Los secretos de Meg Ryan: por qué nunca quiso ser actriz, las infidelidades de Dennis Quaid que lloró en silencio y la relación rota con su madre

Con 60 años recién cumplidos, la reina de las comedias romáticas vive casi retirada del cine por elección propia y disfruta de una vida tranquila sin etiquetas

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Meg Ryan hoy pasa sus días lejos de Hollywood (Photo by Axelle/Bauer-Griffin/FilmMagic)
Meg Ryan hoy pasa sus días lejos de Hollywood (Photo by Axelle/Bauer-Griffin/FilmMagic)

Meg Ryan se convirtió en la reina de la comedia romántica durante casi una década. Gracias a la lealtad de la directora Nora Ephron, fue la protagonista de “Sintonía de amor” y “Tienes un e-mail”, películas que coprotagonizó con su gran amigo, Tom Hanks.

Pero la carrera de la actriz de Connecticut comenzó a declinar en la última década. Aunque ella ve como algo positivo el olvido de Hollywood y confiesa que se retiró porque la interpretación no le despertaba tanta curiosidad como otros aspectos de la vida.

Meg siempre dijo que nunca tuvo vocación de ser actriz. Recurrió al negocio para pagarse sus estudios de periodismo. “Nunca me he sentido una de esas actrices por naturaleza”, le confesó al New York Times. Su orgasmo fingido en “Cuando Harry encontró a Sally” la convirtió en una estrella a pesar de que ella nunca estuvo interesada en tener ese status. No es vanidosa, y ese rol le representaba un vacío. Por ello, no añora sus años de gloria.

Fue “la novia de América” y la “chica de al lado”. Resucitó el género de la comedia romántica. Fue encasillada por Hollywood. Cuando ella quiso cambiar las cosas, todo terminó.

Celos, infidelidades y adicciones

Dennis Quaid confesó que los celos y las drogas acabaron con su matrimonio con Meg Ryan (Photo by James Aylott/Online USA)
Dennis Quaid confesó que los celos y las drogas acabaron con su matrimonio con Meg Ryan (Photo by James Aylott/Online USA)

Meg Ryan y Dennis Quaid se conocieron en el rodaje de la película “Innerspace”, en 1987. El 14 de febrero de 1991, la entonces actriz en ascenso y uno de los galanes del momento daban el “sí, quiero” en una ceremonia para pocos en Los Ángeles. Doce meses más tarde, la pareja más famosa de los 90 daba la bienvenida a su único hijo, Jack.

Juntos parecían conformar uno de los matrimonios más estables y queridos de Hollywood. Se mostraban felices en la alfombra roja. Pero puertas para dentro la realidad era muy distinta. Él sentía enormes celos profesionales por ella y luchaba contra su adicción a la cocaína.

Quaid no soportó ver como su carrera de un momento a otro decaía, mientras la de su esposa iba en ascenso. Que Ryan se hiciera más famosa que él hizo que Quaid se sintiera invisible a su lado. “Cuando nos conocimos yo estaba en todo lo alto y luego mi carrera se frenó. Y, tengo que admitirlo, realmente sentí que había desaparecido”, se sinceró el actor, quien vio el éxito de su esposa como una amenaza.

En esos años, Quaid estaba ahogado en el abuso de sustancias. No podía parar. Meg lo sabía y estuvo a su lado. En una reveladora entrevista en 2018, el actor habló de su pasado con las drogas, la etapa más oscura y más dura que tuvo que superar. “Consumía cocaína básicamente a diario”. Fue durante el éxito de “The Big Easy”, en 1987, cuando empezó a tocar fondo y a dormir una hora cada noche: “Pasé muchas, muchas noches gritándole a Dios que por favor apartara eso de mí, que nunca volvería a hacerlo”.

Es más, el día de su casamiento como únicos testigos estuvieron los padres del novio. La madre de Meg, que se opuso desde siempre al noviazgo, no fue invitada.

Al parecer, Dennis acudía a los encuentros familiares bajo los efectos de las sustancias y aquello siempre terminaba mal. La madre le advirtió de que no se casase con él. No lo quería en la vida de su hija. Eso irritó a Ryan y no volvió hablar nunca más con ella.

Meg nunca pudo superar sus diferencias con su madre, Susan Jordan. La mujer, que la abandonó cuando era pequeña para perseguir sus sueños como actriz, volvió a reencontrarse con ella en su adolescencia. Pero cuando comenzó a criticar abiertamente la relación que mantenía con el actor la pelea entre ellas fue definitiva. “Me gustaría que me perdone. Es un asunto muy doloroso estar alejada de una hija”, aseguró tiempo atrás.

Meg Ryan y Dennis Quaid se separaron en 2001  (Photo by Steve Granitz/WireImage)
Meg Ryan y Dennis Quaid se separaron en 2001 (Photo by Steve Granitz/WireImage)

Y luego llegó Russell Crowe en la vida de la actriz. Se enamoraron durante el rodaje de la película “Prueba de vida” en 2002. Quaid y Ryan se divorciaron y el dedo acusador señaló a la actriz como la causante. Meg eligió el silencio. Lo cierto es que Dennis llevaba años acostándose con otras mujeres y la pareja ya estaba rota cuando el neozelandés apareció. Sin embargo, mientras Crowe ganaba un Oscar por “Gladiador” al año siguiente sin que nadie se refiriese a él como un destrozahogares, Ryan fue lapidada mediáticamente.

El romance durante semanas llenó las páginas de los periódicos. Aunque se llegó a hablar de una posible boda entre ellos, lo cierto es que la relación no superó los siete meses. En unas declaraciones hechas al programa Today Show, el actor decía: “Me enamoré de una de las mujeres más bellas del mundo y, por alguna razón la gente cree que esto es un crimen”. Cuando el romance seguía siendo noticia, llegó a su fin. “Meg es una mujer hermosa y valiente. Lamento la pérdida de su compañía, pero no he perdido su amistad”.

Meg Ryan y Russell Crowe (Photo by Steve Granitz/WireImage)
Meg Ryan y Russell Crowe (Photo by Steve Granitz/WireImage)

La actriz tuvo que hacer frente a duros comentarios en la prensa. Se tragó su humillación y soportó ser señalada como la responsable de su separación. Ocho años después de su divorcio, Meg contaba otra versión de la historia.

“Dennis me había sido infiel durante mucho tiempo y eso resultó muy doloroso. Descubrí mucho más después de divorciarme”, confesaría la actriz que estuvo al lado de su marido durante su etapa más oscura. “Siempre permanecí ahí, comprometida con el matrimonio, pero había días en los que pensaba que todo era muy devastador”.

Por supuesto, estas duras afirmaciones no le cayeron nada bien a Quaid, que respondió a través del diario The New York Daily News. “Me parece increíble que Meg continúe repitiendo y volviendo a escribir la historia de nuestra relación”, sentenció en unas declaraciones en un tono evidente de enfado. Y la atacó recurriendo al hijo de ambos: “Me parece lamentable que nuestro hijo, Jack, tenga que recordar de manera pública la confusión y el dolor que cada niño siente en un divorcio”.

 John Mellencamp y Meg Ryan en Nueva York (Photo by James Devaney/GC Images)
John Mellencamp y Meg Ryan en Nueva York (Photo by James Devaney/GC Images)

En la entrevista que concedió a InStyle, se culpó a sí misma de que lo suyo con Russell Crowe no llegara a buen puerto: “No fue su culpa. Yo era un desastre, lo estropeé. Lo lastimé mucho, pero hubo un momento en el que sentí que no podía involucrarme de lleno en una relación a largo plazo, no era el momento para eso. Así que lo dejé”, reconoció. “Lo lamenté mucho porque estaba loca por él”, confesó Ryan, aclarando un punto clave. “No arruinó ningún matrimonio”. Yo no me divorcié por él”.

Luego se dedicó a cuidar a su segunda hija, Daisy True, una niña a la que adoptó en China en 2005, y mantuvo una larga relación con el músico John Mellencamp, hasta que cada uno siguió por su camino en 2019 tras ocho años juntos y un breve compromiso.

La historia de un orgasmo

La famosa escena en "Cuando Harry conoció a Sally" de 1989
La famosa escena en "Cuando Harry conoció a Sally" de 1989

El orgasmo más icónico de la historia del cine ni siquiera estaba en el primer borrador del guion de “Cuando Harry conoció a Sally”, el filme de Rob Reiner que Meg Ryan y Billy Crystal protagonizaron magistralmente y fue un hito para el género de las comedias románticas.

Todo comenzó con una conversación casual entre Reiner y Nora Ephron, la guionista.

En sus inicios, en las primeras versiones del guion, sólo se trataba de una conversación entre los personajes. Harry se vanagloriaba de que las mujeres la pasaban bien en la cama con él, y ella le afirmaba que seguramente más de una había fingido. Pero Meg Ryan propuso mostrar cómo simulaba: podía ser más convincente que sólo contarlo.

Crystal ha revelado la historia no contada de cómo llegó a ser el momento icónico de la película. La leyenda de la comedia detalló cómo se gestó todo. “Comenzó en un ensayo, donde Nora, que era tan genial, le dijo a Rob [Reiner] ' Sabes, las mujeres fingen orgasmos’. Él estaba como sorprendido y dijo: ‘¡Bueno, no han fingido uno conmigo!’ “. Y a partir de ahí, Meg y Billy comenzaron a armar la escena en su cabeza.

Los dos actores aportaron ideas para perfeccionar la idea original. Sin embargo, es Meg quien tuvo la imagen de Sally fingiendo un orgasmo en público.

Meg Ryan y Billy Crystal asisten a la proyección del 30 aniversario de "Cuando Harry conoció a Sally" el 11 de abril de 2019 en Hollywood, California (Foto de Emma McIntyre / Getty Images para TCM)
Meg Ryan y Billy Crystal asisten a la proyección del 30 aniversario de "Cuando Harry conoció a Sally" el 11 de abril de 2019 en Hollywood, California (Foto de Emma McIntyre / Getty Images para TCM)

Con la sonrisa irónica de Meg Ryan y su inmediato volver a la ensalada que estaba comiendo podría haber finalizado la escena. Pero en medio del set, Crystal propuso otro remate. Apenas Sally finaliza su prolongado orgasmo fingido, entra en plano una señora mayor (la madre de Rob Reiner en la vida real) que le dice a un mozo: “Quiero lo mismo que ella”.

Y se filmó exactamente como lo planearon. La escena la tuvo que repetir cuarenta veces, pero bien que valió la pena. En la mesa en la que grabaron ese momento inolvidable hay una placa que dice: “Donde Harry encontró a Sally”… ¡Espero que vivas lo que ella sintió!”.

En 2018, la hija de 15 años de la actriz vio la escena por primera vez. Meg estaba en su cuarto cuando escuchó que desde el living provenían gritos y gemidos que a ella le resultaron demasiado conocidos. Al asomarse vio a Daisy con quien era su pareja en ese momento, John Mellencamp, viendo ese fragmento de la película. Meg se retiró avergonzada. Mientras Mellencamp decía que la chica debía saber que la madre había protagonizado una de las grandes escenas de la historia de la comedia romántica.

Cómo un desnudo terminó con su carrera

Meg Ryan posa en la gala de la Academy Museum of Motion Pictures en Los Ángeles, California, el 25 de septiembre de 2021 (Reuters)
Meg Ryan posa en la gala de la Academy Museum of Motion Pictures en Los Ángeles, California, el 25 de septiembre de 2021 (Reuters)

En 2003 conmocionó a la opinión pública cuando decidió cambiar de género y protagonizar el oscuro thriller erótico “En carne viva” de la cineasta neozelandesa Jane Campion, donde daba vida a una profesora solitaria que tiene un romance sórdido con un siniestro policía, interpretado por Mark Ruffalo. El propio actor admitió durante la presentación de la película en el Festival de cine de Toronto haber sentido nerviosismo en las escenas de sexo explícito.

No obstante, Meg repetía insistente que las secuencias sexuales no habían sido difíciles de rodar e incluso negaba que su participación en el filme supusiera un acto consciente para terminar con la idea de “chica buena” que el público tenía sobre ella. “He hecho 30 películas y solo siete de ellas son comedias románticas. Así que no, no sé cuál es la típica película de Meg Ryan”, alegó la actriz, que jamás volvió a protagonizar un éxito en cine.

En una vieja entrevista para el New York Times, la actriz ha definido su ruptura con Hollywood como “una separación de mutuo acuerdo”.

Meg Ryan y su hijo Jack Quaid (Foto de James Devaney / Getty Images)
Meg Ryan y su hijo Jack Quaid (Foto de James Devaney / Getty Images)

“Nunca quise ser actriz, y mucho menos ser una actriz famosa”, afirmó Ryan en conversación conn Gwyneth Paltrow en 2018. “Estudié periodismo porque soy una persona muy curiosa, me apasionaba viajar y descubrir el mundo, quería relacionarme con otras personas, pero en aquella época era totalmente imposible”, reconoció la estrella, que siempre rechazó la etiqueta de reina de la comedia romántica, un título que nunca le agradó.

“Cuando te ponen una etiqueta como ‘novia de américa’, que ni siquiera sé que significa, no tiene por qué ser verdad. No implica que seas más lista o más sexy que nadie. Solo es eso, una etiqueta. ¿Y qué otra cosa consiguen las etiquetas que obligarte a preguntarte quién eres de verdad?”, le dijo a Paltrow, que se sintió bastante identificada con sus palabras.

“Al principio lo aguanté porque como periodista siempre me consideré una testigo privilegiada de lo que me estaba pasando. Intentaba analizarlo todo desde un punto de vista antropológico. Pero terminó siendo imposible y por eso acabé retirándome”, sentenció.

En busca de un plan B cuando parecía que el cine le daba la espalda, probó suerte como directora. Con el drama “Ithaca”, Ryan hizo debut en la pantalla grande. Su amigo Tom Hanks y su hijo, Jack, la acompañaron en este proyecto y se pusieron delante de cámara. La película fue un fracaso pero a ella no le importó: “Amo mi edad, amo mi vida ahora, amo la persona en la que me convertí. Mi vida ha sido muy difícil, pero hice las paces con eso”.

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