El Chavo del 8 es, sin duda alguna, la producción que más historia generó sobre todas las demás creaciones de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito. Tan grande fue el impacto obtenido, que hasta formó su propio lenguaje.
Claro, no inventó un idioma propio, pero sí utilizó diferentes palabras a lo largo de los casi 300 episodios para hacer referencia a situaciones muy específicas, las cuales no se pueden definir con ningún diccionario y sólo los miembros de la vecindad entendían.
Una de las palabras que más dudas causó fue Garrotera. Era utilizada cuando El Chavo se asustaba tanto que quedaba en una posición bastante graciosa, completamente rígida, de la cual no podía “escapar” a menos que le aventaran agua.
Según el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), es el femenino de garrotero, o sea una “persona que presta dinero a corto plazo e interés elevado”, aunque tiene otra acepción para definir “cada una de las estacas que forman los adrales del carro”.
No obstante, en el contexto del programa hace referencia al verbo engarrotar, “entumecimiento de los miembros”. Este significado es más cercano a la serie, pues describe la acción que está realizando El Chavo cuando es sorprendido.
Otra palabra que marcó a los espectadores del show fue Chanfle. De inmediato recordamos a otro entrañable personaje de Chespirito que tiene el mismo nombre. Claro que es una referencia a aquel nada ortodoxo futbolista que jugó con el América, pero cuenta con otro significado.
Según la RAE, es un “golpe o corte oblicuo producido en alguna cosa”, pero en la vecindad lo usan para demostrar sorpresa ante un acontecimiento bueno o malo que haya sucedido dentro o fuera del inmueble.
La chiforimpula es, probablemente, una de las más extrañas que se escucharon durante las transmisiones y eso tiene una explicación. Esta palabra fue completamente inventada por Gómez Bolaños para referirse a algo que no es específico.
Esta rimbombante expresión nació en el capítulo titulado “Examen con los padres”. En éste, El Chavo hace un dibujo para su prueba. Al ser cuestionado por el Profesor Jirafales sobre qué fue lo que representó, lo bautizó como chiforimpula.
Si de palabras que inician con “ch” se habla, no hay que olvidar la dicha, casi todo el tiempo, tanto por Quico como por su madre, Doña Florinda, para referirse a Don Ramón y a diferentes habitantes de la vecindad: chusma.
Según la Academia Española, es definida como “conjunto o multitud de gente grosera o vulgar”, aunque también puede ser utilizada para hablar de una “persona chismosa y entrometida” o se refiere a un “conjunto de los galeotes que servían en las galeras reales”.
No se puede dejar a un lado otra de las palabras que más repite El Chavo cuando comete algún error: chispotear. En las escenas en las que se puede escuchar, es porque uno de los personajes dijo o hizo algo de manera involuntaria y causó un resultado nada esperado.
Aunque la RAE no lo tiene incluido en su diccionario, en algunas consultas resueltas por medio de redes sociales, indicó que se trata una “figura en varios diccionarios americanos con diversos significados según el país”.
En Puerto Rico significa rociar; en Colombia habla sobre una persona que saltó sobre alguien o algo y lo mojó o manchó; en Honduras es sacar chispas; mientras que en México mantiene el significado de la serie.
Chespirito también utilizó palabras coloquiales que sólo los mexicanos entienden, por ejemplo, un chipote. En los programas de Gómez Bolaños se utilizaba para describir el arma utilizada por El Chapulin Colorado para pelear contra sus enemigos, pero para la RAE es sinónimo de chichón, o sea un “bulto que de resultas de un golpe se hace en el cuero de la cabeza”.
Los insultos no podían quedar atrás, y hay uno favorito que se escuchó en el programa. Se trata de chichicuilote, con el cual hace enojar a Don Ramón, pues lo describe como una pequeña ave con dos patas altas, delgadas y largas, como las del entrañable personaje.
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