A principio de la década de 1970, y tras una prolífica carrera como escritor y guionista, Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, decidió crear sus propios programas entre los que incluyó uno de los más reconocidos a nivel internacional: El Chavo del 8.
Muchos fueron los personajes que aparecieron en esta vecindad llena de múltiples problemas que pareciera nunca se terminarían. El Chavo, Chilindrina, Quico, Ñoño, Godínez, El señor Barriga y, claro, uno de los más queridos, Don Ramón.
Ese hombre delgado, con bigote, piel arrugada por la edad y que siempre tenía puesta la misma ropa: gorro, pantalón de mezclilla y playera negra, siempre le arrebató una sonrisa a los televidentes durante los años en los que estuvo dentro del show.
No obstante, una de las situaciones en las que siempre se veía envuelto, era en el pago de la renta. Don Ramón vivía el departamento número 72 de la vecindad a cargo del Señor Barriga, quien diario pasaba a cobrarle los 14 meses de renta que le debía.
En pocos, si no es que nulos, capítulos se ve al padre de la Chilindrina pagar. Tampoco se le vio trabajar, pero sí se empleó en algunos oficios para obtener alguna ganancia y, con suerte, saldar su deuda.
Muchos fueron los trabajos que el personaje encarnado por Ramón Valdés realizó a lo largo de los capítulos. Algunos cuentan hasta 27, pero en ninguno duró más de un programa, pues la situación del episodio le arruinaba sus planes.
Algunos de los oficios que Don Ramón realizó fueron abogado, carpintero, maestro de música, barbero, boxeador, zapatero, entrenador de fútbol, albañil, pintor, maestro de coro, jardinero, fotógrafo, Electricista, organizador de eventos.
También se le pudo observar como recuperador de mascotas, representante de artistas, profesor, lechero, ropavejero, torero, cantante, churrero, globero, peluquero, mecánico, yesero y como repartidor de leña.
Cabe recordar que también fue tendero, pero no en la serie original creada por Chespirito, sino en aquel show producido por Carlos Villagrán que se llamó Federico, el cual “pegó” más en algunos países de Latinoamérica.
El día que Don Ramón pagó la renta
A pesar de las carencias de Don Ramón y su hija, hubo un capítulo en el que juntó los 14 meses de renta que debía para pagarle al Señor Barriga quien, harto del adeudo, decidió entrar al departamento 72 y sacar todas las cosas al patio de la vecindad.
Ahí, y ante la incredulidad del Chavo y la Chilindrina, los cuales pensaban que se trataba de una remodelación total, Don Ramón comienza a pedirle tiempo al Señor Barriga, pues aseguraba que tenía el dinero justo en un sobre, aunque no recordaba dónde lo había puesto.
De esta manera, y después de algunas risas, halla el sobre que se encontraba muy bien escondido en un ropero. Nunca hace mención sobre de dónde obtuvo la cantidad, pero puede pensarse que con meses de ahorro en sus más de 25 empleos que realizó a lo largo de los años.
De la ficción a la realidad
Cuenta la leyenda que el encargado del vestuario tenía poco trabajo con Ramón Valdés: la playera desteñida por tantos lavados, los jeans gastados y los zapatos viejos ya las traía el actor desde su casa. Todo puesto, claro. Era su ropa habitual. Pero había una prenda que el vestuarista debía tener ahí, preparada: el gorro.
Cada mañana, camino al estudio, Valdés solía acercarse a los chicos que encontraba en la calle. “Nací niño y sigo siendo chavito: tengo el carácter de niño y los chavitos me entienden bien”, había declarado el actor en varias ocasiones. Es por eso que siempre se detenía a conversar con ellos. Les firmaba autógrafos, les hacía bromas. Y uno solía llevarse de regalo el gran premio: el gorrito de Don Ramón.
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