Jorge Negrete se consagró como uno de los charros más importantes de la música y el cine mexicanos gracias al gran legado que dejó con las películas y canciones que llegó a grabar. Su carrera enfrasca 44 cintas, de las cuales una se posicionó como la más importante de su carrera.
El llamado Charro Cantor debutó en el cine con La madrina del diablo (1937), y desde entonces comenzó a posicionarse entre los preferidos del público mexicano, y aunque a partir de este proyecto fue que se abrió paso entre el mundo del espectáculo, no fue su cinta más importante.
Durante todo 1937 y 1938, el cantante se dedicó a la actuación en México, pero no fue muy reconocido, por lo que decidió regresar a Estados Unidos cuando la empresa Fox le propuso firmar un contrato de exclusividad para que brillara en Hollywood, siendo parte de un proyecto que pretendía lanzar al estrellato a varios hispanos.
Sin embargo, este contrato resultó ser una farsa y un complot para que las promesas del cine en español no pudieran adentrarse en el entretenimiento estadounidense por al menos un año. En esa época, la carrera artística del actor se apagó un poco, pese a que desde México estaba recibiendo varias propuestas, algunas millonarias, para que fuera protagonista de novelas y películas.
Jorge rechazó la mayoría de ellas porque prefería respetar su contrato y no buscar más problemas con una empresa cinematográfica tan grande. Esto sucedió hasta que llegó la propuesta de trabajar en ¡Ay, Jalisco, no te rajes! bajo la dirección de Joselito Rodríguez.
Aceptó trabajar en esta película no sólo porque se trataba de un proyecto que podía filmar después de que terminara su contrato y porque era una oportunidad para volver a la actuación en México, sino porque era prometedora y acorde al estilo que buscaba Negrete.
El elenco estaba lleno de artistas que todavía estaban adentrándose en el mundo artístico, como lo fue la misma Gloria Marín, quien después de este filme se convirtió en uno de los más grandes amores del cantante.
La película se grabó esperando tener una buena recepción del público, pero no tan grande como llegó. Incluso, la cinta tuvo que recortar escenas para poder ser proyectada en los cines de forma comercial y para que también fuera distribuida de forma internacional.
Originalmente, esta película duraba 120 minutos, pero el corte final fue de 102 minutos, quitando partes en las que tanto Jorge Negrete como Gloria cantaban el uno al otro.
No sólo el público se dio cuenta de la importancia esta película, pues se convirtió en una de las favoritas del público, sino que el mismo Charro Cantor la consideró como el proyecto que le permitió llegar fuera del país, pues fue con la historia de ¡Ay, Jalisco, no te rajes! que Negrete pudo ser reconocido principalmente en España, Cuba, Chile, Argentina, Perú y también Estados Unidos.
Llegar a territorio norteamericano era uno de los sueños del charro, por lo que esta cinta significó lograr una de las metas que estuvo buscando desde el inicio de su carrera, tanto de forma musical como actoral.
Pese a que esta película en un inicio no fue por las que más le pagarían al intérprete de Yo soy mexicano, fue de las que más ganancias le dieron, abriéndole la oportunidad de comenzar a trabajar en el extranjero y de ser considerado como el charro de la época.
Al igual que él, sus compañeros de reparto recibieron atención de todas partes y, la mayoría de ellos, lograron protagonizar películas que les permitieron continuar consagrándose como grandes actores y competir entre los histriones más famosos de México.
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