El día que Thalía y Paco Stanley coquetearon en televisión

Thalía es conocida como una de las cantantes más populares del género pop que salieron de México. Primero estuvo su paso por Timbiriche, donde rápidamente la señalaron como una de las integrantes favoritas del grupo juvenil. Después, ya como solista, destacó tanto en la música como por sus actuaciones en telenovela.

Apenas en 1996 había sido todo un hito en Televisa por el éxito que hubo con el melodrama María la del Barrio. Sin embargo, luego de terminar con dicha producción, Thalía eligió darle más importancia a su carrera musical y poner en pausa lo hecho en la pantalla chica.

Con esto en mente, dedicó alrededor de nueve meses en el estudio de grabación para sacar uno de sus discos más importantes en toda su trayectoria como cantante. En 1997 salió a la venta Amor a la mexicana, un álbum producido por Emilio Estefan, un empresario reconocido por trabajar con Shakira, Jennifer López y Ricky Martin.

Este disco debutó en el onceavo lugar del chart de Billboard Latin 50. Por otra parte, EMI, sello discográfico a cargo del álbum, aseguró que se han vendido más de 7 millones de copias de Amor a la mexicana.

Con todo lo anterior vino una gira de promoción muy intensa para Thalía, pues debía viajar a diferentes países para presentar su más reciente producción. No obstante, a pesar de la necesidad de darse a conocer a nivel internacional, Thalía también se abrió espacio para mostrar su nuevo material en México.

La elección fue dentro de los foros de Televisa y el destino fue ¡Pácalteas!, un programa de variedades liderado por Paco Stanley, quien por entonces era una de las personalidades más sólidas de la televisión. Esta transmisión del afamado presentador se destacaba por sus bromas constantes, dinámicas con el público y la presentación de artistas reconocidos.

No sería la primera vez que Thalía vería a Stanley. Ya en años anteriores estuvo presente en otro de sus programas: ¡Ándale! Era con el mismo formato, quizá con la única diferencia de que la compañía de Paco en la conducción no era la de Mario Bezares, sino la de Benito Castro.

Ya desde entonces había complicidad entre la cantante y el conductor. Thalía sabía de sobra lo coqueto que podía ser Paco Stanley con sus invitadas y que ella no sería la excepción. Más que molestarse por ello, Thalía prefería seguirle el juego.

Esa visita de 1997 no fue la excepción. Thalía, que no por nada es reconocida también por su belleza, llamó la atención del presentador por el atuendo amarillo que portaba en esa ocasión. Este mostraba su vientre plano, mismo que destacaba otros tantos encantos de la intérprete.

Tras hacerle las preguntas de rutina sobre sus viajes al extranjero y cómo fue la producción de Amor a la mexicana, Stanley y Thalía comenzaron con cierto jugueteo entre ambos. Primero se soltó un botón del saco de Paco y se agachó para tomarlo; la cantante, que quería molestarlo, le dijo al público “Se está poniendo nervioso”, insinuando que su presencia lo ponía así.

“Aguántame tantito, voy a coserlo y regreso”, respondió Stanley mientras fingía salir del set. Thalía lo detuvo y soltó el sugerente comentario de “Mejor quítate todos (los botones del saco)”. Paco, quien entendió el juego de la joven cantante, actuó como si fuera a desvestirse para provocar las risas de la también actriz.

Al cabo de un tiempo, luego de que prosiguiera la entrevista, Paco hizo la pregunta obligada: “¿Hay algún galán ahorita?”. Y es que Thalía era una de las solteras del medio del espectáculo más codiciadas; no sólo por ser un icono de la moda, sino también por su talento actoral y musical.

Sin embargo, como en otras ocasiones, la intérprete evadió el tema con una respuesta igual de sugerente que la anterior. Fingiendo coquetería, Thalía se le acercó a Paco, lo acarició en el rostro y expresó “Mi amor, (no tengo) porque tú no quieres”.

Por supuesto, como es bien sabido, Thalía se casó con Tommy Mottola tres años después, en el año 2000; su matrimonio ha sido uno de los más duraderos entre la farándula. Los acercamientos con Stanley, por otra parte, no eran más que una broma entre los dos.

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