Tristán Othon Fierros, hijo del reconocido cantante Yahir, volvió a estar en boca de todos con su reaparición en los medios de comunicación al hablar sobre su orientación sexual, luego del severo problema con las adicciones que vivió años antes debido a la ausencia de su padre durante su crecimiento.
En una entrevista concedida a la revista TvNotas, el joven aseguró que desde los 19 años supo sobre su orientación sexual. Su madre, Jacqueline Fierros, fue la única en enterarse, pues desde el mes de agosto no tiene contacto con su padre, pero espera obtener su apoyo.
No fue difícil para él darse cuenta de que le atraían ambos géneros, pues un día comenzaron a llamarle la atención los hombres y decidió tener su primera relación. Actualmente tiene pareja y “lo trata bien y lo apoya en todo lo que quiere hacer”, indicó.
Sobre qué pensará su padre al respecto, Tristán le pidió “amor sin condiciones” y arreglar su relación, ya que en algún momento se cansó de vivir como él, con su fama por su participación en La Academia, ante la sociedad. “El amor no se exige. Ámame como soy, eso quiero. Te extraño”, sentenció.
Desde muy pequeño la relación entre el ex académico y su hijo presentó varios obstáculos que provocaron su separación. El principal motivo fueron sus trastornos mentales y adicciones, las cuales llegaron desde los 9 años.
“Me empezaron a hacer estudios, me llevaban al psicólogo y al neurólogo porque no ponía atención en clases”, declaró, al tiempo que enlistó todas las medicinas y tratamientos que le recetaron para “curar” su supuesto mal.
“Me empezaron a medicar como a los 9 o 10 años en una primaria especial donde estaba. Me daban concerta, anfetamina, que vuelve adictos a los niños; strattera, que causa depresión, según los expertos para el TDA; fluoxetina y 26 miligramos de citalopram. Me conectaban como 25 cables en la cabeza, pero la verdad nunca te alivianas, sólo te hacen adicto”, refirió.
Su acercamiento con otras drogas, como el alcohol, el tabaco y la marihuana llegó en la adolescencia, a causa, dijo, de la lejanía con su padre y por su poca interacción con niños de su edad.
“Quería a mi papá todo el tiempo, él iba a verme cada mes; cada dos o seis meses, y si la cag*ba me regañaba por teléfono. Nunca salí con niños de mi edad, mi madre no me dejaba”, remarcó Tristán.
Este problema con las adicciones lo alejó de la vida pública y lo obligó a vivir en la calle durante aproximadamente cinco meses. Al darse cuenta de que su vida no estaba yendo a ningún lado, buscó la ayuda de su padre. Pero el gustó duró poco, aproximadamente un años, pues recayó.
“Empecé a trabajar en bares de mesero y me iba de fiesta, me drogaba. Recuerdo que mi papá sólo lloraba y decía que ya no sabía qué hacer. Así ha sido mi vida, entro y salgo de clínicas”, detalló.
Durante los últimos tres años estuvo internado en diversos anexos y clínicas de rehabiltación de Tijuana. Esta etapa culminó hace aproximadamente cinco meses, así que decidió volver a la Ciudad de México para continuar con su vida.
Ahora sólo piensa en su futuro y a lo que le gustaría dedicarse. Contó dos opciones: ser bartender o actor de cine para adultos. Sobre este último empleo, su interés surgió cuando grabó un video íntimo con su pareja, por lo que no ve lejano dedicarse a ello algún día.
Finalmente aseguró que lleva un mes sin consumir ninguna sustancia y cuestionó la fama de su padre, pues mientras a él lo llevaba al cielo, Tristán fue arrastrado al infierno por los malos tratos que sufrió desde pequeño. “Me perdí muchas cosas, y todo por ser hijo de Yahir”, sentenció.
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