Fue en diciembre de 1994 cuando un suceso conmocionó a la sociedad mexicana, pues repentinamente y sin dejar huella, el reputado neurofisiólogo y psicólogo Jacobo Grinberg-Zylberbaum desapareció. Ese día 8, el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no se presentó a impartir sus clases ni a su laboratorio de la histórica universidad mexicana, pero la alerta la dio su familia cuando el 12 de diciembre, día de su cumpleaños, no se presentó a la reunión preparada para él.
Tenía 47 años cuando el hombre judeo-mexicano, considerado “chamán científico” continuaba con sus múltiples experimentos para probar una teoría relacionada con la telepatía, la telequinesia y el espectro de la consciencia. Jacobo llevaba años siendo un estudioso de la mente humana y entonces ya era un prolífico escritor de ensayos científicos, donde la física cuántica y las seudociencias se mezclaban- además de ser un connotado conferencista con ponencias presentadas en varios países.
Nacido el 12 de diciembre de 1946 en la Ciudad de México, desde muy joven mostró interés en los fenómenos mentales, curiosidad que lo llevó a matricularse para estudiar Psicología en la UNAM, donde años más tarde impulsó la creación de un laboratorio en la Facultad de Psicología.
Luego de titularse, obtuvo un doctorado en el New York Medical College, donde llevó un registro electrofisiológico del cerebro humano expuesto a estímulos geométricos. A su regreso a México creó el laboratorio de psicofisiología en la Universidad Anáhuac, y tiempo después el Instituto Nacional para el Estudio de la Conciencia, en 1987, con el apoyo de la UNAM y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).
Creador de la teoría Sintérgica que asegura que “existe un continuo de espacio de energía, pero el humano común sólo puede percibir una parte de éste”, Jacobo recorrió México para estudiar con los chamanes, poseedores de saberes ancestrales, pues tenía la obsesión de brindar una explicación científica a las prácticas del chamanismo mexicano.
Considerado como un personaje relevante de la contracultura mexicana, hizo una concienzuda investigación en los 70 de los “fenómenos milagrosos” realizados por la curandera Bárbara Guerrero, conocida como “Pachita”, famosa entonces por operar con sus manos desnudas, supuestamente con la ayuda del espíritu del tlatoani mexica Cuauhtémoc.
Medio hermano mayor del actor Ari Telch, Jacobo se casó tres veces y tuvo una única hija a la que amaba, por ello era difícil de creer para sus amigos que el científico llevara varios días sin ponerse en contacto con ella, como en diciembre de 1994 lo contó Teresa Mendoza, su segunda esposa, al percatarse de la ausencia de Jacobo.
Tras el aviso de la desaparición y bajo el régimen de Ernesto Zedillo, Antonio Fernández González, entonces procurador General de Justicia del Distrito Federal, creó una fiscalía para buscar al científico, dirigida por el comandante Clemente Padilla, uno de los mejores policías, que se dedicó a investigar qué pasó. Sin embargo, cuando en 1995 Clemente se acercaba a alguna vaga respuesta, fue eliminado de su puesto –pues se dice que “estaba tocando ciertos temas”- y no pudo concretar nada. Como no hubo cadáver, no hubo pruebas y nunca se supo si Jacobo huyó voluntariamente o no. Incluso, se sabe que Jacobo antes de su desaparición había comunicado que tenía el plan de ir de vacaciones de fin del año 1994 al Tíbet, aunque según las averiguaciones nunca salió del país, ni entró a esa región de Asia.
La experiencia interna (1975), El despertar de la conciencia (1978), La luz angelmática (1983), La expansión del presente (1988), y Los chamanes de México V: El cerebro y los chamanes (1989), son algunos de los títulos de la bibliografía compuesta por más de 50 publicaciones, del hombre cuya desaparición sigue siendo un enigma.
Existen diversas hipótesis que intentan esclarecer qué pasó en verdad con Jacobo Grinberg, un hombre que desapareció de la faz de la tierra en el punto más alto de su carrera: se ha dicho que fue víctima de un crimen pasional por parte de su esposa Teresa, quien se reubicó en Estados Unidos –aunque ello no pudo comprobarse-; que sus investigaciones inquietaron tanto al Federal Bureau of Investigation (FBI) o a la Central Intelligence Agency (CIA) que por ello lo “desaparecieron”.
Otros deducen que la National Aeronautics and Space Administration (NASA) lo raptó y lo mantiene trabajando para ellos por su amplio conocimiento, debido a que presuntamente ya había colaborado tiempo atrás con los servicios secretos de Estados Unidos en sus intentos por lograr contacto espacial; y los más “conspiranoicos” incluso aseguran que Jacobo fue abducido por seres extraterrestres en calidad de ejemplar humano “iluminado”.
En 2019, el actor Ari Telch habló así sobre su hermano y la investigación cerrada en 1996: “Lo extrañamos mucho, no sabemos si lo asesinaron, no sabemos si trascendió, no sabemos qué pasó, aquí está (entre nosotros) sin duda alguna. No sigue abierto el caso, se abrió una procuraduría especial para investigar su desaparición, se sabe que la mujer, Teresa Mendoza, se sabe que está viva y está escondida en Estados Unidos, pero desgraciadamente la investigación no siguió, está cerrada. Lo adoro, para mí Jacobo fue una imagen paterna, porque es hijo de un matrimonio previo al de mi mamá.”, dijo el histrión al programa Hoy.
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