María Félix es una de las mujeres dentro de la Época de Oro del cine mexicano con un carácter fuerte, a quien parecía afectar emocionalmente pocas cosas. Sin embargo, algo que nunca podría olvidar, pues la marcó para toda la vida, fue cuando en vísperas de Año Nuevo murió su esposo Alex Berger, con quién estuvo unida en matrimonio por 18 años.
Una de las parejas con quién más tiempo duró María Félix, fue con Alex Berger, un banquero francés. Ellos se conocieron en una fiesta de la Embajada de Francia en México, cuando Agustín Lara, con quién estaba casada La Doña, fue invitado a amenizar la noche y ella lo acompañó.
Tras terminar su relación con el Flaco de Oro, enamorarse de Jorge Negrete y que éste muriera, encontró a Berger en un bar de Francia, donde habría comenzado si historia de amor.
Se casaron el 22 de diciembre de 1956 a las afueras de París. La boda fue una celebración muy privada, a la cual no pudo acceder la prensa, pues el banquero estaba a contra de ser una persona con mucha atención mediática, contrario a su esposa.
Félix siempre se dijo muy enamorada de su pareja, lo admiraba como persona, pero también como empresario. En su libro, ella explica que para ella, Berger era un hombre de quien podía aprender mucho, ya sea porque eran de distintas culturas, o porque era muy empático y generoso.
Durante su matrimonio intentaron convertirse en padres, por primera vez, después de haber tenido a su hijo Enrique, María estaba dispuesta a volver a embarazarse, sin embargo, tuvo un aborto, por el cual se prometió nunca intentarlo otra vez.
En varias ocasiones, la actriz aseguró que el francés quizás no fue al hombre que más amó, pero sí al que mejor amó.
Compartían muchos de sus gustos; ambos eran apasionados de los caballos, del cine, del teatro, de los lujos y de tener una vida llena de extravagancias, por lo que su relación logró durar 18 años, y sólo se terminó porque la muerte los obligó a darle fin a su historia.
La última vez que salieron juntos fue en 1974 y fue para cenar en el restaurante Maxim’s, uno de los más célebres de París. En octubre de ese año Alex Berger comenzó a tener fuertes malestares, poco después de la muerte de la madre de La Doña. Al banquero lo diagnosticaron con un cáncer pulmonar avanzado, algo que hizo que la actriz decayera aún más, pues sabía que tendría que enfrentar otra pérdida en poco tiempo.
Al ver el mal estado en el que estaba su esposo, la protagonista de Tizoc le pidió al médico que lo atendía que le recetara algo para poder salir de la depresión que la estaba atormentando, a lo que el experto le recetó pastillas para dormir, las cuales ya nunca pudo dejar.
Dos meses después, durante la Noche Vieja del mismo 1974, Berger falleció. Pese a que su marido no tenía religión, ella decidió darle el último adiós con una misa de cuerpo presente en la Catedral de París, y lo sepultó poniendo una cruz en su tumba, pues La Doña pensaba que así su esposo no se iría tan desamparado.
Este fue uno de los eventos que más marcaron a Félix, pues al perder a quien fue su pareja por casi dos décadas, se entregó a su depresión desde ese 1 de enero de 1975.
Por un año, la actriz no lograba ver algo bueno en la vida, una razón para estar feliz. Se pasaba todo el día encerrada en su cuarto y sólo tomaba pastillas para dormir, para despertar y para sentirse bien a lo largo de su jornada. La tristeza era tan profunda que en muy pocas ocasiones le permitía comer, así bajó 18 kilos.
Al poco tiempo, María tuvo que hacer frente al proceso legal por la herencia del francés, algo que acabó con sus nervios, pues la hija adoptiva de Berger quería tener el 50% de los bienes de su padre, cuando sólo podía tener el 25 por ciento.
La forma en que la histrionisa logró salir adelante fue con ayuda profesional. Un amigo médico la llevó a una clínica en donde, poco a poco, le quitaron las pastillas con las que vivía sólo dándole placebos.
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