Rosita Quintana, una de las estrellas más aclamadas dentro de la Época de Oro del cine mexicano, siempre fue una joven que se sintió a traída por el arte, razón que la llevó a ser expulsada de un colegio de monjas por romper las reglas.
La actriz nacida en Argentina llegó a ser una de las favoritas del público al compartir cuadro con importantes actores como Pedro Infante, Jorge Negrete, Pedro Armendáriz, pero principalmente con Germán Valdés Tin Tan.
Antes de que Rosita llegara a la fama con películas como Calabacitas tiernas, estudió como cualquier niña en un colegio, pero en uno de monjas. La actriz fue alumna del famoso Instituto María Auxiliadora, que está presente en todo el mundo. No obstante, su tiempo en esta escuela fue corto.
Y es que su abuela, Carmen Alonso, fue una apasionada de la música. Siendo de Argentina, el tango fue su género preferido, por lo que se dedicó a él, además fue guitarrista. Rosita, poco a poco e incentivada por su abuela, también se fue convirtiendo en una niña interesada en la música, principalmente en el canto.
La protagonista de Serenata en México llevaba su gusto por el tango a donde fuera, por lo que el colegio no fue una excepción. Quintana comenzó a esconderse de las monjas durante sus recesos para poder interpretarle a sus amigas algún tango, pero no duró mucho, pues llegó el día en que la atraparon y todo acabó.
Por muchos años el tango fue considerado por la Iglesia Católica como algo indecente, y para poder interpretarlo o bailarlo se necesitaba de un permiso especial, pues se aseguraba que había nacido de entre los prostíbulos y cantinas.
La llamada Dama de América fue expulsada del colegio por las monjas, quienes le señalaron que era inaceptable que una niña interpretara ese género de música, sobre todo frente a otras menores y en un lugar que era administrado por la iglesia.
Pese a que Rosita tuvo que pagar este castigo sólo por seguir su pasión, no fue regañada, menos por Carmen Alonso, quien más bien festejó el comportamiento de su nieta.
La abuela de la actriz felicitó a la niña y le regaló su primera guitarra, además, la llevó a su primera escuela de canto, siempre motivando a Rosita seguir sus pasos en la música, fue así como comenzó la carrera artística de la argentina.
Cuando tan solo tenía 15 años, Quintana se convirtió en una de las vocalistas de la orquesta de los hermanos De Caro, una de las más famosas, hasta la fecha, de tango. No tuvo que pasar mucho tiempo para que otros productores comenzaran a poner la mirada sobre Rosita, pues su talento era algo evidente.
Tras haber aceptado una propuesta de trabajo en una puesta en un teatro que ofrecía varias funciones de tango. Jorge Negrete, quien tenía amplios conocimientos en el canto, la vio haciendo una de sus interpretaciones y no dudó en invitarla a comenzar su carrera en México, también cantando, pero pronto se convirtió en actriz.
Debutó en el filme La santa del barrio, donde no sólo su talento conquistó a los mexicanos, sino también su evidente belleza. Su fama se catapultó con Calabacitas tiernas, película que protagonizó con Tin Tan, donde hizo su debut Ramón Valdés bailando con ella y su hermano.
Rosita nunca dejó de lado su pasión por el canto, pues estando en México también le dio una oportunidad a la música regional mexicana.
SEGUIR LEYENDO: