Mario Moreno “Cantinflas “ cumpliría 110 años este jueves 12 de agosto. Es recordado como uno de los comediantes más grandes que ha salido de México, su característica manera de expresarse lo catapultó como una estrella a nivel internacional para así quedarse resguardado dentro de la memoria de quien miró alguna de sus más de 40 películas.
A pesar de ser muy carismáticos frente a la cámara, en más de una ocasión le han atribuido malos tratos a personas allegadas a su vida personal, así como también con quien llegó a trabajar con él.
Una de ellas fue Estanislao Schillinsky, mejor conocido como Shilinsky, el cual era pareja de la hermana de Valentina Ivanova, esposa de Mario Moreno. Se sabe que debido a la popularidad y gran cantidad de trabajo que tenía Cantinflas en los cines, su concuño comenzó a sentir envidia del comediante, debido a que ambos iniciaron su carrera en la carpa de su suegro.
Algunos han afirmado que durante una cena, Shilinsky se habría acercado a Moreno, en supuesto estado de ebriedad, diciéndole que él tenía algo que Cantinflas nunca podría tener, a lo que este respondió preguntándole a qué se refería, el comediante de origen lituano le contestó que nunca tendría hijos.
Esta hecho fue expuesto por el director de Sebastián del Amo, en la película biográfica del comediante de 2014, en la que el actor español Óscar Jaenada interpretó a Cantinflas, mientras que Luis Gerardo Méndez actuó como Shilinsky.
Moreno y su esposa, Valentina Ivanova Zuvareff, nunca pudieron ser padres de algún hijo biológico, pues se cree que el actor era estéril, es por eso que para cumplir su sueño de ser padres, adoptaron un niño, a quien bautizaron como Mario Arturo Moreno Ivanova, quien nació en 1961.
Algunos otros claroscuros de la vida de Cantinflas fueron expuestos por el periodista Santiago Giménez en su libro El Club de los Execrables, pues señaló que el actor siempre exigía más dinero para que pudieran trabajar con él.
“Cantinflas siempre desempeñaba el papel de hombre sin recursos, pero con un corazón de oro. Sin embargo, parece que lo tenía más oscuro que el futuro de Bárcenas, y sí, mostraba su misma afición a acumular oro. De hecho, rechazó ser la imagen del Mundial de México porque a su entender no le pagaban lo suficiente, y fue denunciado por la Central Campesina Independiente como uno de los mayores latifundistas de México”, señaló de la mano de su editor, Malcolm Otero.
Los mismos autores apuntan que Cantinflas le dejó de importar el lado artístico, por su afán de tener más poder e influencia: ”De la ligera crítica política de sus primeros años, de sus (también ligeros) ataques al poderoso, a hacer cine al dictado del poder. Le gustaba más el poder que criticarlo.”
“Su película El barrendero, la última que rodó, de 1981, tenía como objeto tener controlados a los basureros de DF y evitar así huelgas en el servicio de limpieza”— y también un mal compañero. Su afán de protagonismo le llevaba a “alargar sus improvisaciones de juegos de palabras y frases sin sentido tan características, con objeto de que no cupieran las líneas de sus compañeros, puesto que, al fin y al cabo, la estrella era él”, apuntaron.
Sin lugar a duda, Cantinflas fue un parteaguas tanto en el cine como en la industria del entretenimiento. Tanta fue su influencia que su peculiar forma de hablar llevó a la creación de la expresión “Cantinflear” que fue reconocida en 1992 por la Real Academia Española y la define como “hablar o actuar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada con sustancia”.
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