La inigualable belleza, carácter y talento de María Félix cautivaron al mundo durante la época de oro del cine mexicano. Su carrera artística la posicionó como una de las actrices más reconocidas del país, no obstante, la vida personal de María Bonita estuvo rodeada de amores y escándalos que la acompañaron hasta sus últimos días.
La primera vez que María Félix llegó al altar fue en 1931 con el vendedor de cosméticos Enrique Álvarez Alatorre con quien también tuvo su primer y único hijo. Tiempo después, la primera actriz comenzó a abrirse camino en el mundo del espectáculo y a relacionarse con gente del medio en donde conoció a Agustín Lara.
Tras un primer matrimonio fallido, la doña optó por darle una nueva oportunidad al amor y en 1945 se casó nuevamente, esta vez con el también llamado flaco de oro. Cabe mencionar que al mismo tiempo que consumó su matrimonio con el compositor, María Félix comenzaba a formar una muy buena amistad con una de las pintoras más icónicas de la época: Frida Kahlo.
En aquel entonces, Frida Kahlo se había casado por segunda ocasión con el muralista Diego Rivera, quien fuera el gran amor de su vida. No obstante, la relación entre ambos pintores siempre estuvo rodeada de infidelidades y escándalos que los acompañaron hasta el día de sus respectivas muertes.
La amistad entre la primera actriz y la pintora mexicana creció tanto que incluso María Félix solía quedarse a vivir por días en la célebre Casa Azul de Coyoacán donde disfrutaba ver a Diego y a Frida pintar, incluso Kahlo decoró una de las paredes de la casa con la leyenda “Cuarto de María Félix, Frida Kahlo y Diego Rivera”
“A Frida la quise tanto como a Diego, era inteligente, divertida, lépera como ella sola. Soportaba sus penas exteriormente muy bien pero yo notaba que sufría muchísimo, la recuerdo metida en aquellos aparatos físicamente desecha pero con el espíritu en alto”, declaró María Félix sobre Frida de acuerdo al canal de YouTube María Félix Vlogs.
Tras divorciarse de Agustín Lara, María Félix encontró un refugio a lado de los pintores quienes estaban totalmente cautivados con su presencia y personalidad.
Por su parte, Frida atravesaba un momento doloroso en su vida, pues su condición de salud empeoraba cada día más. La pintora mexicana disfrutaba que La Doña viviera con ellos, ya que cuando esto pasó, ella estaba lisiada y no tenía razón para sentir celos, incluso, se identificaba con Diego, pues ambos amaban a la actriz.
En distintas ocasiones, Diego Rivera le confesó a María Bonita su amor pero ella lo rechazaba tajantemente, al inicio creyó que todo era una broma hasta que en una ocasión el muralista le propuso matrimonio y la misma Frida Kahlo, a través de una carta, le pidió a Félix que aceptara la propuesta.
A pesar de ello, María Félix rechazó toda propuesta de Diego Rivera pues confesó no sentirse atraída por él ya que no lo consideraba particularmente agraciado.
El carácter fuerte de la doña siempre fue uno de sus mayores atributos pues se sabe que no temía nunca a decir lo que pensaba. Bajo ese contexto ella siempre dijo que no le gustaban las pinturas de Diego, incluso rechazó totalmente un cuadro que el artista le hizo como muestra de su admiración y respeto.
Actualmente dicha obra se encuentra desaparecida y el último dueño del que se tiene registro fue el mismo Juan Gabriel quien compró el retrato de María Félix elaborado por Diego Rivera por 15 millones de pesos al doctor José Álvarez Amézquita. A pesar de que esta millonaria obra aparece en los bienes que dejó el cantante, en 2016 después de su fallecimiento se comunicó que se desconoce el paradero de la misma.
El vínculo entre los pintores y María Félix se rompió a raíz de la muerte de Frida, pues la actriz se encontraba de viaje en París y Diego nunca le avisó del deceso de la pintora. Fue hasta que regresó a la Ciudad de México que visitó de nuevo la enigmática Casa Azul y encontró únicamente la cama vacía de quien fue por años su entrañable amiga.
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