A lo largo de la historia de la música, muchos artistas han tenido desafortunados desenlaces, algunos productos de la fama y otros simplemente terribles coincidencias que los encaran en el punto más álgido de sus carreras.
Sin embargo, su legado ha quedado marcado para siempre, convirtiendo a aquellos cantantes, compositores y autores en leyendas y mitos que forman parte de la identidad cultural de Latinoamérica.
Si bien el paso de estos artistas fue fugaz y su éxito en géneros incompatibles entre sí, aún permanecen vivos a través de sus letras, sus melodías y sus memorias retratados en el arte más humano de todos: la música.
Selena Quintanilla, la cantante que fue asesinada por su más grande fan
Probablemente el asesinato de “La Reina del Tex Mex” ha sido uno de los que más han impactado no sólo el mundo de la música, sino que estremeció el medio del entretenimiento a nivel mundial.
La mañana del 31 de marzo de 1995, Yolanda Saldívar, la fundadora y presidenta del club de fans de Selena, disparó en contra de la cantante con un revólver calibre .38 mm, causándole una herida en el tórax que le provocaría, horas más tarde, la muerte.
El asesinato ocurrió en el motel Days Inn, en la ciudad de Corpus Christi, Texas, en donde Quintanilla se encontraba grabando un disco.
La razón de este ataque en concreto aún no se ha definido, pero han salido a la luz diversas versiones, como que la relación entre la intérprete de Bidi Bidi Bom Bom y Yolanda Saldívar, al principio muy cercana, se había deteriorado porque la mujer habría estado robando parte de las ganancias de los negocios de Selena que manejaba.
La reacción de Saldívar ante los reclamos de la famosa cantante y dueña de la marca Selena Etc. fue asesinarla y luego encerrarse durante diez horas en su camioneta, mientras amenazaba con quitarse la vida.
Yolanda, que en ese momento tenía 35 años, fue sentenciada a cadena perpetua, con la posibilidad de solicitar libertad condicional en 2025. El asesinato de Selena ha sido uno de los mitos más grandes de la música, tanto así que en 2020 Netflix produjo una serie biográfica de la cantante de origen estadounidense.
Valentín Elizalde, el asesinato de “El Gallo de Oro”
El cantante Sonorense Valentín Elizalde fue asesinado el 25 de noviembre del 2006 cuando salía del Palenque de la Expo-Feria en Reynosa, Tamaulipas, en donde acababa de dar un concierto.
El intérprete de Vete ya abordó una Suburban negra acompañado de su representante Mario Mendoza Grajeda, su primo, Fausto “Tano” Elizalde y el chofer, Reynaldo Ballesteros.
Al avanzar unos cien metros, dos autos le cerraron el paso a la camioneta, y descendieron dos hombres que dispararon a mansalva con armas de alto calibre al vehículo negro.
Fue tal el ataque, que el parabrisas y una ventanilla quedaron destrozadas. En la escena se encontraron más de 60 casquillos.
Elizalde, cantante de música regional mexicana, recibió balazos en el torso, cabeza, piernas y un brazo. A pesar de que su muerte fue instantánea, Tano, su primo, creyó que estaba vivo en medio del ataque.
“Cuando vi el cuerpo baleado de Valentín aún estaba con vida. Lo tomé en mis brazos para protegerlo y le decía: ‘¡Vámonos!, ¡vámonos!’, porque casi estoy seguro de que él estaba vivo cuando yo lo agarré'. Ya en ningún momento habló, él con su ojo izquierdo abierto me miraba y yo sentía que estaba vivo cuando lo agarré. Cuando pararon los tiros para quererlo sacar fue cuando él se me fue para un lado, ahí fue cuando yo empecé a gritar como loco, a llorar como loco”, recordó Tano en una entrevista.
Las razones del asesinato tampoco están muy claras, pero la versión más aceptada es la que implicaba el tema A mis enemigos, la canción dedicada a Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, no gustó al grupo contrario, el Cártel del Golfo, quienes consideraron una falta de respeto que Elizalde la interpretara en su territorio.
Hace poco, las versiones sobre este crimen se han disparado, y la más polémica es que el propio Tano está implicado en la muerte de su primo.
La fatal coincidencia de Facundo Cabral
Rodolfo Enrique Cabral, mejor conocido como Facundo Cabral, fue un cantautor y poeta nacido en la ciudad de La Plata, en Buenos Aires, Argentina. Sus composiciones fueron una bandera de crítica social y política, lo que lo volvió uno de los trovadores más queridos de Latinoamérica.
El 9 de julio del 2011, Cabral salió de un concierto de Ciudad de Guatemala, en Guatemala, en una camioneta conducida por el empresario Henry Fariñas. Ambos se dirigían al aeropuerto para viajar a Nicaragua, y su reunión se debió a que Henry había contratado a Cabral.
Según la versión oficial, Fariñas tenía un nexo con el costarricense Alejandro Jiménez, un narcotraficante que hacía de enlace entre Centroamérica y el cártel de Sinaloa, liderado por Joaquín “El Chapo” Guzmán. Debido a un desencuentro que ambos tuvieron por problemas de dinero, Jiménez, conocido como “El Palidejo” mandó a matar a Fariñas.
Desafortunadamente, la orden coincidió con que Cabral se encontraba en el asiento de copiloto del auto que sería el blanco del brutal ataque. Tres autos los cercaron, de donde bajaron varios sicarios que dispararon con fusiles de asalto en el Boulverad Liberación.
En el lugar, Cabral resultó muerto, mientras que Henry sólo fue herido. “El Palidejo” fue condenado como autor intelectual de la muerte del cantante en 2016, mientras que Fariñas recibió sentencia por los delitos de narcotráfico y lavado de dinero.
Víctor Jara, el rostro de la dictadura en Chile
El asesinato y tortura del mayor referente de la canción de la protesta, Víctor Jara, no sólo estremeció el mundo de la música, sino que también denotó los horrores de la dictadura chilena de Augusto Pinochet durante los años setenta.
Jara, el poeta de la resistencia, director de teatro, profesor y escritor, era simpatizante del comunismo y la libertad, pero también de Salvador Allende, para quien compuso el himno “Venceremos”, que posteriormente se volvería un símbolo invaluable para el pueblo chileno.
Un día después del histórico golpe de Estado contra Allende, el 12 de septiembre de 1973 Jara fue detenido en la Universidad Técnica del Estado, donde era profesor, y trasladado para ser interrogado y torturado en un vestuario del Estadio Chile.
La tortura consistió en cortarle los dedos y la lengua, para que no pudiera tocar su guitarra y cantar, además de quemarlo en diversas ocasiones con cigarrillos y someterlo a simulacros de fusilamiento. Fue hasta el 16 de septiembre que finalmente fue acribillado, y su cuerpo encontrado tres días después con más de 40 heridas de bala.
La saña de su asesinato y el poema Somos cinco mil escrito durante su estancia en el estadio, horas previas a su muerte, le valieron el convertirse en un mito de la música latinoamericana, además de encarnar a las incontables víctimas de la dictadura. Al final, el famoso estadio fue bautizado con su nombre, en conmemoración a él y a su lucha.
Chalino Sánchez, “El Rey de los Corridos”
Rosalino Sánchez Félix era un cantante de música regional originario de Culiacán, Sinaloa, en el norte de México. Mejor conocido como Chalino Sánchez, este hombre sería el centro de muchas leyendas, en especial, la de su muerte.
Después de un largo camino para lograr su fama en 1992, casi diez años después de haber empezado su carrera musical, Sánchez se dio a conocer a nivel internacional debido a que un hombre lo intentó matar en un concierto suyo en Coachella. El cantante sacó un arma para defenderse.
El 15 de mayo de 1992, Chalino dio una presentación en Sinaloa, y a la mitad de su canción Alma enamorada recibió una nota de amenaza de muerte. A pesar del terror que ello le provocó, el cantante terminó su concierto.
Cuando viajaba en su camioneta saliendo del show, un grupo de personas armadas que se presentó como policía federal lo interceptaron y anunciaron a sus acompañantes que querían hablar a solas con él.
El cantante de Nieves de enero aceptó resignado. El 16 de mayo, sin embargo, encontraron su cuerpo en un canal de agua; tenía las muñecas y los tobillos atados, además de que estaba vendado de los ojos. Además, tenía dos tiros de gracia en la nuca.
Esta fue la primer muerte registrada en el mundo de la música regional mexicana supuestamente por arreglos de cuentas con el narcotráfico.
Tony Barrera, el genio de Polymarchs
El colectivo Polymarchs, que marcó la juventud de los años ochentas y noventas, fue un grupo musical originario de la Ciudad de México y caracterizado por los usos de luces y las grandes fiestas que organizaban, pero también por la terrible muerte de uno de sus integrantes: Tony Barrera.
Barrera nació en Oaxaca en 1963 y cuando apenas tenía 14 años demostró su enorme talento con las tornamesas. Tony encarnó los principios de lo que hoy en día conocemos como “DJ’s”, y tocó en lugares como el Palacio de los Deportes, la Sala de Armas y el Hotel de México.
Su asesinato se dio en condiciones misteriosas que hasta la fecha no se han esclarecido, pero que resultaron estremecedoras para el medio artístico de ese momento. El 26 de mayo de 1998, su cuerpo sin vida fue encontrado en el departamento que habitaba en la colonia Candelaria Pérez, en Culhuacán.
Tony estaba semidesnudo, estrangulado y con signos de evidente violencia física y sexual. Oficialmente, el asesinato se clasificó como un asalto, pero según vecinos de Barrera fueron tres personas que el músico conocía, por lo que era un crimen cuyo móvil era la violencia de género. Tony tenía 35 años.
Sergio Gómez, líder de K-Paz de la Sierra torturado y asesinado
Una de las muertes que más impacto al mundo de la música grupera fue la de Sergio Gómez, vocalista de la famosa banda K-Paz de la Sierra.
La tragedia sucedió cuando el cantante se presentó en un estadio de Morelia, Michoacán, a lado de Joan Sebastian, mejor conocido como “El Rey del Jaripeo”, el 1 de diciembre del 2007.
Según se dice, Gómez había sido amenazado en diversas llamadas para no presentarse en el Estado Morelia, pero el músico hizo caso omiso a las advertencias y sólo contrató a algunos elementos de seguridad.
A la salida de dicho concierto, Sergio fue secuestrado junto a los empresarios Víctor Hugo Sánchez y Javier Rivera, quienes fueron liberados a los pocos días. Para el 3 de diciembre, los restos de Sergio Gómez fueron encontrados con claras muestras de tortura en un poblado al noreste de Morelia.
La teoría más aceptada sobre este crimen fue que Sergio había sido amenazado Nazario Moreno González “El Chayo”, quien era líder de “La Familia Michoacana”, por haber aceptado otorgar una presentación a “Los Zetas”, agrupación rival del cártel.
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