Jorge Negrete fue de los cantantes y actores más importantes de México, su legado hasta hoy permanece en en el pueblo y muy bien conservado, pero antes de llegar a la fama de la que gozó en su país, hizo el intento por triunfar en otras áreas del entretenimiento desde Estados Unidos.
El llamado Charro Cantor saltó a la fama gracias a la película Cuban Nights en EEUU, después, en su regreso a tierras aztecas, tuvo sus primeras apariciones en la pantalla con algunas producciones, entre ellas El cementerios de las águilas y El fanfarrón. Ambas fueron muy bien recibidas por el público y su nombre ya comenzaba a figurar entre los grandes personajes del séptimo arte.
Pero tuvo una época en blanco a partir de 1939, cuando decidió aceptar firmar un contrato en país vecino del norte con la empresa Fox. Su futuro era prometedor porque ese documento indicaba que seguramente triunfaría en Hollywood, al lado de las grandes figuras del cine.
Fueron varios los artistas latinos que aceptaron la propuesta de Fox de incursionar en el entretenimiento estadounidense, sin embargo, el contrato indicaba que las películas que filmaran serían en español, lo que significaba que en realidad serían dirigidas para un público muy segmentado.
Pese a ello, todos aceptaron darle su exclusividad a esta compañía y mudarse a EEUU, entre ellos se encontraba también la argentina Amanda Ledesma. Emocionados, aguardaron el momento en que comenzarían el proyecto, sin embargo, nunca se filmó película alguna.
Tras varios meses, los actores y actrices se dieron cuenta de que el contrato no era del todo cierto pues ninguno había trabajado en grabaciones y, entre sus investigaciones, se dieron cuenta de que en realidad se trataba de un boicot de Norteamérica para la industria del entretenimiento de habla hispana, pues justamente habían atraído con este acuerdo a artistas que tenían un futuro prometedor.
“Sucedió porque querían nulificar a los actores latinos, por temor a que su incursión en el cine americano fuera un peligro para las luminarias de Hollywood ya que esto les podía representar una fuerte competencia. Fueron los artistas hollywoodenses a los que no les pareció y buscaron hacer este boicot”, recordó Diana Negrete en una entrevista radiofónica.
El protagonista de ¡Ay, Jalisco, no te rajes! se dio cuenta de que los más inteligente era quedarse con el contrato y permanecer en Estados Unidos por el tiempo indicado, pues si no lo incumpliría y eso significaría un gran gasto si es que le imponían una demanda.
Negrete entonces pensó que sería buena idea nuevamente intentar hacerse camino para incursionar en uno de sus sueños: cantar ópera.
Y es que antes de incursionar en la actuación, estando en Nueva York, el Charro Cantor hizo una audición en la Metropolitan Opera House. Fue aceptado para integrarse, pero eso significaba que él tenía que costear su vida en Norteamérica con muy poco apoyo económico y, además, tenía que pagar su inscripción al coro, pues fungía como una academia, así que él desistió de su sueño.
La historia se pudo haber repetido en esta ocasión, nuevamente por su situación económica, así que otra vez lo dio por perdido.
Continuó cantando y también trabajó siendo presentador en un salón, aunado a ello, fue traductor de canciones.
Jorge Negrete tampoco quería regresar a México con el corazón roto y sin haber tenido un sólo logro en Estados Unidos como se lo había imaginado, pero se reencontró en Miami con Elisa Christy y el amor les habría indicado que lo preciso era contraer matrimonio, así que eso hicieron. Esto habría mejorado el humor del cantante.
Al poco tiempo, el guanajuatense comenzó a recibir muchas propuestas para protagonizar en México, y hubo una sola que lo convenció, esta se trató de ¡Ay, Jalisco, no te rajes!, la película que finalmente lo catapultaría a la fama internacional.
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