“Días después de que dejó al descubierto su rostro, falleció, El Santo. El Enmascarado de plata pasa a ser leyenda. Anoche en México a las 09:40, Rodolfo Guzmán Huerta dejo de existir víctima de un infarto después de estar actuando en un teatro capitalino, una muerte que le ha dolido a todos loes mexicanos y una multitud lo acompañó a su última morada”.
Así se dio a conocer la notica de la muerte del famoso luchador en televisión nacional. El periodista Fernando Schwartz en Noticias 24 de Televisa, dejó atónitas a las audiencias. Hasta ese entonces, Rodolfo solo era un nombre que hacía sentido en su circulo más cercano, entre amigos y familiares. Todo sucedió un trágico 5 de febrero de 1984.
Para el resto de México, El Santo era una leyenda consagrada que participó en más de 60 películas, reconocido campeón de lucha libre, escapista y actor.
El Santo, o Rodolfo Guzmán como ya se había popularizado tras su muerte, era prácticamente un ícono internacional conocido y aclamado hasta en Europa y Medio Oriente. Aunque su identidad se había develado tiempo atrás, pudo conservar el misticismo hasta el lecho de su muerte.
Se empezó a sentir mal después de un sketch cómico en el teatro blanquita. de lado del actor Alfredo Solares. Es lo que en televisión nacional reportaron.
“Estábamos haciendo un sketch con un grupo de actores, siempre hacíamos tres funciones los domingos. Cuando hacemos la segunda función se empezó a sentir mal, mal. Era un sanatorio de locos (la obra), yo era el velador. Él visitaba a un enfermo y de repente me atacaban unos locos. Él llegaba defenderme”, recuerdo Solares sobré el fatídico día en el que se despidió de su amigo.
“Hacían simulacro de lucha. Hacía una cosa espectacular, lo golpeaban en la cabeza y también se volvía loco. Puras cosas cómicas entre todos. Después se empieza a sentir mal, decía: ‘Me duele el brazo, me duele aquí'. Inmediatamente se lo llevan al sanatorio”, fue de lo último que escuchó del luchador.
Cómo a las nueve y media me avisan que no iba a haber tercer función. Se colocó el anuncio que piden las autoridades. Y cuando me hablaron a las 10 un poco antes, me dijeron que ya no iba a participar nunca. Acababa de fallecer en ese momento”, recordó con amargura su amigo y cómplice en puestas teatrales.
Pocos años antes de su muerte, El Santo ya llevaba un marcapasos, esto solo era bien sabido por sus conocidos más cercanos. La familia pidió que esa información fuese confidencial. Incluso en ese año, y tras su muerte, se hizo oficial que unos de sus 11 hijos llevaría el manto para continuar el legado de su padre.
En ese entonces, El Hijo de El Santo tenía 21 años y era estudiante comunicación, jamás profesó la carrera.
En el funeral, y como fue su deseo, respetaron enterrarlo con su icónica máscara. Quienes trasladaron su féretro al velatorio fueron familiares y luchadores famosos como Blue Demon, Huracán Ramírez, Wolf Rubinskis y Enrique Llanes.
Poco antes de su muerte, El Enmascarado de Plata, dejó ver su rostro desnudo en una entrevista con Jacobo Zabludovsky en el programa Contrapunto, durante un especial para desmitificar la profesión de la lucha libre.
Solo conservó el misterio de cómo lucían sus ojos. Los mantuvo cerrados. “Tiene cara de profesor”, fue lo que le dijeron cuando, al aire, reveló el rostro que todo México esperaba conocer.
“Los años pasaron y me retiré de la lucha cuando se empezó a pagar mucho más dinero, todavía. Yo viví de la lucha desde 1933-34. El Santo nace en el 42, ya para 1952, en una revista, era un veterano”, dijo el luchador en aquella emisión del programa.
“El Santo se retiró, como dice el mundo: me fui a mi tiempo”, explicó sobre su emblemática carrera. A las pocas semanas de haber dado la exclusiva, la leyenda se apagaría para siempre. Un infarto fulminante a sus 66 años de edad acabaría con su vida. Sin embargo, la muerte no fue suficiente para terminar su legado. A la fecha perdura. La historia de El Santo, no sabe sino seguir evolucionando para inspirar a otros.
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