María Félix y Jorge Negrete se casaron con uno de los eventos más memorables de la Época de Oro del cine mexicano, pues la pareja cuidó cada detalle de su boda, desde quiénes fueron los invitados, hasta qué platillos ofrecieron.
Tras haber vivido cerca de 10 años una muy mala relación como colegas, lograron limar sus asperezas hasta el punto en que anunciaron que se había comprometido. Para sorpresa de todos, dos de los más grandes artistas de la época expusieron que se había enamorado perdidamente y querían llegar al altar.
Fue el 18 de octubre de 1952 cuando la pareja decidió dar el siguiente paso y casarse en la “boda del siglo” dentro de una de las propiedades de La Doña, en la llamada finca Catipoato, ubicada en Tlalpan. Desde que se envió la invitación a personas cercanas a los histriones, tal como lo fueron familiares y colegas del cine, era notorio que sería una gran boda.
Uno de los detalles importantes de la invitación es que se pedía a las mujeres que utilizaran vestido y rebozo, para los hombres era obligatorio el traje.
Según registraron algunos medios, ella se encontraba en el Hotel Regis antes de llegar a su finca. Fue llevada en un Cadillac que se vio envuelto en un centenar de gente al llegar a Catipoato, pues su público quería ver a la pareja.
La actriz se sentía muy orgullosa de lo mexicana que fue su boda, por lo que años después en su libro autobiográfico presumió que en el brindis bebieron pulque curado que se encontraba en grandes garrafas.
El menú consistió de enchiladas, mole poblano, quesadillas y tacos de huitlacoche. La prensa reportó que también hubo barbacoa, carnitas, chicharrón y, además del pulque, también había tequila, algunos licores extranjeros y aguas frescas, de horchata y jamaica.
El pastel habría sido de cuatro pisos y decidieron poner una mesa con 100 juegos de cubiertos para los amigos cercanos y familiares.
Al finalizar de comer, el Charro Cantor tuvo que entonar algunas canciones por petición de sus invitados, él aceptó gustoso, principalmente por cantar para su enamorada.
María mencionó haber invitado a 400 personas a su boda, pero los reporteros registraron hasta 500, entre los que estaban artistas e intelectuales como Diego Rivera, Frida Kahlo, Salvador Novo, Pepe Alvarado, Gregorio Valenstein, Julio Bracho, además de políticos y colegas.
Dolores Olmedo, Domingo, Fernando y Andrés Soler, Luis Aguilar, Fernando Soler, Emilio El Indio Fernández y Columba Domínguez, Miroslava Stern, María Elena Marqués, Queta Lavat, fueron algunos de los actores que asistieron a la celebración. Se sabe que la mayoría de los invitados eran del mundo del espectáculo.
Supuestamente, Agustín Lara envió un gran arreglo floral para que adornara la mesa principal de los novios, pues aunque se había divorciado de La Doña pocos años antes, continuaron manteniendo una amistad.
La protagonista de Enamorada se puso un vestido rosa, confeccionado por uno de los diseñadores más importantes de la época, Armando Valdés Peza, un rosario de perlas y sandalias. Jorge Negrete portó un traje de charro de gamuza color marrón, con botonadura de plata, y un sarape. Ella quiso peinarse con trenzas y usar aretes de filigrana de oro.
Como la pareja quería celebrar a lo grande la ceremonia, permitieron que se transmitiera en vivo por radio.
Esta fue la única boda de María Félix que de esta forma, públicamente y con muchos invitados, pues a ella le gustaba unirse en matrimonio de forma íntima, con sólo sus seres queridos y sin atención mediática.
Los recién casados habría disfrutado de su luna de miel en Chapala, Jalisco, en el Hotel Nido. Negrete le regaló a su esposa un lujoso collar de esmeraldas.
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