Brigitte Bardot sufrió de ambliopía cuando era pequeña. Un padecimiento que consiste en la reducción de la visión de un ojo, ocasionado, según este artículo, por un desarrollo visual anormal durante la primera infancia, y que afectó el ojo izquierdo de la actriz.
A manera de metáfora, esta quizá sea una buena manera de ilustrar la percepción que la sex symbol y cantante francesa tuvo de sí misma cuando llegó a su juventud: no veía su belleza, a pesar de que estaba tan claramente ahí.
Tenía todo el carácter y la apariencia para convertirse en un ícono, como un diamante en bruto, pero ella no alcanzaba a percibirlo.
“Jamás me sentí hermosa. Justo ahora empiezo a darme cuenta de esa célebre belleza que originó mi éxito”, escribió en un libro que publicó a los 83 años de edad. “Eso viene de la ortodoncia que que debí soportar durante mi infancia, que hacía juego con mis enormes anteojos y mi peinado horrible”.
Era tanto el rechazo a su apariencia, que a los 10 u 11 años, Brigitte asumió su fealdad: “Puede resultar sorprendente, pero no tengo confianza en mí. Todo me aterroriza. Cuando entro en contacto con el mundo exterior, tengo miedo de no poder hacerme entender, de no lograr transmitir el mensaje que deseo”, escribió.
Si la inseguridad persistía, ¿cómo fue que surgió el mito erótico de Brigitte Bardot?, ¿qué pasos tuvo que dar la pequeña niña francesa para adentrarse en el modelaje y dar el salto al cine?.
Había que ”construir” a BB, como también se le conoce, en el imaginario del público, aunque la magia también estaría en conseguir que se mostrara humana, vulnerable y natural en pantalla: la epítome de la belleza francesa que persiste hasta nuestros días.
Los inicios de Brigitte
Bardot surgió como un mito erótico desde los años 50 a los años 60. Comenzó su carrera como modelo y logró protagonizar algunas de las revistas más importantes de la moda francesa. Ente ellas, Elle, cuya portada muestra un primer plano de la joven en diciembre del 56, o la portada de la revista Squire, en donde posó con una toalla rosa cubriéndole el torso, el pelo enmarañado y el característico maquillaje sobrecargado en los párpados.
Practicó danza cuando era una niña y pensaba seguir preparándose en la materia. Sin embargo, más por influencia de su madre que por decisión propia, dio el giro hacia el modelaje y, en consecuencia, al cine.
Durante los primeros años de la década de los 50 conoció a Roger Vadim, un joven bohemio de quien se enamoró cuando tenía tan sólo 15 años, él 21, y cuya relación tuvo una historia de amor un tanto peligrosa, según la revista Squire. Aparentemente, los papás de ella prohibieron la relación y eso les valió un intento de suicidio de Brigitte, quien, sobre el amor y la pasión, expresa:
“El fervor controla mi vida y en primer lugar los sentimientos. El amor como tal no sirve para nada si no es pasional. Es por eso que, con frecuencia fui infiel. En cada relación, cuando el presente era un poco tibio, volvía a buscar otros amores. Siempre busqué la pasión”, escribió en sus memorias.
Bajo esa lógica vivió todos sus romances y enlaces matrimoniales y el primero, con el realizador cinematográfico Roger Vadim, no sería la excepción.
Contrajeron matrimonio apenas alcanzó la mayoría de edad, aunque se divorciaron al poco tiempo. De su relación quedó la película que la lanzó al estrellato: Y Dios creó a la mujer (1957). La cinta que revolucionó el canon de belleza de la época, sacudió a la sociedad francesa y el conservadurismo en sus cimientos y que fue dirigida por Vadim y protagonizada por Brigitte.
Et Dieu... créa la femme
Brigitte apareció en pantalla en el papel más salvaje que se había retratado de las mujeres en el cine francés de la época: bailando de un lado hacia otro, o prácticamente saltanto, al ritmo de un mambo. Y no paró ahí, el personaje decidió subirse a la mesa y seguir el baile.
Tenía 22 años y ya había logrado una de las escenas más eróticas del cine.
La sociedad francesa se escandalizó inmediatamente. En la mayoría de las películas podía observarse un perfil de actrices muy distinto al de ella. Recatadas, mesuradas, con ropa de alta moda y cientos de prendas sobre sus delgados cuerpos. Bardot, en cambio, se deshizo de los guantes, de los sombreros y los brasieres. Salió a cuadro con unos jeans a los tobillos y el cabello suelto.
El argumento de la película también era distinto: en el cine francés de finales de los 50 no había protagonistas que vivieran su sexualidad libremente, según se explica en un artículo publicado por la revista Paragraph.
En la historia del cine, la película puede considerarse como parte, o incluso precursora, de la Nueva Ola francesa. “Bardot como actriz principal hace un dramático contaste con con las estrellas femeninas francesas que ya estaban establecidas y que tenían la mayoría de los papeles en ese entonces, como Martine Carol”, se lee en la pieza.
Lo que la distinguía, además, era su particular manera de actuar, que muchos criticaron y consideraron que se debía a que no “tenía talento”. Aunque algunos proponen que se trató de una estrategia actoral para hacerla parecer naif y natural.
Las críticas se la comieron viva por la manera que apareció en pantalla. Por esta razón, la feminista y filósofa francesa Simone de Bouvoir defendió el nuevo modelo de sexualidad que propuso BB, aunque después reformuló su postura.
La filósofa aseguró en un ensayo titulado El síndrome de Brigitte Bardot y Lolita que el escándalo se debía a que el público masculino no estaba listo para ver a las mujeres vivir su sexualidad a la par que ellos.
“BB no intenta escandalizar. No tiene ningún reclamo que hacer: está más consiente de sus derechos que de sus tareas. Sigue sus inclinaciones, come cuando tiene hambre y hace el amor con la misma simplicidad, sin ceremonia alguna”, escribió la famosa escritora de la obra cumbre El segundo sexo.
“El deseo y el placer parecen más convincentes para ella que los preceptos y las convencionalidades. No critica a nadie. Hace lo que se le place y eso es lo que molesta”, escribió.
La figura de Brigitte Bardot, si bien impondría otro tipo de cánones sobre el cuerpo femenino, al menos habría roto con el molde que regía en aquel entonces y abonó a la ola de “liberación sexual” que caracterizó a la década de los 60.
Después de múltiples películas y el fenómeno que suscitó en la época moderna, BB anunció su retiro en 1974. Tenía poco más de 40 años de edad. Desde entonces se dedicó a la promoción de los derechos de los animales y creó la fundación Brigitte Bardot en 1986.
Fuera del reflector: múltiples escándalos
Aunque anunció su retiro al público, la polémica ha perseguido a BB desde aquella película que le ganó la fama mundial. Incluso, esa misma película fue censurada en los Estados Unidos y en países como España no se estrenó hasta años después, cuando ya era todo un fenómeno.
La polémica también alcanzó al sex symbol por “incitar al odio racial”, que le ha valido cinco multas hasta el momento, y por su postura en pro de la ultraderecha en su país.
Sin embargo, sobre su vida en el ojo público, Brigitte ha confesado que se arrepiente y que le gustaría regresar al anonimato, al mismo tiempo que vive su vejez a los casi 90 años.
“Fui considerada como una de las grandes stars mundiales y, sin embargo, no soy nada. Siempre tuve esa lucidez (...) Mi sueño es es regresar el anonimato completo. Me siento prisionera de mí misma. Es cierto que la mayoría de la gente ha dejado de pertenecerse, verdaderamente”, escribió.
Finalmente, la niña que no veía en sí misma ni la más mínima pizca de belleza revolucionó a todo un país con una hermosura feroz que hasta el momento era desconocida. Fue imitada por las grandes figuras del cine y las mujeres ordinarias por igual: Dios creó a la mujer, y la llamó Brigitte Bardot.
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