María Félix es considerada un ícono en la cultura mexicana, no sólo por sus grandes actuaciones en la Época de Oro del Cine en México, y su característica y dura personalidad, sino también por ser un referente de la moda de su época al cargar con las joyas y vestidos de marcas de alta costura, y por supuesto el día de su boda con Jorge Negrete no fue la excepción.
María Félix y Jorge Negrete se casaron un 18 de octubre de 1952 en la casa de la actriz, una enorme propiedad conocida como la Finca de Catipoato, ubicada en la alcaldía Tlalpan, al sur de la Ciudad de México. Los invitados más destacados a dicho evento fueron Diego Rivera y Frida Kahlo, Emilio ‘El Indio’ Fernández, Octavio Paz, Andrés Soler y Columba Domínguez.
La boda, detrás del alcance mediático que generó por tratarse de dos de las personalidades más importantes de esos años, fue muy criticada, ya que el encargado en llevar a cabo dicho evento fue el juez Próspero Olivares Sosa, el mismo que casó a María Félix con el músico Agustín Lara y a Negrete con Gloria Marín. Así como también porque seis meses atrás, Jorge y Gloria habían firmado el divorcio, y días antes se hablaba de un romance entre María Félix y el argentino Carlos Thompson.
El vestido de novia fue creado por el diseñador, Armando Valdés Peza, quien también fue columnista del diario El Universal y actor. En su sección “Crónicas de México” reseñaba los eventos sociales de las clases altas desde su postura de socialite, pero fue a través de sus películas que Valdés Peza hizo historia en el cine mexicano.
Participó en el vestuario en más de 30 películas. Su primera película como diseñador “Yo bailé con Don Porfirio” en 1942, y sólo cuatro años después, Emilio ‘El Indio’ Fernández le dio el sí para vestir a María Félix y Jorge Negrete en el filme “El Peñón de las Ánimas” y luego en “Enamorada”.
El vestido diseñado por Valdés Peza originalmente sólo estaba destinado para la película “El rapto” la cual protagonizó la pareja de Félix y Negrete, y a pesar de que apareció en un par de escenas, La Doña decidió que ese ocuparía en su boda.
El diseño contaba con tono rosa palo de lino, estaba compuesto por una parte superior abotonada, de cuello cerrado y decorado con un prendedor. Se unía con la falda gracias a un delgado cinturón que remarcaba la figura de la actriz, mientras que la zona inferior estaba decorada con holanes de encaje blanco. Debajo, llevaba una enagua que le aportaba volumen y movimiento a la falda.
Gracias a sus colaboraciones con los cineastas “El Indio” Fernández y Gabriel Figueroa logró consolidar al cine mexicano como una manera de captar y difundir los valores, identidad y estilo nacional con el mismo efecto que los diseños de Edith Head en Hollywood.
Muchos aseguran que Valdés Peza ayudó a María Félix para convertirse en el ícono que las mexicanas querían emular y que todo el mundo admiraba, gracias a sus diseños. También se comenta que impulsó a establecer a México, junto con otros maestros como Ramón Valdiosera, como un país en el que el estilo y la elegancia internacional eran el parte de la vida diaria de un sector de la sociedad mexicana.
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