Verónica Forqué alegre. Verónica Forqué triste. Verónica Forqué fuera de sí. Verónica Forqué zen… Verónica Forqué muerta. Mientras España llora, se repasa el papel de la actriz en la última edición de MasterChef Celebrity. Y se cuestiona si la productora del programa, Shine Iberia, estiró en demasía su presencia en el show.
Entre septiembre y noviembre los españoles volvieron a ver a Forqué en las pantallas de televisión. Sentados en el sofá de su casa y comentando en redes sociales lo que veían. Ella llevaba años con depresión. Lo había dicho, era público. Estaba atrapada desde 2014, cuando se separó del hombre con el que había compartido su vida desde 1981. El padre de María, su única hija. Tres años antes había muerto su único hermano.
Una depresión que ya hace dos años la llevó a decir que no a MasterChef. Entonces no se vio con fuerzas. Aceptó, sin embargo, a comienzos de este año y emprendió la aventura. [El programa se graba en mayo, junio y julio pero no se emite hasta el último trimestre del año].
Durante 10 programas ella fue la estrella, la protagonista de las escenas más sorprendentes, hilarantes y exasperantes.
Se convirtió en diana de los haters, que en las redes sociales no ahorraban insultos, descalificaciones, insultos. Cada lunes, las redes ardían: “Esta señora necesita una camisa de fuerza”… “Déspota, maleducada, insoportable”… “Prueba a ir a un psicólogo a ver si se te bajan los humos y la locura un poco”… Esto se decía de Forqué. Cuando se conoció su muerte, ayer, 13 de diciembre, los odiadores fueron odiados.
Forqué abandonó MasterChef. No la echaron. Se fue. A las puertas de la final. Su cuerpo, su cabeza dijeron basta. Tanta tensión, tantas emociones, tanta dureza…
La vida quiso que junto a ella participara en esta edición del programa otra ‘chica’ Almodóvar, Victoria Abril. Ella, Abril, habló claramente de sus depresiones, de sus tristezas, acentuadas por los confinamientos que llegaron de la mano del coronavirus que comenzó a asolar el planeta allá por el primer trimestre de 2020.
Abril, sumida “en una depresión” durante los meses previos a la grabación del programa, dijo que MasterChef Celebrity había sido para ella una terapia contra la tristeza.
Y Forqué dijo algo similar. En septiembre, cuando el programa se presentó a los medios de comunicación, Forqué dijo feliz: “Masterchef ha sido una experiencia muy intensa. Lo pasé bien, mal, de todos los colores, pero he aprendido mucho”.
Hoy la carga de la prueba sobre la muerte de Verónica Forqué se ha puesto de forma indirecta sobre Shine Iberia. La CEO de la empresa que produce MasterChef, Macarena Rey, ha sido tajante: “No tenemos nada que decir y no vamos a entrar en estos debates. Sólo sentimos muchísimo lo que ha pasado. Verónica fue una mujer maravillosa, una magnífica compañera y fue muy feliz en el programa, todos lo vimos”.
Pepe Rodríguez, uno de los tres miembros del jurado y quizá la persona que más relación, más próxima y más cariñosa tuvo con Forqué, eludió el conflicto: “La gente siempre te va a criticar, vayas bien o vayas mal de audiencia o, en este caso, cuando ocurre una noticia tan desgraciada como esta. Lo que a nosotros nos interesa es lamentar la pérdida de una persona maravillosa. Que la gente diga lo que quiera porque nosotros tenemos la conciencia limpia”.
Desde Radio Televisión Española (RTVE), la cadena pública que emite el programa, han preferido no hablar porque, sencillamente, consideran que no se puede vincular la muerte de la actriz con su paso por MasterChef.
Sin embargo, la presidenta de la Asociación de Infomadores de Cine de España (AICE), María Guerra, ha lamentado que la imagen de Forqué, “alegre y divertida, se haya visto empañada por su participación en programas de televisión que explotan la fragilidad humana”.
Guerra ha recordado que la Asociación acaba de galardonar con el Premio Feroz de Honor a la actriz. Al respecto de la participación de Forqué en Marsterchef, ha añadido: “Nos preocupa que se utilice la fama del cine para fines espúreos y sobre todo para mostrar la debilidad y la fragilidad de intérpretes en momentos delicados de su vida”.
“No te llevan la maleta, la llevas tú”
La propia Forqué fue clara sobre su participación en el programa. “Allí no te llevan la maleta, te la llevas tú”, explicó en una entrevista durante la presentación de MasterChef Celebrity previa a la emisión en antena. “Hemos perdido los papeles, todos, pero luego los hemos recuperado. Ha sido tan divertido... Allí todos éramos igual de desgraciados. Es un programa donde la humildad está presente todo el tiempo, o eres humilde o fatal”, añadía.
Sí. Como dijo, lo “pasó bien, mal, de todos los colores”. Con una amplia sonrisa en su cara, su sonrisa perpetua, explicaba días antes de que el programa llegara a las pantallas de los españoles: “Cuando los jueces te dicen ‘¿Lo que tú has hecho quieres que lo probemos?’ Y, claro, tú pierdes los papeles, pierdes tu lugar en el mundo. Te conviertes en una desgraciada con un mantel todo pringado, es muy humillante”.
Eso es lo que se vio en la pantalla. A un mujer intensa, tan divertida como tirana, tan calmada como fuera de sí, mandona y dulce al mismo tiempo. Sus compañeros huían de ella porque no había manera de hacerla trabajar en equipo, porque no respetaba a los capitanes y tomaba sus propias decisiones. En ocasiones no se sabía si estaba actuando o, realmente, su comportamiento era natural.
Todo el espectáculo aguantó hasta el programa 10. Entonces la actriz tiró la toalla. Cuando los aspirantes a mejor chefs de España se preparaban para la última prueba, el presentador principal, Pepe Rodríguez, comunicó que la actriz no acudiría. Entonces se oyó la voz en off de Forqué: “Pepe, soy Verónica. Jefe, no tengo buenas noticias. No me encuentro bien, estoy agotada. He luchado diez semanas, la experiencia de las mejores de mi vida. Usted sabe que yo soy muy luchadora y estoy aprendiendo mucho. Qué lástima, siento no poder estar a la altura pero es que no puedo, el cuerpo no puede, no puedo con mi alma. Volveré cuando esté buena”.
Forqué volvió a presenciar la gran final. Estuvo en el balcón de los eliminados. Con su sonrisa, sus comentarios y su dulzura. Todos sus compañeros de programa han destacado sobre todo eso, su dulzura, su calidez. Los que más se pelearon con ellos, los que nunca querían trabajar en equipo con ella, los que se enfrentaban a ella. Las peleas, los gritos, los malos modos siempre se traducían, programa a programa, en abrazos, besos, sonrisas… Hasta que ella se fue.
Los mensajes de pésame no han dejado de producirse en las últimas horas, desde que el lunes al filo de la una de la tarde saltó la noticia. El cuerpo de Verónica Forqué se encuentra la mañana del martes en el Instituto Anatómico Forense, donde se le practica la autopsia preceptiva para certificar la causa de su muerte. Todo apunta a su suicidio.
La capilla ardiente se ubicará mañana, miércoles 15, en el Teatro Español, en el centro de Madrid. Será un adiós multitudinario, en un invierno de sol. Será un adiós inmenso desde las 11 de la mañana hasta las cuatro de la tarde que cerrarán sobre un escenario cinco décadas de una carrera enorme: cuatro premios Goya, musa de Almodóvar, actriz con Berlanga, Amiñán, Trueba, Colomo… Cristal y Kika como personajes inolvidables. Escenas míticas en La vida alegre, ¿Qué he hecho yo para mercer esto?, Bajarse al moro…
En las últimas semanas se la veía por su barrio de Madrid un tanto ausente, según han contado vecinos de la actriz a El Mundo. Sentada en un banco del parque de Berlín. Horas antes de su muerte había estado con su hija. Ella marchó, pero Forqué se quedó con una amiga. La amiga que la encontró tirada en el baño y que avisó a los servicios de emergencia. Cuando llegaron, ya estaba muerta.