Francisco Javier Chapa del Bosque se lanzó a la fama por sus actos únicos de escapismo y por sus demostraciones de resistencia física. Así, durante la década de los 60 sería considerado el Houdini mexicano gracias a su entrañable personaje del Profesor Zovek.
Esta estrella nació el 13 de abril de 1940 en Torreón, Coahuila. Cualquiera que lo hubiera visto en los primeros años de su vida no hubiera podido creer que se convertiría en un icono de las artes marciales en México: padeció una poliomielitis que lo tuvo sin caminar por varios años; después, cuando pudo recuperar la fuerza en sus piernas, tuvo sobrepeso.
Se dice que lo que lo inspiró a dedicar su vida entera al ejercicio fue el acoso que sufrió por parte de tres niños. Un día, mientras Francisco iba en compañía de una tía suya, estas personas abordaron al futuro escapista para insultarlo y burlarse de él diciéndole “gordo cuatro ojos”, entre otras cosas.
A partir de ahí, fuertemente inspirado por las historias épicas de Hércules, Chapa se especializaría en artes marciales, defensa personal y ballet acrobático. En 1957, con apenas 16 años de edad, Francisco se casaría con Josefina Carrillo, mujer que también lo ayudaría a impulsar el deporte entre la gente de su comunidad. De acuerdo con Sale el sol, la pareja abrió centros deportivos donde impartían clases de natación.
Ya para sus 18 años comenzaba a ser temerario con sus presentaciones. Demostró ante el público que podía tirar de dos automóviles y dos camiones con sus dientes, además de que podía levantar tarimas con hasta 8 personas encima.
En 1966 haría el preámbulo de su personaje Zovek con la creación del Agente Secreto X-1, mismo que estaba inspirado en James Bond. Del mismo modo, en 1968, Francisco comenzó a promover Vuelo sin escalas, una técnica de entrenamiento físico que fue utilizada en escuelas e incluso el ejército.
La fama de Zovek no llegaría hasta finales de los 60 cuando en una presentación de la Cruz Roja en el Palacio de los Deportes, el hipnólogo hizo un escape con camisa de fuerza. Sería gracias a esto que llamaría la atención de las televisoras, por lo que comenzaría a ser invitado por Raúl Velasco a su programa Domingos Espectaculares.
Cajas en llamas, cuerdas flojas a varios metros del suelo, camisas de fuerza, cadenas reforzadas, candados difíciles de abrir, Zovek sorprendía al público cada domingo con una nueva demostración de escapismo que asustaba a muchos y divertía a otros. Era tal su popularidad que incluso actuó en La invasión de los muertos al lado de Blue Demon.
Todo apuntaba a que este personaje sería incluso el sucesor de figuras de la lucha libre de aquel entonces. Sin embargo, la carrera del telépata sería apagada abruptamente el 10 de marzo de 1972. Ese día Francisco debía ir a Cuautitlán, Estado de México, para la promoción del circo Bills Miller.
Como ya era costumbre en el Profesor Zovek, quería deleitar a su público con un número único, por lo que decidió que ese día sería colgado de cabeza y atado de pies y manos al cable de un helicóptero. Luego de hacer piruetas y malabares, el escapista se deshizo de los lazos que lo sostenían.
Se supone que después de eso tendría que haber bajado para recibir a su público y saludarlo; no obstante, en un cambio de planes, Zovek decidió ascender de nuevo y pasear con el helicóptero por los edificios aledaños. Todo iba en orden hasta que el piloto hizo una maniobra repentina que se conjuntó con una ráfaga de aire.
Zovek perdió el control, trató en vano de sostenerse de la cuerda, pero terminó por caer al vacío. Tuvo un impacto directo contra el suelo donde tuvo múltiples fracturas en el cráneo y las costillas. Dicen que todavía pudieron encontrarlo con vida y le dieron atención médica, pero el escapista terminó por morir a los 15 minutos de haberlo encontrado.
De acuerdo con Zovek Chapa Carrillo, hijo del hipnólogo, ese día su padre no iba a tener un acto de escapismo para la promoción del circo. Se limitó a descender de una cuerda haciendo uso de sus guantes de cuero, saludó al público y sólo iba a llegar al suelo sin hacer grandes maniobras.
No obstante, el piloto del helicóptero por donde bajaba el escapista movió el vehículo abruptamente. Ascendieron muchos metros y, en un intento por aferrarse a la cuerda, Zovek terminó por lacerar sus manos y antebrazos. La caída fue inevitable.
La versión oficial y la del hijo de Zovek cambian en algunos detalles, pero lo cierto es que ese día murió uno de los escapistas más importantes que tuvo el país. Se dice que, pocos días antes de su presentación en Cuautitlán, Zovek expresó que no quería ir a causa de un mal presentimiento que tuvo.
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