Pedro Infante fue intérprete de numerosas canciones que llegaron a ser su marca personal como cantante. La mayoría de los temas fueron compuestos por Manuel Esperón, José Alfredo Jiménez o Rubén Fuentes, pero existen canciones que tenían su toque personal, pues el músico que llevaba dentro lo orillaba a escribir de vez en cuando algunos versos que después llegó a interpretar.
El “Ídolo de Guamúchil” desde pequeño se interesó en la música debido a que su padre, Don Delfino, se dedicaba a ella y lo sumergió en su mundo desde una temprana edad, esperando que compartiera su pasión por este arte.
Sin embargo, ninguno de los dos llegó a adentrarse mucho en la composición de música, pues su fuerte estaba en tocar instrumentos como el violín, el piano y la guitarra, además de cantar.
Cuando Infante se convirtió en la celebridad más importante de su época, quiso comenzar a adentrarse en nuevos ámbitos musicales, pues él disfrutaba de escribir y componer algunos versos de canciones, pero su autoría siempre se quedó en el olvido, pues él no buscaba más reconocimiento y sólo lo hacía por entretenimiento.
Según narró María Luisa León, su primera esposa, el actor de vez en cuando le escribía a ella cartas o versos, de forma muy poética, pero nunca trascendieron sus palabras por ser dedicadas únicamente a ella.
José Ernesto Infante, sobrino de Pedro, aseguró que el cantante usualmente pedía a los compositores que consideraba más cercanos a él, componer alguna canción con un tema es específico, alguna palabra o un motivo, como fue el caso de Despacito, un tema que habría sido compuesto para que Infante pudiera cantarla a Irma Dorantes y expresarle su amor.
Manuel Esperón aseguró que él escribía canciones especialmente para Pedro Infante, pues sabía que algunos textos sólo se escucharían bien con el tono, el sentimiento y el tipo de voz que el sinaloense tenía.
Pero hubo un caso especial con Carta a Eufemia de Chava Flores, pues según compartió con Infobae México José Ernesto, a partir de un texto que escribió Infante, surgió dicha canción. Los párrafos que el cantante escribía eran entregados a los compositores, quienes los arreglaban hasta que quedaran versos que pudieran ser entonados con una melodía.
Lamentablemente, se tiene un nulo registro oficial de las canciones que pudieron haber sido ideadas por el “Ídolo de Guamúchil” ya que él casi no participaba en la creación de éstas, pero La tertulia, también de Chava Flores, se agrega al listado de los versos que nacieron de una idea de Infante.
“Esto me lo dijo hace muchos años José Alfredo (Jiménez) que (Pedro Infante) le pasó dos textos, y creo que de ahí sacó dos o tres canciones. Carta a Eufemia medio la hizo Pedro, sobre todo canciones picarescas, como La tertulia, también le metió un poco a la hora de la composición, con Chava Flores, pero no era su especialidad”, dijo José Ernesto.
La facilidad con la que Pedro Infante lograba aprenderse una canción, e incluso grabarla en un disco sin problemas después de haberla ensayado unas cuantas veces, era posible gracias a esto y a la cercana relación que mantuvo con los compositores, además de que ellos siempre le permitieron modificarlas de acuerdo a lo que él pensaba que se escuchaba mejor.
Estos elementos permitieron que discos enteros de Peerless pudieran ser grabados en sólo un día o que temas como Amorcito corazón, No volveré, Maldita sea mi suerte o Cien años, sean consideradas como las más populares de él hasta la fecha.
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