Pedro Infante e Irma Dorantes fue una de las parejas favoritas del cine mexicano, no sólo por la química que tenía, sino porque su amor fue más allá de la pantalla, aunque se tuvieron que enfrentar a algunos obstáculos de la realidad.
Pedro Infante tuvo fama de ser un hombre que conquistaba a gran parte de sus compañeras de trabajo o cualquier otra mujer que le resultara atractiva, pese a que él ya se encontraba casado.
En 1948 el Ídolo de México protagonizó una de las cintas más aplaudidas de su trayectoria, Los Tres Huastecos. En dicha película también participó Blanca Estela Pavón y ambos ya estaban conquistando el corazón del público con su actuación como pareja.
No obstante, también había una persona dentro del reparto que se estaba enamorando del sinaloense, y era Irma Dorantes, aunque su cariño más bien era la misma admiración que todos los actores y actrices sentían hacia el cantante.
Un año después, Dorantes ya había participado en más películas y fue por ello que para No desearás a la mujer de tu hijo (1949) tuvo un papel más relevante. Aunque no fue la protagonista, su personaje tenía que interactuar con el de Pedro, de donde habría nacido un amor meramente platónico por parte de la entonces adolescente.
Irma reveló que ella se enamoró desde la primera escena que compartieron como “Polita” y “Silvano”, nunca le importó nada más que el profundo amor que experimentó por el Ídolo de Guamúchil, dijo en entrevista para David Estrada.
La actriz tenía alrededor de 14 años cuando compartió su primera escena con Infante en esa película, él tenía 31.
Una de las escenas más representativas es cuando Silvano avienta a los puercos a Polita después de haber estado molestándolo. Dorantes recordó en entrevista con El minuto que cambió mi destino esa parte del film se grabó y todos se olvidaron de ella.
Irma no llevaba otro vestido para cambiarse el que ya estaba lleno de lodo y tampoco tenía un camerino en dónde intentar limpiarse. Mientras iba caminando ya de regreso a su casa, junto a su mamá, un automóvil se les acercó y era el mismo Pedro Infante, que les ofreció llevarlas a la casa de su madre para que ella se bañara y cambiara se cambiara el vestido con uno de sus hermanas.
Cuando terminó, ella y su mamá estaban listas para tomar un camión para ir a su casa, pero el intérprete de Amorcito Corazón se ofreció a llevarlas, pues además se enteró que le quedaba de paso para ir a los Estudios Tepeyac, lugar a donde se dirigía. Desde ese día no dejaron de frecuentarse.
“Nunca le pregunté si estaba casado o si no, si tenía hijos, si tenía otras mujeres. Yo era una chiquilla enamorada, una niña 16 años menor que él, a la que mimaba, a la que quería”, recordó Dorantes, por lo que no sabía que en ese momento él estaba formando una familia con Lupita Torrentera y estaba casado con María Luisa León.
Después de unos años, en 1953, contrajeron matrimonio en Yucatán, sellando su amor para siempre.
El sinaloense se había divorciado de su esposa en 1952, pero supuestamente él falsificó la firma, lo que llevó a que la misma León consiguiera un amparo que anuló el divorcio, pocos meses antes de que Dorantes e Infante llegaran al altar. Después María Luisa denunció a su marido por bigamia.
En medio de varias disputas legales, en 1955 nació su primera y única hija, Irma Infante.
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