Desde sus inicios, Brooke Shields ha participado en más de 80 películas y series de televisión. Se ganó el corazón del público cuando apareció en “La laguna azul” en 1980 con sólo 14 años. La actriz cumplió el sueño que su madre construyó obsesivamente para ella y sobrevivió a lo mismo que acabó con su amigo Michael Jackson: crecer ante las cámaras.
A los ojos del mundo, la madre de Shields, Teri, fue la típica explotadora infantil que ganaba dinero a costa del talento y belleza de su hija. Filmó su primer comercial cuando era bebé. Posó desnuda a los diez. A los 11 interpretó a una prostituta. Teri protegió a su hija, ganó dinero con su inocencia y fue capaz de detener un avión en la pista de despegue porque su niña se había olvidado una muñeca en el aeropuerto. En la adolescencia, la actriz pasó sus noches en Studio 54 con Andy Warhol y Grace Jones. Su vida amorosa fue asunto de dominio público y se hablaba de su virginidad con total naturalidad en los medios.
Esa chica que se convirtió en un objeto sexual siendo menor de edad estaba lidiando con un problema mucho mayor que si estaba siendo sexualizada por el público y Hollywood. Cuando terminaba de trabajar, buscaba a su madre en los pubs de Nueva York. Tuvo un amor conflictivo con Andre Agassi y un desconocido romance con John Travolta. Cuando fue mamá padeció una depresión post-parto tan fuerte que la llevó a pensar en el suicidio.
Desnuda en una bañera con 10 años
Brooke Christa Shields creció atormentada por las presiones de su madre que buscaba que su hija fuese una gran estrella y la explotó hasta sobrepasar todos los límites posibles. Teri Schmon era una peluquera y maquilladora de una familia humilde de New Jersey que se enamoró de lo que parecía un príncipe azul, Francis Shields, un alto ejecutivo de Revlon y ligado a la nobleza europea. El flechazo fue inmediato y Teri quedó embarazada. Pero para los Shields no era la mejor opción y le ofrecieron plata para que aborte. Brooke nació el 31 de mayo de 1965 y el matrimonio terminó tan rápido como había empezado.
La pequeña se crio con su madre, que empezó a llevarla a castings cuando todavía era un bebé. A los once meses de vida, Brooke consiguió su primer trabajo en un anuncio de jabón, y desde ese entonces nunca paró. Bajo la estricta gestión matriarcal, la niña creció ante las cámaras. Teri pensaba que su hija era “la más hermosa del mundo, la mejor”.
“Yo fui su máxima creación”, contaría Brooke sobre su madre. “El amor fue tan intenso. Éramos nosotras contra el mundo”. A los siete años, trabajaba tres veces por la semana desfilando en unos grandes almacenes de Nueva York al salir de la escuela.
En 1975, cuando Brooke solo tenía 10 años, permitió que posara desnuda en una bañera para el fotógrafo Gary Gross para Sugar and Spice, un suplemento de la revista Playboy con imágenes eróticas de aspiración artística. Su madre cobró entonces por la sesión 450 dólares. Con 16 años, Shields pidió a la Corte Suprema de Manhattan, en Nueva York, que prohibiese la reimpresión de las imágenes. “Estas fotos no me representan como soy hoy en día”, declaraba la actriz, quien temía que aquellas imágenes perjudicaran su carrera.
En 1978, a los 14 años, su papel en la película “Pretty Baby”, en la que hacía de prostituta bajo las órdenes de Louis Malle, despertó controversia, y dos años después, en 1980, hizo de joven inocente perdiendo su virginidad en una isla desierta en “La laguna azul”.
Ese mismo año, una jovencísima Brooke revolucionó la industria de la moda con su primera campaña publicitaria que dio la vuelta al mundo. A los 15 años protagonizó el icónico anuncio de Calvin Klein en el que pronunciaba la famosa frase “¿Quieres saber lo que se interpone entre mis Calvin y yo? Nada”. Más de cuatro décadas después, Shields contó cómo vivió la controversia que generó el spot televisivo dirigido por Richard Avedon.
La carga sexual que se daba en los primeros segundos del anuncio fue objeto de crítica y en muchos países fue prohibido. “Los paparazzis y el público le gritaban a mi madre: ‘¿Cómo has podido?’ Me pareció todo muy ridículo”, dijo Shields a a Vogue. En ese momento, dijo, no era consciente del erotismo que escondía el video. “Yo era ingenua, no pensé nada sobre ello. No pensé que tenía que ver con la ropa interior. No le vi connotación sexual. Era una niña muy ingenua. Creo que se asumió que yo era más espabilada de lo que era en realidad”.
Con el tiempo, la actriz reconoce que sí existía ese matiz sexual que en su momento fue tan criticado. “A mis 56 años puedo volver atrás y mirar la cámara y decir: es verdad, están haciendo zoom primero a mis genitales y luego suben hasta mi cara, es verdad. Pero el sexo ha vendido desde el principio de los tiempos. En cada portada en la que he aparecido, tanto si tenía 15 años como cualquier edad, siempre hay algo en la mirada”, dijo.
Fue solo después de la muerte de Teri en 2012 que Shields pudo comenzar a escribir sobre su tortuosa y complicada relación. Cuando llegó el momento de encontrar un lugar para poner las cenizas de su madre, Brooke compró una hermosa urna de plata y la colocó en la barra de su sala de estar. De esta manera, escribió, “podría permanecer siempre cerca de las dos cosas más importantes de su vida: la bebida y yo”.
La compleja vida de Brooke con Teri ocupa páginas y páginas de su libro de memorias. Allí cuenta que su madre era alcohólica, y cuando terminaba los rodajes, ella tenía que buscarla por los bares. A menudo, aparecía con hombres desconocidos en la habitación del hotel que compartían y orquestaba citas de su pequeña hija con famosos galanes.
Brooke se convirtió en un objeto sexual y un icono erótico cuando era tan sólo una niña. Su madre fue la villana por permitirlo. En sus deseos más íntimos, su madre también influyó.
Teri la instó a que incluyera un capítulo sobre su virginidad en sus memorias de adolescente, convirtiéndola, como dijo Shields, en “la virgen más célebre de América”, y a asegurar que quería esperar a casarse para tener relaciones. En las entrevistas que concedía a los 16 años, tenía que responder a preguntas constantes sobre el tema. No se trataba solo de publicidad; realmente Brooke era virgen, aunque salía con chicos famosos.
Sin embargo, la promesa no duró mucho. No pudo resistirse a la tentación. En sus años como estudiante de la Universidad de Princeton, se enamoró perdidamente de su compañero de clase y futuro Superman de la pantalla chica, el actor Dean Cain. “Fue increíble y paciente conmigo con respecto al sexo. Lo hice esperar y esperar. Incluso cuando mi madre no estaba cerca, sentía como si me estuviera viendo”. Al final, a los 22, Brooke perdió la virginidad con él, en una experiencia que resultó un tanto traumática.
Después de su primera vez, Shields se sintió tan abrumada con la situación que se fue de la habitación. “Estaba semi desnuda por el hall de la universidad corriendo como si hubiese robado una billetera”. Cain corrió tras ella con el edredón y le preguntó adónde iba.
“Tenía miedo de no ser la misma tras haberme acostado con él. Tenía miedo de haberle fallado a mi madre. Como todo el mundo sabía que era virgen, ahora todo el mundo sabría que no lo era. Lo que tendría que haber sido el principio de una nueva y maravillosa fase en mi relación con Dean se convirtió en el principio del fin”, admitía la actriz en sus memorias.
Un amor vía fax
Brooke Shields fue una de las mujeres más deseadas de Hollywood. Fue pareja de personalidades como Michael Jackson, Matt Dillon, Liam Neeson, George Michael y John F. Kennedy Jr., a quien conoció cuando él le dio un recorrido por la Universidad de Brown. Su matrimonio con el chico malo del tenis Andre Agassi duró dos años, se separaron en 1999.
La relación de la actriz con el ex número uno del mundo y ganador de ocho títulos de Grand Slam tuvo un comienzo de una película romántica. En 1993, Brooke conoció a Andre a través de un amigo en común y se enamoraron. Él la ayudó a cortar lazos profesiones con su madre y reconstruir su carrera. “Tanto Andre como yo estábamos en puntos de inflexión en nuestras vidas cuando nos conocimos”, contaba la actriz. “Él acababa de pasar por una operación de muñeca y no sabía si podría volver a jugar al tenis de nuevo; yo buscaba desesperadamente reflotar mi tambaleante carrera. Y nos estábamos enamorando por fax”.
En ese momento Agassi se entretenía saliendo con nada menos que Barbra Streisand. En su libro Open, el ex tenista definió su relación como una “amistad apasionada”. En tanto, la actriz se encontraba en Sudáfrica rodando “Nacidos para la libertad”, aislada de todo, y solo podían comunicarse a través del fax. Agassi no tenía, así que le dio el número de un amigo. “Así fue como empezó. Faxes de ida y vuelta, correspondencia de larga distancia con una mujer a la que no conocía. Pasamos de un flirteo inocente a compartir nuestros secretos más íntimos”. Para Brooke también se convirtieron pronto en algo especial: “Me guardaba los faxes de Andre para leerlos sola en mi lugar favorito cerca del río”.
Poco después, Agassi dio un paso tremendo al contarle su mayor vergüenza. “Fui su apoyo incondicional cuando él me dijo después de empezar a salir que era calvo y que llevaba pelucas la mayor parte de su vida adulta. ¿Por qué habría que cambiar las cosas? Siempre hubiera sido su gran defensora y su apoyo”, dijo Brooke.
También reveló la humillación que sintió en un set de rodaje por culpa de Agassi quien “se marchó a los gritos” de una grabación de “Friends” al ver cómo ella daba vida a una fan obsesionada que coquetea con Joey, personaje interpretado por Matt LeBlanc. No soportó ver a su novia lamer la mano del actor en una escena. La ira lo llevó a destrozar sus trofeos una vez que llegó a su casa de Las Vegas. Pese a este alarmante episodio, siguieron juntos.
La actriz y el deportista se casaron el 19 abril de 1997. A pesar de que su matrimonio con Agassi duró solo dos años las dudas sobre su relación comenzaron mucho antes, al día siguiente de su boda. “Al día siguiente de casarme supe que había cometido un error. Me ignoraba cuando perdía, y cuando ganaba iba directo al siguiente campeonato. Cada vez nos estábamos distanciando más y más”, cuenta Brooke en su autobiografía.
En enero del 99, durante una cena se desencadenó la ruptura. Brooke lloraba: “No soy feliz, no somos felices. No lo somos desde hace mucho tiempo. Y no sé si lo seremos alguna vez si seguimos juntos”. Dos días después, arrepentido, Andre la llamó y le confesó que durante toda la primera parte de su relación, había sido adicto a la metanfetaminas.
Todavía no habían firmado el divorcio cuando Agassi empezó a cortejar a la mujer de sus sueños, a la que admiraba como fan y como mujer: Steffi Graf, con quien se casó en 2001.
En su libro también cuenta que tras separarse de Dean Cain salió con Liam Neeson, quien le propuso matrimonio sin anillo de compromiso. Brooke contó que el actor desapareció de su vida de la noche a la mañana y lo siguiente que supo es que estaba con otra, que resultaría ser su futura esposa Natasha Richardson, que murió trágicamente después de un accidente de esquí en 2009. Según Brooke, tiempo después intentó volver con ella y le pidió que se casara con él de nuevo. Ella se negó: “¡Ni hablar! ¡Amárgale la existencia a otra mujer!”.
Otro romance fallido fue el que tuvo con George Michael, del que ignoró que fuese gay. Lo conoció en la mítica discoteca Studio 54 y su madre Teri alentó la relación entre ellos. “Pensé que era un caballero que estaba siendo extraordinariamente respetuoso con mi virginidad”, analizaba la actriz tiempo después. Cuando él la dejó lloró por semanas:. “George con los labios fruncidos. Me miró profundamente a los ojos y dijo: ‘Creo que tenemos que tomarnos un descanso. Necesito concentrarme en mi carrera’”, recuerda la actriz en su libro. “Estaba devastada. Mamá me consoló y me prometió que iba a estar bien. Ella obviamente no lo vio como una amenaza. Ella alentó amistades con personas como George Michael, Michael Jackson y John Travolta por su nivel de fama”.
Después del líder del grupo Wham! llegó John Travolta. Él la esperaba en la esquina del colegio pero la relación terminó por la mala relación del actor con la madre de la actriz. Ella tenía 17 años y él 27. “Brooke exhala bondad. No quieres que nadie la lastime o le diga las cosas incorrectas, porque ella es especial”, decía el actor por aquel entonces.
Incluso se la llegó a relacionar con Michael Jackson. Se mostraban en público de la mano, aunque nunca oficializaron su noviazgo. “Simplemente nos sentíamos seguros estando el uno con el otro”, reconocía Shields. La actriz y el cantante se conocieron cuando ella tenía 13 años y él 19. “Mirábamos películas, comíamos golosinas y nos reíamos de toda la locura que pasaba a nuestro alrededor. Nos amábamos pero platónicamente”.
Donald Trump también se obsesionó con ella. “Creo de verdad que deberíamos tener una cita porque tú eres el cielo de los Estados Unidos y yo soy el hombre más rico de Estados Unidos. A la gente le encantaría”, le dijo por teléfono pero la actriz lo rechazó. Según contó Brooke, el episodio se produjo poco después de que el magnate firmara el divorcio de Marla Maples en 1999, tras seis años de relación. “Tengo novio, y no va a estar muy contento con ello”, fue su respuesta a quien luego se convertiría en presidente de los Estados Unidos.
Brooke tuvo que lidiar con una terrible depresión post parto que superó con la ayuda de fármacos. Esto provocó una crítica muy dura de Tom Cruise pero la actriz no se quedó callada y le contestó con una descarnada nota en el New York Times. “No me gustaban las drogas. Dejé de tomarlas prematuramente y tuve una recaída en la que estuve a punto de estrellar mi automóvil contra un muro, con Rowan en el asiento trasero. Pero esos medicamentos y las sesiones de terapia fueron los que me salvaron a mí y a mi familia”.
A sus 56 años disfruta de un gran presente familiar con su segundo marido, el guionista y productor Chris Henchy, con quien se casó en 2001. Desde entonces luce el nombre de su esposo tatuado en su tobillo. Ambos viven en Nueva York y tienen dos hijas. Y tal y como Brooke deja entrever en sus redes sociales, parece que llevan una feliz vida.
Una doble de pechos y una tensión insoportable
“Pretty Baby”, la película que la lanzó a la fama, se desarrolló en un burdel de Nueva Orleans. A los 14 años, la actriz protagonizó “La laguna azul”, la historia de dos adolescentes que sobreviven en una isla y descubren juntos las primeras manifestaciones de su sexualidad. Fue un éxito en los cines y destrozada por la crítica. Es un clásico no exento de controversia.
Dirigida por Randal Kleiser -que también estuvo al frente de “Grease”-, la historia de amor presenta a Emmeline Lestrange -Brooke Shields- y Richard Lestrange -Christopher Atkins-, primos, que quedan solos en un isla paradisíaca. La historia se basa en una novela de 1908 de Henry De Vere Stacpoole, quien, tras una brevísima carrera como médico de barco, utilizó sus conocimientos sobre lugares exóticos para labrarse una prolífica carrera como escritor.
La película mostraba desnudos frontales, sexo, masturbación, incesto, intentos de suicidio. Demasiado para esa época. Además de recurrir a rudimentarios métodos como ponerle a Shields sobre los pechos almohadillas sobre las que, a su vez, pegar su larga melena; para las escenas de desnudos se contrató a una doble de 32 años bastante más curvilínea que Shields. Una trabajadora social en el set “se aseguró de que el director no intentara convencerme de que hiciera mis propias escenas de desnudos a espaldas de mi madre”.
El tema sexual no fue la única cuestión turbia durante el rodaje de la película que con un presupuesto de 4,5 millones de dólares logró racaudar 58. El director era consciente de la importancia de la química entre los protagonistas y fue el responsable de provocar un idilio efímero entre ellos. Con tal fin, colocó una foto de Shields en la cama de Atkins para que este la viera todas las noches. La estrategia funcionó ya que los actores vivieron un fugaz romance.
Atkins apodó a su compañera Patches (Parches) por las pecas que el sol le dibujaba en la piel, le enseñó a bucear y bailó con ella en la improvisada discoteca en una cabaña de paja de la isla. El coqueteo al poco tiempo fue sustituido por terribles peleas en el set. Kleiser fue rápido y también sacó partido del ambiente para filmar las escenas de mayor tensión.
Mientras Shields ya era casi una veterana en Hollywood, a pesar de su corta edad, Atkins era un desconocido. A los 18 hizo su gran debut en la popular producción, pero con el paso de los años su fama fue decayendo, ya que solo le ofrecían papeles por su físico, por su cabellera rubia y ojos azules. Hoy el ex galán ya no forma parte de la industria.
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