Sara García, quien se caracterizó por ser la eterna abuelita de las películas de la Época de Oro del cine mexicano, en realidad también disfrutaba de mostrarse en algunos proyectos con su imagen verdadera, sin las horas de maquillaje y peinado encima.
La llamada Abuelita de México, Sara García, desde antes de alcanzar los 50 años ya sólo hacía castings para papeles de mujer de edad avanzada. Algunas veces se pintaba todo el cabello de blanco, mostraba problemas para caminar y hablaba como si le faltaran dientes sólo para convencer al público de que era una abuelita.
Pero antes de eso, García comenzó su carrera artística cuando tenía poco más de 20 años. Tenía una gran afinidad y sensibilidad por las expresiones artísticas, por lo que en la película En defensa propia no tuvo problema para sobresalir por sus dotes actorales.
Gracias a dicha cinta la invitaron al teatro, en donde trabajó por años. En este mismo ambiente nacieron varios mitos sobre la primera actriz; según señaló la prensa, Sara habría sido escogida para protagonizar la puesta en escena Mi abuelita la pobre.
Debido al compromiso que sentía por su trabajo, la histrionisa desempeñó de forma inaudita su papel, pero ella sentía que algo le faltaba para que su público le creyera completamente que era una abuelita. Por tanto, García se habría quitado parte de sus piezas dentales, para ese entonces tenía 39 años.
El mito también apunta que, supuestamente, cuando la llamaron para que a los 45 años hiciera el casting para Allá en el trópico, película en la que también tendría que ser una abuelita, se quitó 14 piezas dentales, además, se habría hecho fracturar la rodilla para presentar molestias reales.
Todo esto fue desmentido por Ana Martín, quien aseguró que Sara, con quien trabajó en casi una decena de cintas, nunca habría hecho eso sólo por una película. Según recordó la actriz, lo que en realidad hizo su compañera fue quitarse algunas piezas dentales porque había tenido fuertes problemas con sus dientes.
La misma enfermedad bucal la obligó a retirarse aquellos dientes que ya no le servirían, y una vez que se los quitaron, ella decidió aprovechar su apariencia natural para los papeles en los que tenía que interpretar a una persona mayor.
Otro de los rumores más escandalosos de la juventud de Sara fue cuando se dio a conocer que, supuestamente, ella sentía atracción tanto por hombres como por mujeres.
Y es que el Obituario LGBTTTI Mexicano e, incluso, el actor Manuel “Flaco” Ibáñez han asegurado que la actriz mantenía una relación amorosa con Rosario González desde su juventud, pues se habrían conocido de pequeñas al ser compañeras en el colegio de las Vizcaínas.
Durante casi toda su vida estuvieron juntas; Rosario ayudaba a García a tomar decisiones importantes, la aconsejaba y la apoyaba en todo. Se rumoró que su cercana relación las habría llevado a vivir juntas hasta que murió la actriz.
Por otro lado, uno de los aspectos casi desconocidos de la juventud de la Abuelita de México, es que se casó muy joven, en 1918, con Fernando Ibáñez y tuvo una hija, Fernanda Mercedes, en 1920. Sin embargo, el matrimonio decidió separarse, es por ello que gran parte de las fotos de Fernanda son sólo con su madre, y no con sus dos padres.
Ya que la actriz fue quien se encargó de la niña, Fernanda siempre acompañaba a su madre a los teatros y sets de grabación, lo que la incentivó a también convertirse en actriz, participando como extra en algunas producciones.
Una de las más grandes tragedias de Sara fue precisamente a partir de Fernanda, pues la joven falleció a los 20 años de tifoidea.
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