Aunque muchas personas creen que la televisión mexicana nació a la par de los melodramas que han estado presentes hasta nuestros días, la realidad es otra. El teleteatro fue el primer producto que fue transmitido en México; estos derivaron del radioteatro, que a su vez se inspiró en las obras de teatro más populares, especialmente de autores españoles.
El teleteatro prácticamente es el “hijo” directo del teatro, que usó obras de teatro adaptadas a la televisión o historias originales escritas para este medio, pero con la estructura dramática teatral.
La televisión inició actividades en México con el canal 4 en 1950, y en 1951 salió al aire XEW TV canal 2. Para este momento la televisión era como el internet actualmente; un espacio no regulado donde los creadores de contenido de los medios de comunicación tradicionales no se atrevían a participar en el formato naciente, principalmente por desprestigio y poca trayectoria.
El primero en experimentar con teatro a través de la televisión fue Fernando Morett, quien presentó algunos intentos hasta lograr hacer Teatro de la TV con Luis Aragón -único actor que se atrevió- . A muchos actores y actrices de radio y teatro se les hizo la invitación para formar parte de la nueva gran apuesta de la época, pero nadie aceptó. Este fue el primer teleteatro mexicano en la historia.
A pesar de su negativa recepción por parte del gremio actoral, las pocas personas que para ese momento tuvieron acceso a una televisión y señal -solo había en Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara- aceptaron muy bien la apuesta. Con la permanencia de dicha entrega, Brígida Alexander dio la oportunidad a muchos jóvenes actores -realmente principiantes- porque los protagonistas de algunas películas de la Época de Oro pensaban que la televisión podía manchar de manera negativa su trayectoria como actores y ya no serían tomados en serio.
Pedro Infante fue una de las principales figuras que fueron invitadas a hacer televisión, pero su respuesta siempre fue un rotundo “no”. A pesar de que tuvo su primer papel importante en la película La feria de las flores del año de 1943, el cantante y actor mexicano creía que la televisión era un retroceso para todo lo que el séptimo arte había creado, según Manuel Bauche Alcalde en el libro Apuntes para una historia de la televisión mexicana II.
El gran Ernesto Alonso o también conocido como El Señor Telenovela, fue otro de los actores que se negaba a hacer teleteatro pues consideraba que la poca distribución de soportes reproductores no permitiría que el talento fuera consumido en su totalidad; esta idea cambió tiempo después:
“Yo no creía mucho en la televisión. Me asustaba. Al principio me costó trabajo adaptarme, pero le fui tomando cariño. Hice muchos teleteatros y después, en 1959, don Emilio Azcárraga Vidaurreta me invitó a producir”; mencionó Ernesto Alonso para Baucher Alcalde, años después de que Luis de Llano logró hacer que entrara al medio en el cual se convertiría en una leyenda.
Por otra parte, el teleteatro fue el semillero de figuras como Raúl Farell, Lucy Gallardo y Silvia Pinal quien sí creyó en la nueva plataforma de entretenimiento y decidió participar en la televisión a pesar de que el cine de oro mexicano la estaba dando la oportunidad de ser una de las divas más populares en la historia del país.
El teleteatro tuvo su versión infantil en 1954 que duraría 17 años gracias al carisma de Enrique Alonso, su creador. Sara García, la abuelita del cine nacional, también formó parte de este formato de la televisión; Media hora con la abuelita, fue el teleteatro de la actriz que intentó contrarrestar el éxito que el Box y la Lucha Libre comenzaban a tener.
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