Durante la década de los años setenta, hablar de homosexualidad en la pantalla grande era una cuestión tabú, hasta ese entonces, la representación de la orientación sexual no tenía tantos matices. No se concebía toda una comunidad como ahora. Solo existían “las locas” en las películas de ficheras. Todo cambió hasta que llegó El Lugar sin Límites de Arturo Ripstein.
Inspirada en la facción homóloga del Chileno José Donoso, el film representa la vida de hedonismo y vicios que era característica en las películas de ese entonces. Roberto Cobo destacó en su papel de un hombre homosexual poco usual en la pantalla. Alguien que se puso los zapatos de un dueño de un prostíbulo, y entre momentos de contrastes muy coloridos, otros de crudeza. La Manuela fue un personaje difícil de conseguir. A Ripstein le llevó meses encontrar quién quisiera interpretar al excéntrico travestido. Una figura poco usual para un protagónico en ese entonces, muy estigmatizado, también.
La Manuela es una travesti que vive con su hija, “la japonesita”, en un prostíbulo de un pequeño pueblo mexicano. Allí manda don Alejo, el gamonal del pueblo, quien además quiere comprar el burdel para vender toda la población a un consorcio privado.
Pero las dueñas se resisten a venderlo. El ahijado de don Alejo, Pancho, es un cliente del lugar. Manuela teme por agresiones pasadas. Las cosas cambian cuando una noche Pancho y su cuñado llegan al burdel y al ser recibidos y seducidos por la japonesita, Manuela hace su aparición.
Con un beso entre Pancho y Manuela la película se convierte en una historia trágica que habla de la discriminación, la segregación y la supervivencia en la pobreza. En otras palabras, se trata de una película que no tiene final feliz, donde la realidad golpea con ímpetu.
Para concebir a tan polémico personaje que daría uno el primer beso gay en pantalla, que sin tapujos, dejó boquiabiertos a más de uno, Ripstein llegó a contar que tuvo que lidiar mucho con Cobo. Lo describió como alguien indisciplinado. Aunque le temía bastante, pues era un actor alto y de complexión fuerte. Sin embargo. la actuación de quien también dio vida a El Jaibo, le valió galardones y su interpretación es de considerada de las más valientes hasta la fecha.
“Fue un actor de los mil demonios, un actor muy indisciplinado, muy falto de rigor. Entonces trabajar con el era muy difícil, dirigirlo era muy complicado, me acuerdo que era un esfuerzo. Me saca una cabeza este tipo es muy fuertote, me va a pegar, era como domar a un oso”, reveló Ripstein en una entrevista que dio a Canal 22 en 2015.
El polémico beso causó sensación en la edición 26 del festiva de cine de San Sebastián. A finales de los años setenta, España aun era Franquista, por lo que llevar una escena así ante un público tan “decente”, como lo describió Ripstein, fue un desafío. Mostrar un primer beso gay en pantalla dejó conmocionados a muchos. Sin embargo, su valentía por ese hecho le valió un reconocimiento sin igual y totalmente honorífico.
“Fue un escandaloso cuando pasó en San Sebastián la película . Todavía era una España Franquista, ahí. País muy decente, en el momento en el que se están acercando, Gonzalo Vega y la Manuela empecé a escuchar un gritadero de los mil diablos. Fue divertidísimo. Armé en Escándalo pero en serio”, recordó el director sobre el escena del polémico beso en un país totalmente censurado. Corrió con suerte a diferencia de otros de sus colegas.
La película obtuvo el premio especial del jurado. Según el director, hacer la película era un reto especial, pues se trataba de poner en escena seriedad que le faltaba a una comunidad que en ese entonces todavía no se concebía. nadie hablaba del famosos acrónimo LGBTI+, que ahora aglomera a toda una sociedad ensombrecida y perseguida, incluso hasta la fecha en el contexto del mes del Orgullo.
“Era curioso que la homosexualidad en el cine mexicano era tratado de ‘loquitas’ de ‘chistosas’, ¿no? Era los que hacían papel de mariquitas, era de caérseles la mano, de caminar de Tongolele,. Nunca se trató como enserio, ni siquiera mis compañeros de generación dos eran gay, tampoco lo trataban en serio. Yo soy le primero, que trata el tema de la homosexualidad con más concreción y mostrándolo más claramente”, fue la explicación de Ripstein sobre la cinta. La película obtendría cuatro premios Ariel. Mejor película, mejor actuación para Roberto Cobo, mejor coactuación masculina para Gonzáles Vega y mejor coactuación femenina para Lucha Villa.
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