría.
“Pudimos haber hecho algo mejor en el cine, en la vida no teníamos casi nada en común porque Pedro, Pedro no sabía tratar a las mujeres de igual a igual”, mencionó.
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