Pedro Armendáriz fue uno de los mexicanos que hizo historia de forma internacional al llevar con éxito su talento a Estados Unidos, siendo peleado por productores, aunque esto le costó varias criticas por parte del público mexicano por dejar de lado su carrera en tierra azteca.
Para los mexicanos siempre ha sido complicado hacerse camino en el extranjero, pero el caso de Pedro Armendáriz fue muy diferente y marcó la historia de la industria del entretenimiento en el país ya que llegó en participar en más de 20 películas fuera del país, la mayoría de estas son estadounidenses, mientras que sólo algunas francesas e italianas.
Mientras algunos críticos del cine y el público felicitaba en su momento al histrión por lo que estaba logrando, pero otros lo tacharon de traidor al ver a Hollywood como una competencia, acusaciones de las cuales tuvo que defenderse.
Algunos actores como María Félix llegaron a señalar que en la industria del entretenimiento estadounidense sólo buscaban a los mexicanos para hacer papeles de rancheros, indígenas o matones para ellos mostrarse como los salvadores de la sociedad, por ello y porque nunca le ofrecieron un papel a “la altura” La Doña decidió nunca debutar en EEUU y artistas como Armendáriz vieron afectada su imagen por sus declaraciones.
Sin embargo, Pedro gozó de una suerte muy diferente a la descrita por la actriz, pues los proyectos en Hollywood para el actor nunca fueron causa de controversia, ya que incluso los productores se habrían peleado por tenerlo unos minutos en la pantalla grande.
Igual que con Dolores del Río, el protagonista de Maclovia disfrutó de que los cineastas lo buscaran a él y lo llenaran de gentilezas, como él llamaba a las facilidades que le proporcionaban. A su llegada a tierra estadounidense, el histrión no pudo gastar ni un solo peso de su dinero, pues lo dejaron a cargo de una persona que sería su acompañante y todo lo que pidiera el actor tenía que ser proporcionado por él.
Fue invitado por Mary Pickford, una de las máximas figuras del cine mudo a nivel internacional, que también era accionista en la empresa United Artists Corporation, empresa cinematográfica fundada por ella, Charles Chaplin, Douglas Fairbanks y David Wark.
El hecho de que Armendáriz fue considerado como una figura muy importante dentro de la industria, se le permitía poner sus propias restricciones para su participación en películas, una de ellas y la más importante es que “de ninguna manera filmaría una película de ambiente ‘mexicano’”, la siguiente era que los guiones de las cintas en las que participaría “no se aprobarán hasta que yo me muestre de acuerdo”, dijo el actor en una entrevista.
La buena recepción que en ese país tuvieron con él no habría bastado para conquistar su corazón, incluso, aseguraba que él ya no podría dejar a México y su cine. “Mi hogar, mi vida, han sido forjados en México. Aquí están mi mujer y mi hijito, nuestros amigos... ¡No podría dejarlos! Iré a Hollywood a trabajar, sí, pero como si se tratara de unas vacaciones y nada más. Yo me debo al cine mexicano y ¡por ninguna cantidad me atrevería a traicionarlo!”, llegó a expresar.
Pese a que Pedro Armendáriz se mostró siempre renuente a vivir en Estados Unidos, sus últimos días los disfrutó ahí. El 18 de junio de 1963 el actor se suicidó en un hospital de Los Ángeles, en donde se encontraba internado debido a que un cáncer estaba acabando con su cadera, mismo que fue causado debido a radioactividad que había en la locación en la que se grabó la cinta The Conqueror, en la que él participó.
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