El 15 de abril 1957 sucedería una de las noticias que más ha sacudido a las audiencias en México. Pedro Infante dejaría de existir víctima de un accidente aéreo en un barrio popular de Mérida, Yucatán.
El ídolo del Guamúchil dejaría un hueco que jamás sanaría. Su despedida fue uno de los eventos más tristes que se han televisado y, para constarlo, existe registro de la conmovedora crónica que dio Noticiero Mexicano.
“Pedro nuestro amado Pedro, se ha confirmado ha muerto”, un publico enmudecido de aquel entonces sería testigo del gran funeral en el que los más grandes de la época de Cine de Oro dieron el último adiós.
“Mientas la multitud llora sus despojos, en silencio llora su madre rodeada de sus hijas y de sus recuerdos. Es como el cadáver de un gimnasio, de una casa, las cosas suelen morirse junto con sus dueños, con una muerte más fría, más dura”, fue el inicio de la despedida del histrión.
Con lujo de detalle se pudo ver cómo quedó su vivienda, ya sin él más que en esencia. Antes de llevarlo a sepultar y entre rosarios, quienes amaron a su hijo acompañan a su madre, ella lloraba de desesperación por la noticia. Pues el ícono más grande de aquel entonces había muerto trágicamente.
“El llanto de su madre tiene la intensidad de una gran derrota del espíritu. Lo acompaña el dolor puro del pueblo, sincero y espontáneo. Él éxito de su existencia brillante, se rompe en el filo de los crespones”, fue parte de la descriptiva de una bella crónica que anunció el fin de una leyenda.
Entre los famosos que asistieron, también devastados, se encontraron figuras icónicas como Cantinflas, EL Indio Fernández, Aceves Mejía; el boxeador Ratón Macías, Irma Dorante y hasta la Tacita.
“Desfila ante el féretro la cauda de la admiración, la cosecha de la amistad Aceves Mejía y otros charros cantores le dicen adiós. Los papeleritos a quienes cantó”. Una referencia a la película que se filmó en el 51.
“El desfile de la multitud no se detiene y ellas se desmayan”. Como se pudo apreciar hace 64 años, quienes acudieron a Panteón Jardín de la Ciudad de México, lloraron del dolor por la pérdida. Algunas de sus fanáticas terminaron inconscientes. Quienes aún de pie cantaron sus interpretaciones más célebres.
“¿Cuántas le amamos? ¿Cuántas anónimamente hemos seguido su vida y su muerte? Pero volverá siempre en cada canción”, describió parte de la crónica de despedida. En ella se retrataría el sentir de los famosos que llevaron los restos del ranchero a descansar por siempre.
“Pedro Vargas; otra gran voz retiene le aliento. Presente ‘El Ratón’ Macías, símbolo de fuerza ágil; Cantinflas conmocionado por el compañero caído, El Indio Fernández avalúa la pérdida; Tucita Llamas, la más pequeña de nuestras actrices, también llora”.
“El momento ha llegado no se puede esperar más. Adiós, Pedro. Paz en tu gloria”, tras estas emotivas palabras terminaría la emisión más triste del 57, la que dejó una herida y abrió paso a una leyenda que perdurará siempre.
Para entonces, Pedro Infante ya era una superestrella consolidada del medio artístico y sus participaciones en el cine y la música lo consagraban como el máximo exponente de la canción ranchera y romántica, y la figura más fulgurante del cine nacional.
El día de su muerte, “el ídolo de Guamúchil” viajaba como copiloto en la C-87 Liberator Express, vehículo que lo llevó a la muerte, y el hecho de que nunca se encontraron sus restos -que podría justificarse por el impacto demoledor de la avioneta-, ha ayudado a abonar a una serie de mitos en torno a su figura.
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