Con decenas de películas en su curriculum, el gran sueño de David Arquette siempre fue la lucha libre. En el apogeo de su fama como actor, se convirtió en luchador profesional, su carrera se estancó, su matrimonio con Courtney Cox colapsó y fue a rehabilitación para tratar sus diversas adicciones. Con “Scream 5″, la nueva entrega de la exitosa franquicia de terror, marca su regreso a Hollywood. Toda una historia de redención en la meca del cine.
Arquette había cimentado una posición de privilegio en la industria con papeles en éxitos como la comedia romántica “Jamás Besada” con Drew Barrymore o en la serie “Buffy, Cazavampiros”. Sus hermanos y su segunda esposa lo apoyaron cuando dejó los set de rodaje por el ring, pero realmente se preocuparon por él cuando en una pelea casi muere desangrado. A los 50 años, el actor está casi retirado de la lucha profesional y disfruta actuar de nuevo. “Quiero ser la mejor persona que puedo por mí mujer, mis hijos y por mí”.
Algo que muy pocos saben es que Arquette está estudiando para ser payaso. En su deseo de que nadie se sienta triste, el actor se unió a la entidad benéfica Healthy Humor, integrada por un grupo de anónimos que se disfrazan de payasos y visitan hospitales de EEUU brindando alegría a niños enfermos y sus familias que atraviesan momentos difíciles.
Una familia muy particular
Actuar está en la sangre de David Arquette. Proviene de una familia de artistas. David es el más pequeño de los cinco hermanos Arquette. Su madre, Brenda “Mardi” Nowak, fue actriz y poeta. Su padre, Lewis Arquette, actor y director. Y su abuelo Cliff fue un célebre cómico.
Los Arquette transmitieron su pasión por la actuación a todos sus hijos. Los hermanos mayores de David, Richmond, Rosanna, Patricia y Alexis, fallecida en 2016, crecieron frente a las cámaras. Lewis Arquette dirigió el teatro Second City en Chicago antes trasladar a la familia a una comuna hippie en la zona rural de Virginia, donde nació el actor.
Sus hermanos mayores son los únicos con recuerdos claros de ese tiempo viviendo en comunidad. Su hermana Rosanna describió una vez la vida allí en una conversación con Oprah Winfrey, diciendo: “No había electricidad, ni baño. No creo que hubiera agua corriente, incluso”. La familia se mudó a Hollywood poco después del nacimiento de David.
Lewis desarrollaría una carrera profesional como actor y titiritero con pequeños papeles en películas y televisión. “Mi papá era muy parecido a un niño adulto”, dijo Arquette a The Ringer. No obstante, la madre del actor era una hippie con un lado oscuro.
Al crecer, los niños Arquette tenían más que un estilo de vida bohemio y un vecindario difícil con el que lidiar. Su padre pasó gran parte de su tiempo luchando contra el alcoholismo. Su madre era físicamente abusiva, especialmente con los hermanos mayores de David.
“Una vez me ahogó hasta el punto en que comencé a desmayarme”, contó Patricia Arquette. Rosanna también fue víctima de la violencia de su madre. “Me apuñaló en el brazo con un cuchillo. Conmociones cerebrales. Simplemente terrible, terrible abuso físico”.
David reconoció los abusos de su madre. “Era una de las personas angelicales más cariñosas y dulces, pero abusaba de nosotros. Tuvimos una infancia turbulenta, pero también una infancia llena de amor”, dijo el actor al diario británico The Guardian. Con el tiempo, las cosas cambiaron. “La hermosa historia sobre ese triste trasfondo es que mis padres se curaron a lo largo de su vida. Mi padre se puso sobrio. Mi madre se convirtió en consejera matrimonial”.
De Hollywood al ring
En 2000, David Arquette protagonizó una comedia de lucha libre llamada “Ready to Rumble”. Como fanático de toda la vida del deporte, el actor se emocionó cuando la World Championship Wrestling (WCW), cuyos luchadores aparecieron de manera destacada en la película, lo contactó y lo invitó a participar en algunos eventos para promocionar su película.
Lo que sucedió a continuación cambió su vida para siempre. David decidió dar un giro a su carrera y cumplir su sueño: ser una estrella de la lucha libre. Contra todo pronóstico Arquette ganó el Campeonato Mundial Peso Pesado de la WCW . La victoria del actor de “Scream” todavía se considera uno de los peores momentos en la lucha libre profesional. El golpe fue doble para el actor. Poco después, Hollywood también dejó de tomarlo en serio.
Con la película documental “You Cannot Kill David Arquette”, que se estrenó el año pasado, el actor buscó limpiar su nombre en el wrestling frente a las cámaras y ganarse finalmente el respeto de los amantes de la lucha libre, una profesión de alto riesgo que casi lo mata.
Arquette sufrió un infarto y le colocaron dos stents. Pero al despertar de la cirugía, David le dijo a su segunda esposa, Christina McLarty, que quería volver al ring.
A pesar de que los médicos le advirtieron que no sería una buena idea tener hombres enormes saltando de las cuerdas sobre su cuerpo, decidió intentarlo de nuevo. Regresó a la lucha libre profesional en 2018 y aceptó participar en un combate sin reglas con Nick Cage que salió muy mal. Su contrincante le hizo un corte profundo en el cuello con un fragmento de vidrio de un tubo fluorescente. Arquette intentó continuar la pelea apretando el corte con una de sus manos, pero finamente desistió.
Asustado, se bajó del ring y fue trasladado de urgencia al hospital.
La persona que estuvo a su lado fue Luke Perry. El actor se encontraba esa noche apoyando a su hijo Jack, que es conocido como Jungle Boy en la lucha libre. “Ambos me llevaron al hospital. ¡Pensé que iba a morir! Salí del ring y al preguntarle a Luke ¿está bombeando?”, él dijo: ‘No, Davey’. Entonces supe que no me había tocado la arteria carótida y al final me hicieron cinco puntadas”, recordó el actor sobre el momento aterrador que compartió con Perry, que murió meses después a la edad de 52 años.
Su necesidad de probarse a sí mismo, admitió, casi le cuesta la vida. Los fanáticos que antes lo detestaban y lo escupían de repente lo respetaron. “Cuando entré me odiaron y cuando salí me vitorearon, así que capturó lo que buscaba”, afirmó el actor estadounidense.
En una entrevista con NME, Arquette explicó que él y sus hermanos consideraban a la estrella de “Riverdale” parte de la familia, ya que el difunto actor le alquiló una habitación a su madre cuando fue elegido para “Beverly Hills, 90210″. “Él siempre hacía cosas muy dulces en la casa para ella”, dijo. “Incluso después de convertirse en una gran estrella, todavía venía y la ayudaba con ciertas cosas. Era un tipo asombroso y bueno”.
Su lucha contra las adicciones
Arquette ha hablado abiertamente sobre su historial con las drogas y el alcohol. El actor creció en un ambiente caótico. Su padre no solo luchó contra el alcoholismo, sino que, sin darse cuenta, le dio a Arquette su primera oportunidad de experimentar con las drogas. “Le robé marihuana a mi padre cuando tenía ocho años”, admitió en una entrevista con Oprah Winfrey en 2011. Esa temprana curiosidad comenzó a convertirse en un hábito peligroso cuando probó la bebida siendo un niño. “Empecé a beber en serio cuando tenía 12 años”.
Arquette reconoció que su consumo de sustancias no se convirtió en un problema para él y sus relaciones hasta mucho después. “Me metí mucho en las drogas antes de estar con Courtney Cox”, admitió. La madre del actor murió en 1997 y ese trauma llevó su consumo de drogas a niveles peligrosos. “Fue la primera vez que realmente usé eso para adormecer los sentimientos que tenía y no enfrentar la realidad por la que estaba pasando”.
El abuso de sustancias del intérprete generó tensión cuando comenzaba a salir con Cox. “Fue algo que la asustó al principio de nuestra relación”, dijo. La pareja logró superar la situación durante más de una década. Sin embargo, finalmente, la adicción de Arquette pasó factura. Se separaron en 2010 y Arquette comenzó a buscar tratamiento.
“He estado sobrio durante largos períodos de tiempo. He pasado por programas. He examinado lo que funciona y lo que no para mí”, declaró el actor estadounidense de 50 años a la revista People en 2020. Admitió que a veces fuma marihuana porque lo ayuda sus cambios de ánimo. Incluso se toma una copa de vez en cuando. “La adicción es diferente para todos, y mucha gente frunce el ceño ante lo que digo”, dijo Arquette, y agregó: “Entiendo que la gente me juzgue por eso, pero estoy tratando de vivir mi vida lo mejor que puedo”.
Dijo “nunca ha sido una persona completamente sobria”, pero el hecho de que se sienta bien consigo mismo, haya logrado tener una vida estable y sea un hombre felizmente casado padre de tres hijos dice mucho sobre dónde se encuentra hoy en su vida.
Un famoso director lo animó a salir con Courtney Cox
Los personajes de “Scream” de David Arquette y Courteney Cox, Dewey Riley y Gale Weathers, se enamoraron en la pantalla bajo la dirección de Wes Craven. El fallecido director jugó un papel clave en la relación del actor con Cox fuera del set de rodaje. Aparentemente Arquette tenía dudas y no quería involucrarse del todo con su compañera de reparto.Y entonces apareció en escena Craven, quien habló seriamente con el actor.
“Wes tuvo un impacto real, me dijo algo como: ‘David, sabes que le gustas y realmente deberías poner tu mente en orden’. Me dio una verdadera charla de hombre a hombre y eso tuvo un impacto en el curso de mi vida”, dijo Arquette a la revista People.
Arquette y Cox se casaron en junio de 1999, dos años después de que la primera película de “Scream” llegara a los cines. El día de su boda intercambiaron anillos con la inscripción “Un trato es un trato”. En 2004, después de una larga lucha por convertirse en padres, Courteney dio a luz a su hija Coco (cuya madrina es Jennifer Aniston) y en octubre de 2010, seis meses antes del estreno de la tercera entrega de “Scream”, anunciaron su separación. Firmaron el divorcio en 2013 y declararon mantener un profundo cariño por el otro.
David dijo que la primera señal de crisis en su matrimonio surgió cuando él y Courteney estaban celebrando su 11° aniversario de bodas. “Fue el 12 de junio y ella dijo: ‘Ya no quiero ser tu madre’”, confesó el actor “No lo entendí en ese momento”. Poco después, dijo David, Courteney comenzó a hablar sobre la separación. “Me sentí realmente abandonado en ese momento, como si ella hubiera roto el trato”. En ese momento, el actor también pensó que su esposa podría estar teniendo una aventura con alguien del elenco de “Cougar Town”. Al principio no asumió la responsabilidad del fracaso de su matrimonio. “No estaba conectado con lo que realmente estaba pasando en absoluto. No lo afronté de una manera madura u honorable en absoluto”. Afortunadamente, la ex pareja logró sanar heridas del pasado.
Los actores optaron por ser buenos amigos estos últimos años. “Él es mi persona favorita en el mundo”, dijo Cox tiempo después en una entrevista. A su hija Coco, hoy de 17 años, le picó el gusanillo de la actuación, aunque no es una gran fanática del trabajo de sus padres. “A ella no le gusta ver nada de lo que hacemos”, reconoció la protagonista de “Friends”.
Durante su aparición en Late Night de Seth Meyers en noviembre pasado, Arquette recordó las películas de “Scream” que él y Cox protagonizaron juntos. “En la primera película nos estábamos enamorando. En la segunda, ella me odiaba”, bromeó la estrella de Hollywood.
Arquette se casó con la productora Christina McLarty en 2015 y la pareja tuvo dos hijos. En tanto, Cox está en una relación con el músico irlandés Johnny McDaid desde 2013, luego de conocerse por medio de un amigo en común, el cantante Ed Sheeran.
Ahora ambas estrellas, así como la actriz original de “Scream”, Neve Campbell, volvieron a interpretar sus famosos papeles para la quinta entrega, que tan sólo en una semana en los cines se convirtió en un gran éxito y recaudó más de USD 100 millones a nivel mundial.
En una reciente entrevista, la ex pareja reflexionó sobre cómo fue volver a trabajar juntos. Reencontrarse en un set, y encima en la saga donde todo comenzó para ellos, fue algo que los conmovió, en especial a David. En conversación con The New York Times, Arquette confesó: “Han pasado 25 años de nuestras vidas. Hemos crecido juntos, tenemos una hija. Y el poder volver a actuar junto a Courtney, fue una experiencia catártica”.
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