Corría el año de 2009 y los melodramas de Televisa continuaban entre lo más alto en niveles de audiencia. Sin embargo, una de las producciones más fuerte que hubo durante ese año sería aquella manejada por Nicandro Díaz González y que contaba con un elenco inigualable.
Y es que Mañana es para siempre tenía todas las de ganar. Por una parte contaba con la participación de Ariadne Díaz y la actuación antagónica de Lucero, la novia de América Latina. Pero además, en los roles de la pareja principal, estaba Fernando Colunga, uno de los galanes más queridos de la televisión, y Silvia Navarro, la hermosa actriz que estrenaba su lugar en Televisa.
Esta adaptación del éxito colombiano, Pura sangre, contaba la historia de una venganza sin escrúpulos que estaba dirigida por Rebeca Sánchez (Lucero) que quiere destruir a una familia entera. En el proceso logró separar a la tierna pareja de Fernanda y Eduardo, quienes estaban enamorados desde la infancia, pero fueron distanciados por un mal entendido.
Cuando Mañana es para siempre estaba al aire, todos coincidían en algo: la excelente química que había entre Fernando Colunga y Silvia Navarro. Sus escenas podían ser tan apasionadas, como tiernas y conmovedoras; además, los besos entre ellos eran envidiables.
Sin embargo, a pesar del profesionalismo de ambos, comenzaron a surgir rumores de que los protagonistas de este melodrama no tenían una excelente relación fuera de los sets de rodaje. Según parecía, Navarro estaba bastante enemistada con su coprotagonista y no ansiaba el momento en que pudiera terminar con ese proyecto para marcharse.
Lo cierto es que esta rivalidad entre ambos era falsa y Navarro le tenía bastante admiración a su compañero, quien ya tenía una trayectoria bastante consolidada en la pantalla chica. Pero también es cierto que nunca fueron amigos cercanos y que hubo cierto incidente que le valió un regaño a Navarro.
Esto lo informó en 2009 la periodista Verónica Gallardo para una columna suya. El equipo de Mañana es para siempre estaba en el rodaje de las escenas finales y la tensión estaba a flor de piel. Una de las tomas más importantes tenía a Navarro y Colunga como protagonistas.
El guion indicaba que debían darse un beso apasionado y bastante amoroso. Los actores se desenvolvieron como tal y la escena quedó bien, sólo que hubo un pequeño detalle que no pudieron omitir hasta el corte: Silvia le pasó el chicle a Fernando.
Según lo que explicó Gallardo en ese texto, la actriz tenía el hábito de masticar chicle, mientras que su compañero era una persona quisquillosa con la limpieza, los gérmenes y los virus. Era común ver a Silvia con una goma de mascar, mientras que Colunga podía llevar cubrebocas todo el tiempo.
En perspectiva de la periodista, Silvia intentó hacerle una broma a Colunga al pasarle el chicle, pero lo que no esperó fue la actitud que tuvo su compañero una vez que terminaron la escena. Este, aunque enfurecido, mantuvo la calma, se quitó el chicle, lo tiró y buscó al equipo de producción para hablar con ellos.
A pesar del enojo que le hizo pasar, Colunga se quejó con calma con el staff y después se retiro. Este al poco tiempo llamó a Silvia y le llamaron la atención para que dejara de masticar chicle durante los días de grabación o que por lo menos lo tirara antes de una escena.
Según Gallardo, esto molestó a Navarro y en las últimas escenas estaba reticente a besar a Colunga. De cualquier modo, y aunque los involucrados nunca negaron o confirmaron esta historia, lo cierto es que el último capítulo de Mañana es para siempre fue transmitido sin contratiempos y todavía mostraron la química de esta entrañable pareja ficticia.
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