Pedro Infante fue un apasionado de los aviones, lo que lo llevó a tener accidentes aéreos que casi le arrebatan la vida, uno de ello comprometió la salud del actor al punto que le tuvieron que poner una placa de metal en el cráneo que tenía que cuidar, pues lo podía poner en riesgo en cualquier situación.
Desde muy joven, Pedro Infante se sintió interesado por las aeronaves y fue por ello que comenzó a aprender todo acerca de cómo maniobrar uno de estos transportes. Su afición por los aviones lo llevó a acumular casi 3 mil horas de vuelo y convertirse en socio de Tamsa, la empresa de transportación aérea.
Esta pasión le valió varios accidentes, algunos más graves que otros. El primero de ellos fue en 1947, cuando decidió sobrevolar en una avioneta, ya que la visibilidad era muy mala por la poca luz, el sinaloense terminó entrillándose, pero ya que no iba a una gran altura, sólo se lastimó el mentón.
Fue el 22 de mayo de 1949, sólo dos años después, cuando volvió a accidentarse, en esta ocasión debido a varios problemas que tuvo al hacer su viaje. Provenía de Acapulco acompañado de Lupita Torrentera cuando a la nave comenzó a fallarle la brújula y comenzó a volar sin rumbo, esto derivó en que se acabara el combustible por los aires de Michoacán.
El Ídolo del Pueblo se estrelló en un potrero y sus intentos por cubrir por completo a Lupita causaron que él resultara severamente lesionado. Su cráneo resultó completamente comprometido y tuvieron que someterlo de emergencia a una cirugía con la cual intentarían cubrir la parte de su cerebro que había quedado expuesta.
Según recordaba Irma Dorantes en La historia detrás del mito, médicos advirtieron que sería un procedimiento de alto riesgo, pues parte de la masa encefálica estaba sin protección y lo único que se podía hacer era ponerle una placa en la parte expuesta, esto significaba que el actor tendría que cuidar de por vida su cabeza, pues cualquier golpe sería una segura muerte.
Desde donde comienza la frente, hasta la oreja izquierda, le implantaron el metal. Algunos indicaron que la placa fue de titanio, mientras otros de vitalio o de platino.
La cirugía fue exitosa, sin embargo, Infante le prometió a todas sus parejas que a partir de ese momento nunca más volvería a pilotar un avión. María Luisa León en su libro relata que incluso se comprometió frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe a no volverlo a hacer, pero ella le habría pedido que no hiciera ese tipo de declaraciones, pues sabía que no era verdad.
Ya que a Pedro tuvieron que raparlo por completo para poder someterlo a cirugía, cuando volvió a trabajar tuvo que usar un bisoñé para cubrir la calvicie de ese momento. Aunado a ello, desde entonces tuvo que advertir a sus compañeros de trabajo acerca de su placa y de los cuidados que debía tener ahora con su cabeza.
Para la película de Pepe el Toro, Ismael Rodríguez le habría pedido a los actores que tendrían que subirse al ring con el sinaloense ponerse de acuerdo para nunca pegarle arriba de la nariz en ninguna escena. Los actores y boxeadores practicaban sus actuaciones para no comprometer nunca la salud del protagonista.
En el tercer y último accidente aéreo de Pedro Infante, falleció cuando la nave que piloteaba se desplomó. Debido a la gravedad del accidente que marcó la historia del cine mexicano el 15 de abril de 1957, el cuerpo del cantante sólo pudo ser reconocido gracias a esa placa que le habían puesto en el cráneo y una pulsera de oro que nunca se quitaba.
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