A finales del 2007, un show de telerrealidad llegó a las pantallas del público estadounidense para revolucionar el mundo de las celebridades, la belleza y los negocios: Keeping Up With the Kardashians. Aunque en ese entonces, nadie podía imaginarse las dimensiones del fenómeno que desencadenó.
El propósito del programa era documentar el día a día de la familia de Kris Jenner, compuesta por su entonces pareja Caitlyn Jenner, las hijas que procreó con ella -Kendall y Kylie- y las que tuvo con el abogado y hombre de negocios Robert Kardashian: Kourtney, Klohé, Rob y Kim.
Un matriarcado sumamente unido, con un estilo de vida lleno de lujos y excentricidades. Tan sólo durante la primera temporada, Kim ya posaba desnuda para Plaboy y, junto a Kourtney y Klohé, tenía una exclusiva boutique en la ciudad de Calabasas, California.
Por su parte, las Jenner mostraban tintes de una explosiva personalidad que demostraron con un baile de pole-dance teniendo no más de doce años. En pantalla, era posible ver todos los detalles del drama familiar y de los buenos momentos. De repente, el show borró los límites entre el espectador y las protagonistas: todo estaba alcance de los curiosos.
Y esa fue una receta ganadora que se solidificó con las redes sociales. Pero la vida pública trae consigo algunas dificultades: críticas, burlas, episodios catastróficos, robos, mentiras de la prensa y cientos de haters a la orden del día. Eso también es parte de la vida de las Kardashian.
¿Famosas por ser famosas?
Desde el inicio de su lanzamiento al estrellato, las Kardashian recibieron cientos críticas por ser “famosas por ser famosas”, es decir, sin ninguna razón o talento aparente. Al respecto, Kim opinó durante una entrevista con David Letterman que, a pesar de que podría pensarse distinto, ser uno mismo en la televisión tiene una carga distinta.
“Actuar es muy difícil y no puedo hacerlo”, comenzó. “Pero es un personaje, si a alguien no le gusta esa película o ese personaje, está bien. Pero a las personas tenemos que agradarles por quienes somos. Para mí ese es un trabajo más difícil. ¿Cómo compartes tu vida? Tienes que triunfar por ser tú misma”.
“Hicimos un pacto desde el inicio: tenemos que mostrar todo y ser nosotros mismos. Lo que es diferente de nuestra situación es que, por lo general, en una familia sólo una persona se vuelve famosa. Pero yo pasé todo con cada miembro de mi familia al mismo tiempo. Si la cadena E! nos enviaba en un viaje por el mundo, íbamos juntas”, recordó.
En un inicio, nadie las veía más allá de “unas mujeres desesperadas trepando por los márgenes de la fama”, como escribió el New York Times con razón del estreno del show. Y, aunque el tiempo mostró lo contrario, las críticas y burlas han estado ahí desde entonces.
Los rumores y la desinformación
Recientemente, Khloé Kardashian explotó contra sus ‘haters’ por considerar que inventan constantemente cosas sobre ella y su vida, según escribió en su cuenta oficial de Twitter. Pues, a pesar de las Kardashian han optado desde el inicio del 2007 por compartir su vida con el público, hay cosas que mantienen en la intimidad.
“Ja, algunos de ustedes realmente inventarían cualquier cosa y jurarían que es verdad, como si supieran lo que está pasando. La verdad nunca es lo suficientemente buena... o lo suficientemente jugosa. Así que se crean una narrativa que encaja con lo que han decidido creer”, tuiteó.
Toda esa ola de especulaciones y desinformación, terminaron por hartar a la menor de las Kardashian: “En este punto eso es tan viejo. Siempre me ha aterrorizado cuando las personas crean mierda falsa sobre mí sin saber los hechos. Es una mierda rara”.
En la misma red social, Khloé continuó argumentando que los usuario en redes sociales no saben nada de su vida en realidad y que lo que dicen de ella es cada vez más “patético”, poniendo en riesgo su propia salud.
“Esto es tan insano a veces. Es indignante como las personas sienten que tiene el derecho de decir basura y mentiras sobre otras personas. Muchas personas lo hacen y es terrible”, concluyó.
Pero la desinformación no ha sido el único mal que ha recibido la familia Kardashian por estar todo el tiempo en el ojo público. En el 2016, Kim Kardashian sufrió un robo durante su estancia en la Semana de la Moda en París, Francia y todo empezó con un lujoso anillo que decidió presumir en Instagram.
Un peligro real: París, 2016
A través de sus redes sociales, Kim publicó algunas fotografías de un anillo sumamente lujoso que su todavía esposo, Kanye West, le había regalado ese año. Aquella publicación, que podría parecerse a cualquier otra, en realidad dio luz verde para que fuera víctima de un atraco.
Según contó Kim en No necesitan presentación, un grupo de cinco hombres liderado por Aomar Ait Khedache se hicieron pasar por policías para acceder al departamento en la rue Tronchet en donde dormía. Una vez dentro, la despojaron de millones de dólares en joyas y le apuntaron con un arma de fuego.
En aquel momento, Kim incluso tenía miedo de ser abusada sexualmente: “Como fueron arrestados, pude leer sus confesiones. Me enteré que me habían estado siguiendo por dos años en los que se prepararon para ese momento (...) Dijeron que vieron en redes sociales que tenía un enorme anillo nuevo”, recordó Kim.
Después de ese día, muchas cosas cambiaron para las Kardashian. Especialmente para Kim, quien se dijo paranoica después del altercado. No bastaba con un elemento de seguridad presente con ellas todo el tiempo; el programa que les había dado la fama escondía un lado oscuro: los riesgos que vienen con la fama desmedida.
No obstante, las Kardashian hacen frente a estas complicaciones unidas. “No importa cuánto hayan trascendido nuestras vidas al programa y a las filmaciones, ese programa somos nosotros”, contó en la misma entrevista.
“Creo que durante muchos años intentamos probar que somos cool y que queríamos ser famosos. Ahora, el show muestra que somos normales, que somos como cualquier familia. Cambió por completo (...) (los espectadores) vinieron con nosotros. Vieron cuando apenas podía pagar la renta de mi departamento”, continuó.
“No seríamos nosotros sin Keeping Up With the Kardashias”, concluyó Kim. Y, con justa razón, algunos argumentarían que la industria del entretenimiento, la moda y la belleza tampoco serían lo mismo sin ellas.
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