El cine western o del Viejo Oeste es un símbolo identitario para la cinematografía estadounidense. Los filmes sobre historias de vaqueros y sus conflictos se volvieron de culto. Uno de sus mayores representantes fue John Wayne, el cual al visitar Durango se quedó enamorado: decidiendo comprar un rancho donde grabó algunas de sus icónicas películas. Ahora, el espacio se desquebraja en olvido.
Durango, al norte de México, se caracteriza por tener un clima árido y vientos secos. Se extiende entre montañas, tierra y más formaciones rocosas. Aunque los directores de western estadounidenses tenían varias locaciones en su país, como en Nevada, la versatilidad que daba el estado mexicano era insuperable.
Marion Robert Morrison, rebautizado en el mundo de la cinematografía mundial como John Wayne, cayó enamorado al conocer Durango. No solo lo vio como un espacio de grabación, sino también sintió conexión con los paisajes y la gente que le rodeaba. Impresionado por lo que observó, compró una locación y la nombró, con un error ortográfico luego corregido, como La Joya.
Durante su periodo de enamoramiento por las tierras mexicanas, John Wayne, tanto como actor y director, tuvo como centro a Durango en la espina dorsal de su filmografía entre los 60s y los 70s. El prolífico actor, de quien se piensa que tuvo participación en más de 150 películas, estrenó en tierras mexicanas títulos como: Los cuatro hijos de Katie Elder (1965), Lucha de gigante (1967) y Gigante entre los hombres (1971).
La presencia de una inminencia para el cine estadounidense como John Wayne, provocó que más productoras se vieran seducidas por Durango. Además de La Joya hay otras locaciones como Nombre de Dios, Paseo del Viejo Oeste, San Vicente Chupaderos, entre más.
La figura de John Wayne y el western es una de las medallas de mayor orgullo para los duranguenses, quienes aún presumen de ser parte de la cinematografía mundial. Aún cuando John Wayne no volvió, Durango siguió siendo centro para el cine. Cintas como Cavernícola (1981), protagonizada por Ringo Starr, La Máscara del Zorro (1998) y la polémica Dragon Ball: Evolution (2009) fueron filmadas en tierra mexicana.
John Wayne, apodado El Duque, murió el 11 de junio de 1979 a sus 72 años de edad. La razón de su deceso fue un maligno cáncer de estómago. Wayne no solo hizo películas del Viejo Oeste, sino que exploró facetas distintas. Entre sus cintas posterior al cine de vaqueros estuvo El conquistador de Mongolia: recordada como la cinta maldita que causó decenas de muertes, incluyendo la de Pedro Armendáriz, actor mexicano.
El conquistador de Mongolia fue filmada en Utah, Estados Unidos. El país se recuperaba de la Guerra Fría, conflicto no activo contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El mismo espacio de grabación se había probado armamento nuclear, dejando niveles altos de radiación. A pesar de la situación, terminaron la grabación.
Se estima que 91 personas involucradas en la producción, entre equipo de rodaje como talento, fallecieron en años consiguientes. Entre ellos, John Wayne y Pedro Armendáriz, quien se suicidó cuando el diagnóstico no fue favorable para él.
Posterior a la primera mitad de los 70s, John Wayne no volvió a Durango, ya que se encontraba en otra faceta de su carrera. Esto culminó de manera fatal en el hospital Ronald Reagan en Los Ángeles, California en 1979. La Joya, entonces, quedó a la deriva del estado de Durango y sus legítimos dueños. Sin embargo, y a pesar de ser una atracción turística de suma importancia, el rancho de Wayne no ha corrido con buena suerte.
En 2018, una posible falla en una instalación de gas, provocó un incendio en La joya. Del siniestro quedó como resultado fatal la afectación de, al menos, 12 fachadas de sets cinematográficos. Ahora el rancho, el que además fue vivienda del actor y director por un periodo, tiene un aspecto deplorable. La destrucción del fuego no fue plenamente resanada.
Los últimos dueños del rancho no son parientes lejanos de John Wayne. De hecho, el hijo del actor no se interesó en el cine, además de verse iluminado con otras propiedades de John Wayne. La Joya pasó un periodo sin nombre, hasta que Antonio Cigarroa, quien conoció y trabajó como cuidador del espacio directamente con Wayne, interpuso un reclamo por la falta de pagos tras el fallecimiento del actor. Desde entonces, la familia Cigarroa es propietaria de la tierra de John Wayne.
A pesar de que la locación es privada, el rancho de John Wayne está parcialmente abierto al público. Esta cercanía de Wayne con los mexicanos permitió que el gobierno de Durango interviniera posterior a la muerte del creador prodigio del western. Inclusive con dichos esfuerzos, La Joya dista de estar en su mejor momento.
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