Paul Rudd es una estrella de Hollywood que todavía parece ser el hombre común y más simpático de la ciudad. Antes de ser Ant-Man, el actor ganó popularidad gracias a su participación recurrente en “Friends” y con su rol protagónico en “Ni idea” cuando tenía 24 años. Luego, de la mano del director Judd Patow, logró ser conocido como la “cara bonita” de las comedias en películas como “Virgen a los 40”, “Bienvenido a los 40” o “Ligeramente embarazada”.
Gracioso, amable, eternamente sonriente. “¡No hay nada sexy en ser agradable!”, protestó el actor originario de Nueva Jersey decidido a derribar mitos. “Aunque, sin embargo, me encanta cuando la gente lo es. Porque creo que la vida es muy dura, que hay muchas cosas que te pueden deprimir, que son muy frustrantes y enloquecedoras… Por muy cursi que suene, la amabilidad es algo que puede frenar eso un poco. La amabilidad y las risas”.
De perfil bajo, Rudd lleva casado 15 años con la misma mujer, Julie Yaeger, con la que tiene dos hijos y no se le conoce ningún escándalo. Es un tipo normal, de sonrisa simple y porte sencillo sin mucho aire de estrella. Pero el tipo del montón ha sabido darle la vuelta a su talento convirtiéndolo en su mejor arma. Es Ant-Man, el más diminuto de los superhéroes de Marvel. Un personaje que le dio fama mundial a los 50 años.
Su familia es el centro de su meteórica carrera. Cuando no está con sus seres queridos o en un set de rodaje, dedica su tiempo a numerosas ONG que apoya. “Mi padre me dijo que hay dos tipos de gente: los que dan y los que no. Prefiero estar entre los primeros”.
Una conexión especial con “Titanic”
Paul es hijo de Gloria y Michael Rudd. La pareja británica se conoció en Londres antes de emigrar a los EEUU. Michael fue vicepresidente de la aerolínea Trans World Airlines (TWA), un trabajo que llevó a su familia desde Nueva Jersey a Kansas cuando el actor tenía 10 años. Después de que el padre de Rudd dejara TWA, encontró una carrera más emocionante como guía turístico de sitios históricos, incluidos muchos asociados con el Titanic, en Europa.
La fascinación del viejo Rudd por la historia terminó afectando la carrera de actor de su hijo. Mucho antes de que Leonardo DiCaprio se convirtiera en Jack Dawson, el padre de Rudd era miembro de la Sociedad Histórica del Titanic, y tenía una colección de recuerdos en el sótano. Cuando James Cameron anunció sus planes de convertir el trágico accidente en una epopeya en la pantalla grande, Paul fue el primero en la fila para el papel principal.
“Ese fue el único papel que realmente quería para mi papá”, dijo el actor a GQ. Pero su conocimiento de los entresijos del histórico Titanic puede haberle hecho más daño que bien para conseguir ese rol tan icónico. En una entrevista con James Corden, el intérprete recordó divagar sobre los constructores navales, Harland & Wolff, y aparentemente exasperaba a los directores de casting, a quienes nada de esa información les importaba. Con su habitual humor autocrítico, Rudd reconoció: “Nadie quedó impresionado”.
Pese a que no obtuvo el trabajo Paul fue un gran compañero y se podría decir que es el responsable de la exitosa carrera de Leonardo DiCaprio, a quien convenció de aceptar el protagónico de “Titanic” mientras ambos trabajaban en “Romeo + Julieta” de Baz Luhrmann.
Rudd contó la historia en “The Graham Norton Show” de la TV inglesa. Él y DiCaprio estaban en el set cuando Leo le comentó sobre aquel papel. “Fue en mi último día de trabajo, un grupo fuimos a un bar y yo estaba en camino con Leo”, señaló Rudd. “Él dijo: ‘Acabo de recibir esta oferta y es para una película enorme. Se llama Titanic… No sé qué hacer’”.
“Deberías hacerlo”, le dijo Rudd al ganador del Oscar después de que le contó que le habían ofrecido interpretar a Jack. Después de dicha conversaciones, DiCaprio aceptó el papel. “No sé si yo ayudé en esa decisión, pero es interesante pensar en ello de vez en cuando”, señaló Rudd antes de bromear. “¡Porque él después hizo la película!”.
La película fue un éxito en la taquilla y Leonardo DiCaprio se convirtió en una superestrella internacional y uno de los actores más respetados de su generación. Paul no se equivocó.
En su vejez, el anciano Rudd se convirtió en un personaje memorable en Lenexa, Kansas, contó su hijo a la revista GQ. Rudd recordó la afición de su padre por escribir cartas de quejas y reclamos al periódico local, un pasatiempo prolífico que inspiró su apodo, “The Angry Lenexan”. Michael tenía sentido del humor acerca de su reputación de cascarrabias y, hasta su muerte, reenviaba sus cartas a sus hijos. “Era un gran escritor de cartas. Escribía a los periódicos y simplemente daba su opinión. Siempre eran cartas brillantes. Señalando la hipocresía y lo patético que es todo”, contó el actor al medio.
La muerte de su padre a causa de cáncer en 2008 lo hizo crecer de golpe. “Sentí que mi infancia había terminado cuando murió mi padre. Descubrí que perder a un padre es lo que te empuja a la edad adulta. Para mí lo fue”, dijo Rudd a Time Out Chicago.
DJ de bar mitzvá y un encuentro casual
Antes de convertirse en una estrella del cine y la televisión, Paul tuvo una variedad de trabajos ocasionales para salir adelante, y algunos de ellos fueron bastante inusuales. Durante un tiempo, Rudd trabajó como DJ para niños en cumpleaños y bar mitzvá.
Cuando estaba en plena búsqueda de su pasión y antes de protagonizar comedias vulgares y películas de superhéroes, contempló llevar su carrera en una dirección muy diferente: pasó un semestre en Oxford, Londres, estudiando teatro jacobeo. Luego tomaría un rumbo muy distinto. Una situación que le genera risa hasta el día de hoy. Recuerda esa experiencia con placer aunque reconoce que su vida tomó otra dirección. “Asocio mucha felicidad con pasar tiempo allí y trabajar en obras de teatro que eran muy inglesas. Me gusta, y luego, por otro lado, me gano la vida contando chistes de erección y de flatulencias”.
Rudd es uno de los actores más queridos por sus colegas de Hollywood. Pero los famosos se sintieron atraídas por él incluso antes de que él mismo se convirtiera en uno. Después de graduarse, quería encontrar trabajo en los escenarios de Broadway. Eso y una serie de accidentes automovilísticos hicieron que quisiera “ir a algún lugar donde no haya coches”.
Rudd comenzó a preguntarse si era hora de cambiar de ciudad. Había estado pensando en mudarse a Nueva York durante algún tiempo, pero estaba esperando el momento adecuado.
Obtuvo una audición que requería que trajera su propio monólogo, por lo que fue a la biblioteca de Julliard a estudiar. Encontró una escena de “Amadeus”. Distraído mientras corría por la calle tratando frenéticamente de memorizar sus líneas a tiempo, se chocó con otro peatón. Cuando miró hacia arriba, se dio cuenta de que era el propio Amadeus, el actor Tom Hulce, uno de los más admirados por Rudd. Se disculpó y le explicó la extraña coincidencia. Y por alguna razón, Hulce le preguntó si vivía en la ciudad. Rudd dijo que estaba pensando en mudarse allí, y Hulce le dijo que debería hacerlo. “Te gustará”, le dijo. Eso lo decidió. “No necesitaba más letreros. Y lo hice, y he estado aquí desde entonces”.
Un superhéroe que daba risa
Un par de años atrás, antes de que Ant-Man hiciera su debut en el universo de Marvel Studios, el personaje era un superhéroe relativamente desconocido para el publico general. Cuando se confirmó la película, Paul tuvo sus propios desafíos personales para interpretar al personaje en la pantalla grande. Así lo contó el propio actor.
Durante una conversación con Chris Evans (”Capitán América”) en el segmento “Actors on Actors” de Variety, Rudd recordó cómo se convirtió en el blanco de las bromas luego de que quedarse con dicho rol. “Yo contaba: ‘Obtuve este papel, estoy interpretando a Ant-Man’, y me respondían: ‘Bueno, ¿qué hace Ant-Man?’”, recordó. “Yo decía: ‘Él puede reducirse al tamaño de una hormiga, pero conserva la fuerza y también puede controlar a las hormigas y hablar con las hormigas’. Y la gente se reía mientras yo explicaba lo que hace el personaje”.
Luego de que Evans se riera de esa explicación demostrando el punto de Rudd, el actor detrás de Ant-Man continuó su relato explicando que la gente no solo se reía por las características del personaje, sino que también se burlaba por el hecho de que él interpretase a un superhéroe. “No soy el primer tipo en el que la gente pensaría cuando se trata de interpretar a un gran superhéroe. Quería intentar hacer un personaje, un superhéroe, que fuera una persona normal, que sea identificable”, explicó el actor.
Pero finalmente las cosas resultaron muy bien para Rudd y hasta ahora ha interpretado a Ant-Man en varias películas de Marvel y de hecho ya está en producción una tercera película en solitario del personaje, que llegaría en 2023 debido a los retrasos por la pandemia.
La noche que casi muere en un robo
Cuando Rudd tenía 24 años y estaba a punto de hacer “Ni idea”, la película que sería su primera gran oportunidad, un amigo llamado Justin conducía en Los Ángeles cuando un camión que venía en sentido contrario lo cruzó y lo golpeó de frente. En ese momento estaban haciendo una obra de teatro. Justin tenía 22 años. Su muerte afectó mucho a Rudd.
Por entonces, Los Ángeles pareció volverse en su contra. Una noche durante el rodaje de la película, fue víctima de un violento asalto que casi le cuesta la vida. Había ido a cenar con un amigo a Jerry’s Deli. De regreso a su auto, un delincuente lo atacó. “Esta es una pistola de verdad”, le dijo a Rudd. “Cuidado, porque te voy a matar.” El actor le aseguró que le creía y que se llevara todo. “No crees que sea un arma de verdad”, le dijo el hombre y disparó. La bala atravesó el cabello de Rudd. El ladrón le robó la mochila y salió corriendo.
“Solo recuerdo el sonido”, dijo, rememorando cuando escucho el disparo. “La gente en el estacionamiento estaba realmente asustada. Luego tuve que ir a trabajar al día siguiente. Era una escena en un club. Estaba bailando. Y me acababan de disparar la noche anterior”.
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