Mario Moreno “Cantinflas” es recordado por ser uno de los mejores actores y comediantes que surgieron durante la Época del Oro del cine mexicano, su ingenio y particular forma de hablar lo posicionó entre las grandes figuras del entretenimiento en el país.
Tuvo una larga trayectoria que comenzó en 1925, cuando tenía solo 14 años, y se enroló en una carpa de cómicos ambulantes. De acuerdo con el escritor y periodista, Carlos Monsiváis, su pseudónimo provenía de un espectador, quien al escucharlo hablar, sin sentido, le gritó la frase “Cuanto inflas”, que se redujo a Cantinflas. El cómico debutó en la pantalla grande en 1937 con la película “No te engañes corazón”, y de ahí en adelante dejó una extensa filmografía que abarcaría casi 50 películas.
Sin embargo, el actor Manuel Medel afirmó en varias entrevistas que el personaje de Cantinflas fue inspirado por un “borrachito” llamado Olegario que conoció cuando trabajaba en el teatro Follies, pues el “borrachito” era barrendero del lugar.
Después en 1940, interpretó el papel de policía en El gendarme desconocido, siguió Ni sangre ni arena en 1941, otro éxito en México y varios países latinoamericanos. A partir de 1942 se asoció con Miguel M. Delgado, actor y director mexicano, para producir películas con estilos de parodias, entre ellas El circo de Chaplin.
También incursionó en el mercado estadounidense con dos películas rodadas en Hollywood, La vuelta al mundo en 80 días de Michael Anderson, en 1956 y Pepe en el año 1960, de George Sidney.
En su debut en el cine norteamericano, Cantinflas fue el actor principal para los países de habla hispana y Niven lo fue para el público inglés. Con esta película Moreno ganó el Globo de Oro como Mejor actor de comedia.
Ésta última no tuvo el éxito que esperaba por lo que Mario Moreno volvió a México, hasta que en el año de 1972 con el rodaje de Don Quijote cabalga de nuevo fue a trabajar en España.
Sin embargo, hace casi 40 años, en 1981, Cantinflas saltaría por última vez frente a las cámaras para grabar la película El Barrendero, siendo este el último proyecto en el que escenificaría a un personaje en la pantalla grande.
“Su película El barrendero, la última que rodó, de 1981, tenía como objeto tener controlados a los basureros de DF y evitar así huelgas en el servicio de limpieza y también un mal compañero. Su afán de protagonismo le llevaba a “alargar sus improvisaciones de juegos de palabras y frases sin sentido tan características, con objeto de que no cupieran las líneas de sus compañeros, puesto que, al fin y al cabo, la estrella era él”, señaló el periodista Santiago Giménez en su libro El Club de los Execrables.
Sin lugar a duda, Cantinflas fue un parteaguas tanto en el cine como en la industria del entretenimiento. Tanta fue su influencia que su peculiar forma de hablar llevó a la creación de la expresión “Cantinflear” que fue reconocida en 1992 por la Real Academia Española y la define como “hablar o actuar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada con sustancia”.
Murió el 20 de abril de 1993, a los 81 años debido a que padecía de cáncer de pulmón. Fue un fin inevitable para el gran fumador que fue desde que convivía por los barrios pobres de la Ciudad de México.
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