Por unas horas, Katie Price creyó que iba a morir, incluso los médicos le dijeron que debían realizarle una transfusión porque había perdido mucha sangre.
La famosa ex modelo británica de 43 años compartió en una entrevista en exclusiva con The Sun la terrible experiencia que vivió tras someterse a una ronda de cirugías plásticas en una clínica de Turquía. Al despertar de su última intervención, su estado de salud era muy delicado, y parecía “un monstruo”, con el rostro hinchado y completamente desfigurado.
“Honestamente, me fui al infierno y regresé, fue horrible. ‘Dios mío, parezco un monstruo de una película de terror’. Solo pensé: ‘Esto es todo, voy a morir’. Estaba aterrorizada de parecer un monstruo, como la novia de Wildenstein o una muñeca falsa. Me desperté con agujeros y puntos de sutura en todo el cuerpo; parecía que me salían bigotes de gato por la nariz y los ojos”, explicó al diario británico.
Price voló a Turquía hace tres semanas junto con su prometido, Carl Woods, y con el equipo de su canal de YouTube, donde cuenta con 337.000 suscriptores. Su intención era filmar, de principio a fin, el proceso quirúrgico para mostrar a sus seguidores, en un “minidocumental”, lo que ocurre cuando pasas por el quirófano. Pero no pensó que sus planes se fueran a torcerse.
Reino Unido mantiene al país de Oriente Medio en la lista roja de destinos por la pandemia de COVID-19. A pesar de esto, la empresaria decidió viajar a Turquía, porque, dice, “es el mejor lugar para cirugías [estéticas]”.
Una vez allí, la operó el doctor Karim en la clínica Comfort Zone. Price se sometió a cinco tratamientos: una liposucción de cuerpo completo, otra debajo de la barbilla, estiramientos de ojos y labios, y, además, le inyectaron grasa en el trasero.
“A Carl le preocupaba que mi nariz se viera diferente. [...] El médico entró, dibujó todo mi cuerpo, y Carl dijo: ‘¿Qué diablos? ¿Estás segura de que quieres todo eso? Te amo como eres, de lo contrario no me casaría contigo. Así que si quieres que se haga, hazlo, pero no quiero que te quejes más por tu apariencia’”, recordó la ex modelo. “Solo dije: ‘Sí, está bien, ¡hagámoslo!’. Y no recuerdo nada después de eso”.
Su novio observó el procedimiento desde la cabina y se puso muy nervioso. Llegó a temer por la vida de su prometida.
“El pobre Carl dijo que era lo peor que había visto en su vida. Pensó que estaba muerta... Dijo que había un montón de tubos y que estaba molesto porque yo parecía completamente indefensa. Dijo que era como ver tronchar un trozo de carne”, contó ella a The Sun.
Cuando Katie se despertó, los cirujanos le explicaron que necesitaba una transfusión de sangre. Ella aún se sentía confusa por la anestesia.
“Todavía me estaba recuperando, me preguntaron, y no pude pensar bien. Carl dijo: ‘¿Por qué querrías dos pintas de sangre de una persona cualquiera con COVID?’. Yo estaba como... ‘Sí, no quería cortarme accidentalmente, lamerlo y que fuera la sangre de otra persona. Me hizo sentir mal, así que dije que no”, contó la famosa a The Sun.
Al verse por primera vez en el espejo, para comprobar los resultados, se asustó. Estaba irreconocible, tal y como se aprecia en las fotografías que compartió en exclusiva con el periódico británico. Su rostro se veía muy hinchado y tenía el labio deformado. Entonces pensó: “¿Qué mierda hice?”.
Katie todavía se siente débil, pero está “comiendo bien y tomando pastillas para ayudar[la a sentirse mejor]”. Explicó que se sometió a tantos tratamientos estéticos porque echaba de menos a la vieja Katie. Hace un año, se cayó durante un viaje y se rompió los dos pies. Se pasó meses sentada en una silla de ruedas sin poder hacer deporte. Al recuperarse de la lesión pensó que se había abandonado durante mucho tiempo y que no se sentía cómoda con su físico.
“Todos los días me miraba a mí misma y pensaba: ‘Dios mío, me dejé llevar’. No podía correr, y lo único que hacía era comer. Todo el mundo sabe que ya no me veía como antes, ¡nunca he estado tan gorda! Quiero que la gente sepa por qué lo hice. No es porque sea infeliz, nunca he sido más feliz. Estoy en una relación amorosa. Pero simplemente quiero que vuelva la vieja Katie”, explicó.
La empresaria recordó que siempre ha sido muy honesta a la hora de revelar los retoques estéticos que se ha hecho, y dijo que es una “veterana” de los tratamientos de estética. Se operó por primera vez con 30 años, y desde entonces ya perdió la cuenta de las intervenciones sobre sus senos -cree que fueron unos 12-. También se ha realizado varias liposucciones, tres estiramientos faciales y muchas inyecciones de botox.
Su boda será a finales de 2021, y para entonces quería que todo fuera perfecto. Después del susto inicial, dijo que ahora está más tranquila; su rostro aún está inflamado, pero confía en parecerse pronto a la antigua Katie.
“Me encanta. No veo la diferencia todavía, ya que todo sigue hinchado, pero también me hicieron las extensiones de cabello allí y ahora me siento como la vieja Katie”.
Por el momento se recupera en Turquía hasta poder regresar a Reino Unido, donde tendrá que guardar cuarentena por la pandemia del COVID-19.
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