Las letras blancas despuntan en lo más alto de Los Ángeles, California. Señalan la capital mundial del entretenimiento, en donde se producen las piezas cinematográficas que se distribuyen a casi todas las latitudes del globo terrestre y los sueños, que son lo mismo. Deletrean: “Hollywood”.
A principios del siglo XX, el arribo de un grupo de cineastas marcó el inicio de “Tinseltown”, como también se le conoce a la capital del entretenimiento estadounidense. Con los años, el distrito adquirió el glamur y la fama que crecerían hasta la actualidad, pero hacía falta algo, una marquesina para un lugar que constantemente necesita exhibir sus espectáculos.
El letrero se irguió en 1923. Tuvo un presupuesto de alrededor USD 21 mil, según el sitio oficial del Hollywood Sign. Y aunque no era su objetivo, se convirtió, quizá, en uno de los letreros más reconocibles de la “fábrica de sueños”.
Su historia está llena de pasajes obscuros: una actriz saltó al vacío desde la cima de la letra “H” y falleció, ha estado a punto del colapso y reparado en numerosas ocaciones. Esta es la historia del señalamiento más emblemático del cine occidental y cómo se convirtió en el ícono que es hoy.
“Hollywoodland”: el letrero de una inmobiliaria que marcó la “meca del cine”
Según ha trascendido, en 1905 una productora de cine originaria de Chicago llegó a California, debido a un accidente por el mal clima, en donde se estableció. Aunque también es probable que se tratara de una huída de Thomas Alva Edison, quien patentó el kinetoscopio y cobraba cierta cantidad por utilizar su invento en Nueva York. Razón por la que algunos decidieron instalarse en un punto lejano del país, en donde Edison no tuviera poder.
A esa primera compañía, le siguieron otros cineastas que se trasladaron a la ciudad y tan sólo cinco años después, al menos 15 estudios independientes ya estaban produciendo películas desde ahí. En 1915, de acuerdo con el libro The saga of the sign, la industria del cine era el gran “boom” se consumían películas en buena parte del país.
Un lustro después, al menos 40 millones de ciudadanos estadounidenses consumían películas producidas en Estados Unidos. Por su parte, el distrito Hollywood Hills se estaba transformando en el lugar glamuroso que se conoce hoy. Algunos actores y actrices llenaban las calles son un sólo sueño en la mente y el corazón: convertirse en estrellas de cine.
Con el crecimiento de los estudios también comenzaron a surgir restaurantes y clubs nocturnos. El paisaje se empezó a tranformar y, al final del cañón Beachwood, justo debajo de lo que hoy se conoce como Monte Lee, se contstruyó “Hollywoodland”, una zona de desarrollo inmobiliario que tendría cuatro estilos arquitectónicos diferentes y que invitaba a los ciudadanos a vivir en un lugar exclusivo, con vistas espectaculares; los inivtaba a experimentar un escape a las colinas de Hollywood.
En 1923, el letrero fue construido como una estrategia publicitaria para aquella comunidad habitacional. Se conocen distinas versiones sobre la idea que habría dado origen al las famosas letras. Una de ellas, que el promotor inmobiliario, H.J. Whitley, bautizado como el “padre de Hollywood”, habría aconsejado a Harry Chandler que utilizara un letrero para darse a conocer.
Sin embargo, de acuerdo con la Hollywood Sign Trust, esta versión es inverosimil, puesto que Chandler y Whitley habrían sido adversarios. También existe una versión que apunta que durante el bosquejo de la construcción, alguien dibujó la señal “Hollywoodland” en las montañas por error, solamente para indicar la locación del proyecto. Posteriormente, este detalle fue aprobado por Chadler.
Aunque no existe una versión certera de la razón por la que se construyó, el trabajo de construcción estuvo listo en 1923. Estuvo a cargo de Thomas Fisk Gof, dueño de Crescent Sign Company.
El encargo eran 13 letras de madera que tenían una altura de 15 metros y un ancho de 9. También habría una instalación de bomillas elécticas que iluminaría el letrero de noche por partes, primero la palabra “Holly”, luego “Wood” y después “Land”.
Se supondría que el anuncio sería temporal. Sin embargo, con la creciente fama de la industria cinematográfica, pronto se convirtió en un ícono que ya no podía separarse de ella. Y con el tiempo, perdió la última parte de la palabra para convertirse en “Hollywood”. Decisión que se tomó en 1949, cuando ya era propiedad de la ciudad de Los Ángeles.
Peg Entwistle : una muerte a la altura de “Hollywood”
Con 24 años, la actriz Millicent “Peg” Entwistle resolvió quitarse la vida, luego de que su trabajo como actriz fue prácticamente eliminado de la industria y tuvo que enfrentarse a una vida personal un tanto turbulenta.
De acuerdo con el libro Peg Entwistle and The Hollywood Sign Suicide escrito por James Zekur, la actriz empezó a prepararse para emprender una carrera actoral desde corta edad.
Se mudó desde Gales a Hollywood, en donde vivió con unos familiares que estaban involucrados con la industria. Después de matricularse en la escuela de teatro de Hollywood, viajó a Nueva York para trabajar en algunas puestas en escenas. Era el año 1925 y su carrera parecía ir viento en popa. Sin embargo, esto no duraría demasiado.
Un matrimonio en el que vivió violencia por parte de su esposo y su desempeño en el papel de Hazel Cousins, en la película In Thirteen Women, una mujer que tiene una relación con otra mujer, la expulsó de la industria. Supuestamente, el prductor de la RKO, Dacid O. Selznick dio la orden directa de reducir el papel de Entwistle a un cameo por considerar que las relaciones lésbicas serían “imposibles de proyectar bajo el código”.
Eso la explusó del estudio y con poco más de 24 años ya estaba en la lista negra de Hollywood: no podía actuar y, encima, su exesposo tenía un nuevo matrimonio que parecía ser más feliz. Un día de septiembre del año 1932, Peg se tiró a sí misma desde la cima de la letra “H” del famoso letrero.
Según ha trascendido, un excursionista encontró algunas de sus pertenencias y después dieron con el cuerpo.En su bolsa había una nota en la que se leía: “Tengo miedo. Soy una cobarde. Lo siento por todo. Si hubiera hecho esto hace mucho tieno, hubiera ahorrado mucho dolor, P.E.”.
La muerte de la joven actriz marcó la historia del letrero. Pero no es el único episodio obscuro que ha atravesado.
Remodelaciones y actualidad del gran letrero “Hollywood”
Durante su historia, el famoso letrero sufrió de múltiples descuidos y remodelaciones. La primera de ellas fue en 1930. En 1944, pasó a ser propiedad de la ciuad de Los Ángeles, aunque el descuido continuó y fue reparado en 1949, año en el que se removió la parte “Land”. Finalmente, en 1978, se reparó por última vez. Esta vez, remodelándolo por completo.
El letero, así como símbolo del glamur y la fama de Hollywood, también sobrevivió las crisis que enfrentó la industria cinematográfica. Tan sólo en la década de los 60, el único estudio que quedaba en Hollywood era Paramount y muchios angelinos se mudaron al valle de San Fernando, dejando el distrito en crisis y al gran letrero sumamente descuidado.
Fue hasta principios de los 70 que el letrero se reparó y fue declarado como un “Monumento cultural” por la Junta de Herencia Cultural de la Ciudad de los Ángeles. A la par, se emprendió una campaña para conscientizar a la comunidad y “salvar al letrero” con recursos que se donaron a través de conciertos. En esta ocasión, se recaudó una suma de USD 15 mil.
Aunque esta reparación fue un tanto superficial y hasta 1978 se reparó de una manera más profunda. Esta vez, con donaciones de los artistas y diferentes personalidades del espectáculo: Terrance Donelly contibuyó a la reparación de la “H”; Giovanni Mazza a la reparación de la O. Les Kelley donó la primera “L” y Gene Autry y KTLA la segunda. La “Y” fue donada por la Cámara de Comercio de Hollywood en honor a Hugh Hefner, el famoso dueño de la mansión Playboy.
La “W” fue donada por Andy Williams y la primera “O” por Warner Bros. Finalmente, las dos últimas letras, fueron donadas por Alice Cooper, en honor a Groucho Marx, y Dennis Lidtke, respectivamente. Finalmente, ahora se ha convertido en uno de los íconos estadounidenses. Reconocible, quizá, en cualquier parte del mundo.
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