Para la presentación de su libro, Miguel Bosé eligió a una persona de su entera confianza y que incluso considera como una amiga, es decir, Gloria Calzada, “Quería a alguien de confianza, una amiga que yo respetara”, mencionó este 4 de diciembre en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Durante la charla, explicó que su autobiografía titulada El Hijo del Capitán Trueno tenía alrededor de 800 hojas antes de la edición, pues una vez que el texto comenzó a fluir, Bosé no detuvo la escritura de su primer libro.
“Cuando tiras de la punta de un momento, vienen los recuerdos ya conciliados, las memorias llegan ya sueltas, ya en paz, ya no debes pedir perdón, que te pidan perdón, todo estaba ya resuelto, la intención es que que el lector al terminar tenga la sensación de haber leído memorias buenas”, explicó.
Gloria Calzada resaltó que entre las anécdotas de Miguel Bosé, también hay recuerdos poco gratos e incluso trágicos a pesar de haber vivido una infancia llena de privilegios a lado de sus padres. Al respecto, el intérprete de Amante Bandido reveló lo siguiente:
“Cuidadito con los privilegios, porque vienen cargados de maldiciones”
En el libro El Hijo del Capitán Trueno, Miguel Bosé relató sus más íntimas memorias pasando desde su infancia hasta antes de que fuera una estrella musical. Decidió abordar esta etapa de su vida como una manera de refugiarse durante el confinamiento por la pandemia de coronavirus:
“Para los que pasamos por trances sabemos lo importante que puede ser la fantasía en la evasión, salir y apartarse de las cosas malas y de refugiarse en lo que uno le llama seguridad (...) yo me refugié en mi infancia, me fui hacia este paraíso perdido, estaba yo apartado y según lo olía, tocaba o recordaba sabía que iba a ser el mejor de los refugios para pasar tanta desgracia, tanta desdicha”, mencionó.
En este libro, Bosé relató una de las experiencias más duras e impactantes que vivió. En su infancia, el pequeño “Miguelito” estaba enamorado de los libros, pero su padre, el reconocido torero Luis Miguel Dominguín, quería que tuviera aficiones como la pesca y la cacería, así que a los 9 años lo llevó a un safari en África donde le hicieron El novio, un ritual de iniciación bastante peculiar:
“Hacer El novio en cacería significa iniciar al que acaba de matar a su primera presa, esa iniciación es una puntada, entre más testosterona lleve en su carga, es más el nivel de bienvenida que se te da esa etnia de cazadores machos inéditos, a mí me cosieron dentro del ciervo que maté, me pusieron dentro, sacaron del animal (las vísceras), ahí me dejaron y me desmayé por la claustrofobia, la falta de aire y sobre todo por la brutalidad”, relató Bosé.
En contraste, la infancia de Miguel Bosé quedó marcada por la presencia de dos importantes pintores, es decir, Salvador Dalí y Pablo Picasso. Ambos artistas visuales marcaron la diferencia en el trato que recibía por parte de los adultos cuando era sólo un niño.
Sobre Picasso y la niñez, el intérprete de Don Diablo mencionó lo siguiente en la FIL de Guadalajara:
“Pablo tenía lo que las grandes personalidades tienen, sacar de la nada autoestima, saber escuchar, me ponía mucha atención, me hacía sentir importante, eso en aquella época, los niños éramos objetos que se enseñaban cuando llegaban visitas, a los niños se les peinaba, se les perfumaba, se les vestía, se les hacía hacer las cuatro gracias y luego subíamos a jugar otra vez. Pablo me hizo sentir muy importante y eso para mí a lo largo de años significó un bagaje de fuerza y autodeterminación en mi personalidad y más tarde, en el ámbito artístico esto daría sus frutos”.
Esa importante reflexión surgió por una importante anécdota donde Picasso reconfortó a Miguel Bosé después de que el pánico escénico lo venciera en una presentación escolar.
“Era una función de fin de curso, todos debíamos ser la tormenta, nos daban un cartón decorado para que metiéramos la cara y nos deslizáramos colgados del escenario, estaba tan nervioso que Pablo fue a esperarme, tenía 4 o 5 años y me hice pis, llegué acongojado y me dijo Pablo ‘No miguelito, no llores, eres la única nube que ha llovido de verdad, eres el único que ha hecho bien su papel, no te pongas triste’, me lo decía tan convencido...”, explicó Bosé.
Por otro lado, el surrealista Salvador Dalí se convirtió en su gran compañía, en un adulto que le dejó una buena impresión:
“Dalí era mi cómplice, en cuanto llegaba una tercera persona saltaba el Dalí que todos esperaban ver, pero cuando no, era un tipo con una visión del mundo muy peculiar, el escuchaba mis propuestas y pensamientos cuando era adolescente, los mediocres son los que se sienten denostados cuando simplemente brillas ante ellos”, explicó Bosé.
Durante su presentación, también habló sobre las siete mujeres que “se turnaron para cuidarlo”, hizo un especial énfasis en su Tata, quien acompañó y cuidó a su familia. “Fuera del escenario soy una persona de bien porque los valores me los inculcó La tata Remedios”, mencionó.
“Mi madre Lucía, mi abuela Francesca, la Tata Remedios, Osi, mis dos hermanas Lucía y Paula, y Andrea Bronston, que mis fans más primitivas, con perdón de la palabra, recordarán que estaba en mis coros y luego se fue con Camilo Sesto porque se enamoraron entonces me dejó a mí.”, explicó Bosé sobre las siete mujeres más importantes en su vida.
Finalmente Bosé lanzó un mensaje donde agradeció a las personas que lo admiran: “Yo aprovecho para deciros que la gratitud es mutua, en mi caso es enorme porque soy lo que soy gracias a todos y todas y cada uno y cada una de vosotros y de vosotras”.
También dijo que esperaba que los tiempos post- pandemia fueran excepcionales: “Hemos pasado dos años muy difíciles, muy desagradables, muy ‘espero que no se vuelvan a repetir’, nos han quitado muchas cosas, mucha gente, muchas emociones, nos han quitado una vida, un negocio; a mi me han quitado mi carrera, entonces esperamos que todo vuelva a la normalidad y que al volver, tiene que ser mejor, o si no, no la queremos”.
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