Hay parejas que no están destinadas a estar juntas. Su amor es demasiado fuerte y termina por consumirlo todo o, al revés, después de un tiempo descubren que no van bien juntos y que lo que los mantenía juntos era un espejismo.
Es el ejemplo de estas parejas icónicas de Hollywood: se convirtieron en símbolo del amor y del glamur. Se juraron amor eterno a los ojos de cientos, pero no lo cumplieron. Aun así, festejaron el amor a lo grande.
Shirley Temple y John Agar: un amor ahogado en alcohol
Durante su infancia, Shirley Jane Temple fue una de las estrellas más exitosas de la época dorada de Hollywood. Con la cara redonda, siempre risueña, y los icónicos rizos dorados, la niña se ganó el cariño de toda la industria y, antes de cumplir los 10 años, ya había protagonizado alrededor de 30 películas.
Sin embargo, como pasa con todas las estrellas infantiles desde entonces, apenas creció, Shirley tuvo que innovar en su carrera para no quedarse atrás. Y un matrimonio “ideal” se convirtió en una parte vital de esta ecuación.
Aunque, con el paso del tiempo, la unión nupcial terminó por ser un pasaje obscuro en la historia de esta estrella: los problemas con el alcohol de su pareja y su comportamiento errático marcaron este primer matrimonio en la vida de la actriz.
Con tan sólo 17 años, Temple contrajo matrimonio con el sargento e instructor de educación física John Agar. Lo conoció a los 15, de acuerdo con The Guardian, en una fiesta a través de David O. Selznick, quien en ese entonces era el representante de la actriz.
La pareja celebró su unión en 1945 en una ceremonia con 500 invitados que tuvo lugar en una iglesia metodista en Los Ángeles, California. Posteriormente, hubo una recepción en la casa de los padres de Temple —quienes, según ha trascendido, no estaban de acuerdo con la unión— que contó con la asistencia de 700 invitados.
En un esfuerzo por convertirse en una pareja mediática, John fue acogido por el representante de Temple después del matrimonio y se convirtió en actor. Trabajaron juntos en películas como Adventure in Baltimore, conocida bajo el título Una joven rebelde en América Latina y que representó una importante pérdida para la Radio-Keith-Orpheum (RKO) y el éxito de John Ford y Henry Fonda, Fort Apache.
Sin embargo, este matrimonio no auguraba nada bueno para Temple. Desde el inicio, según contó en su autobiografía Child Star, su esposo comenzó a tener actitudes violentas: ya en la luna de miel dudaba si en realidad era la primera pareja sexual de Shirley y tenía un carácter impredecible y agresivo con ella.
Procrearon una hija juntos, Linda Susan Agar, quien nació en enero de 1948. Sin embargo, la actriz no soportó más a su marido, ni sus problemas con la bebida y su comportamiento violento. En 1948, Temple pidió el divorcio, argumentando que John había ejercido “crueldad mental” sobre ella.
Ella siguió adelante. Finalmente, un matrimonio mediático no hizo falta para dar vuelo a su carrera, que después incursionó en la política estadounidense. Sin embargo, se especula que él le guardó rencor por el resto de sus días.
Marilyn Monroe y Joe Dimaggio: la sombra de las flores
Ya habían pasado más de 30 años desde aquel día en que Marylin Monroe fue hallada sin vida en el dormitorio de su casa en Brentwood, California, el 5 de agosto de 1962. Sin embargo, cada semana sin falta, decenas de flores llegaban a su lápida .
¿El remitente? Joe Di Maggio. El hombre que la amó, según el biógrafo del beisbolista Dr. Rock Positano, más que ningún otro. La amaba por su belleza, sí, como cualquier otro; pero sobre todo por su dulzura, su inocencia y su perspicaz inteligencia. Y su repentino fallecimiento dejó un dolor incurable en el atleta.
Joe y Marilyn se casaron en 1954 y, aunque el matrimonio duró apenas nueve meses, una vez que la rubia decidió separarse de él porque, según argumentaba, él ejercía “crueldad mental” sobre ella; el atleta no dejó de preocuparse por su exesposa.
Aun cuando Marilyn había saltado a la siguiente relación y en 1961 terminó con el escritor Arthur Miller, Joe quiso apoyarla y la retiró de la clínica psiquiátrica en la que se había internado por su “fragilidad emocional” para buscarle refugio en un campo de entrenamiento de los Yankees en Florida.
No obstante, la relación entre la superestrella y el atleta está llena de episodios sumamente escabrosos. Aunque, según argumenta el biógrafo del deportista, todo tenía un solo motivo: el amor y la protección que Joe buscaba proporcionar a la actriz.
Finalmente, la tumba de Marilyn se quedó sin flores en 1999, cuando el beisbolista falleció a causa del cáncer de pulmón que padecía. En el lecho de su muerte, Joe todavía la traía en la cabeza el recuerdo de aquel amor: “Al fin voy a poder ver a Marilyn”, pronunció.
Rita Hayworth y el Príncipe Alí Khan: la gota que derramó el vaso
El de Rita Hayworth y el Príncipe Alí Khan fue la gota que derramó el vaso. Un amor, si es que así puede llamarse, lleno de infidelidades y mentiras. Antes de él, Rita ya había estado casada con dos hombres sumamente abusivos. Después de él, tuvo una caída en el alcohol de la que le costó levantarse.
Margarita Cansino, el nombre real de la protagonista de Gilda, contrajo matrimonio por primera vez con Edward Johnson, un sujeto que la orilló a someterse a distintas prácticas crueles para modificar su imagen y lograr obtener trabajos en la industria cinematográfica que le permitieran ganar fama.
Tanía sólo 18 años y, según la revista Vanity Fair, pensó que casarse era la única manera de escapar de un padre que abusaba sexualmente de ella desde antes de cumplir los 15 años. Sin embargo, Rita no encontró la ansiada libertad con Johnson y se divorció en 1942. Un año después contrajo matrimonio con Orson Welles.
Pero la suerte fue la misma: la mente maestra detrás de El Ciudadano Kane resultó ser una mala pareja. Pronto se presentaron las ausencias, las infidelidades y desprecios. Así que Rita se divorció de él y dio paso a un tercer matrimonio en 1949. Esta vez desposaría a un príncipe de verdad.
La boda fue un gran evento para la prensa internacional. Se llevó a cabo en la Vallauris, cerca de Mónaco, el 27 de mayo de aquel año. Entre los invitados destacaron importantes figuras y la actriz, enfundada en un vestido lavanda y un glamuroso sombrero a juego, entró pisando un manto de flores de 30 mil rosas, según Vanity Fair.
Entre las decoraciones del lugar en donde se llevó a cabo la recepción, destacaron una piscina con mil litros de su colonia favorita y, flotando sobre ella, un arreglo floral que formaba las iniciales de la pareja. El lujoso Chateau de l’Horizon se veía más lujoso que nunca.
La actriz fue la primera en desposar a un miembro de la realeza, como años después lo haría Grace Kelly. Sin embargo, la unión fracasó. El playboy continuó en su papel de galán y el divorcio se hizo inevitable.
Procrearon una hija, la princesa Jazmín y Rita regresó a Hollywood con un severo problema con el alcoholismo, de acuerdo con lo reportado por distintos medios.
Aunque se casó un par de veces más, la actriz siempre tuvo en cuenta que quien se enamoraba de ella, lo hacía por las razones equivocadas: “Los hombres se van a la cama con Guilda y se despiertan conmigo”, dijo alguna vez.
Elizabeth Taylor & Michael Todd: “Hasta que la muerte nos separe”
El amor fue un tema delicado para esta icónica actriz de ojos verdes. El primer esposo le había llegado a una corta edad. Con tan sólo 19 años, Elizabeth Taylor contrajo nupcias con el heredero de la cadena hotelera Nicky Hilton.
Pero el hombre resultó en un alcohólico violento y, enfermo de celos por el éxito de Taylor, la agredió en más de una ocasión. Incluso, de acuerdo con Vanity Fair, le ocasionó un aborto de una patada.
Después de nueve meses de aquel infierno, Taylor huyó despavorida y encontró refugió en los brazos de Michael Winding, un actor mucho mayor que ella con el que procreó dos hijos. Sin embargo, el amor tampoco triunfó entre ellos y después de cuatro años, en 1957, Taylor firmó su segundo divorcio.
En medio de la construcción de una brillante carrera y de cimentar su nombre como uno de los más grandes en la industria del cine, Elizabeth conoció al productor de cine Mike Todd y ambos intercambiaron votos matrimoniales el 2 de febrero de 1957 en México; se juraron amor “hasta que la muerte los separe” y así fue.
Un accidente aéreo en 1958 dio muerte a Mike y puso un punto irremediable en lo que la misma Liz Taylor catalogó como el “amor de su vida”, dejándola sumamente malherida. No obstante, en medio del duelo, Elizabeth encontró consuelo con Eddie Fisher; el esposo de su entonces amiga, Debbie Reynolds.
Frank Sinatra y Ava Gardner: tan ardiente que lo consumió todo
En 1951, Frank Sinatra y Ava Gardner se juraron amor eterno. Un día antes, según relató la periodista Raquel Piñeiro en la revista Vanity Fair, Ava recibió una carta en donde una una tabajadora sexual relató, con lujo de detalle, la relación que mantuvo con el cantante de Fly me to the moon.
La confesión hizo dudar a Ava, después de todo Sinatra siempre fue un mujeriego. Pero eso no fue suficiente para detenerla de casarse con quien había encontrado un amor sumamente apasionante y el siete de noviembre de aquel año, Sinatra y Gardner contrajeron matrimonio.
La pareja se enamoró durante una cita que terminó con disparos en las calles de Palm Springs y con ambos detenidos por la policía. Aunque la anécdota se ha modificado con el tiempo e, incluso, exagerado: “La verdad es más emocionante, y a la vez menos. Bebimos, nos reímos, hablamos y nos enamoramos”, explicó Ava en sus memorias.
Aunque Sinatra estaba casado Nancy, la madre de sus tres hijos, eso no evitó que la atracción creciera entre ambos. Según rememora Ava: “Nos convertimos en amantes para siempre, eternamente. Sentía que pasase lo que pasase, siempre estaríamos enamorados. Y sabe Dios que pasaron cosas”.
Los unían desde las posiciones políticas hasta su amor la fiesta, el alcohol y el buen sexo. Pero en cuanto se destapó el romance, la sociedad estadounidense conservadora reaccionó con escándalo. Después de todo, Sinatra seguía siendo un católico casado. Así que ponto se desahogaron con cartas dirigidas a Ava, la mayoría comenzaba con un “Hola, put*”.
Tiempo después, Nancy anunció su separación de Sinatra, aunque el divorcio no llegó inmediatamente. Vivieron una relación tan apasionante que lo consumió todo: abundaban los celos y las escenas en público. Aun cuando contrajeron matrimonio, nada parecía apagarlos.
Hasta que finalmente, en 1953 un comunicado anunció la separación de la pareja. Ava decidió huir a Palm Spring, en donde estuvo recluida por dos semanas. Sinatra se rodeó de amigos para enfrentar lo que parecía el final de ambos. Aunque en realidad no lo fue, pues la icónica pareja continuó una relación durante el resto de su vida.
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