El 18 de junio de 1963, Pedro Armendáriz, uno de los pilares del Cine de la Época de Oro mexicano, se colocó una pistola Colt Magnum calibre 357 en el pecho, a la altura del corazón y disparó. El histrión tenía 51 años y un diagnóstico de cáncer terminal que le auguraba, en el escenario más positivo, un año más de vida.
Sin embargo, siete años atrás, Armendáriz habría filmado la película que sería su sentencia de muerte, pues la locación de la grabación podría estar íntimamente relacionada con su diagnóstico y la muerte de gran parte del elenco de la película.
El suicidio del protagonista de películas como Flor silvestre, Distinto amanecer, La perla y Enamorada se dio cuatro meses antes del estreno de su última cinta, la segunda entrega de la serie de James Bond, titulada: Desde Rusia Con Amor.
Durante el rodaje, Armendáriz comenzó a tener fuertes dolores en la cadera, lo que lo hacía cojear. Incluso, en varias ocasiones tuvo que apoyarse en algo para mantenerse en pie y seguir interpretando a “Karim Bey”, el espía turco que ayudaría al Agente 007 en su nueva misión.
El diagnóstico fue un cáncer de glándulas linfáticas que se encontraba haciendo metástasis al esófago y los pulmones. Las escenas finales que tenía que grabar a lado de Sean Connery las tuvo que realizar el mismo director de la película, quien también fungía como su doble.
Así fue como, internado en el Centro Médico de UCLA en Los Ángeles, California, el actor aprovechó que su esposa, Carmen Bohr, salió de la habitación para comer algo para terminar con su sufrimiento.
La noticia, además de generar una gran polémica en el mundo, dio pie a distintas teorías que explicaban el origen del mal que destruyó la vida de uno de los actores que abrió la puerta al éxito internacional en México.
Desde que la impulsividad del histrión había afectado negativamente su cuerpo, hasta una de las teorías más controversiales sobre su enfermedad: la radioactividad del desierto de Utah.
En 1956, Pedro comenzaba a grabar las primeras películas con elenco mexicano fuera del país. En esa ocasión, fue llamado para participar en la cinta estadounidense El Conquistador de Mongolia.
Su actuación a lado de John Wayne y Susan Hayward marcó para siempre su vida, no sólo porque la película fue un rotundo fracaso que terminó por catalogarla como una de las peores películas en la historia del cine, sino porque su rodaje implicó la exposición del protagonista de La malquerida a un alto grado de radiación.
Debido a la naturaleza de la historia, el elenco rodó en locaciones cercanas a St. George en el desierto del estado de Utah, muy cerca de Yucca Flat, donde el gobierno de Estados Unidos había estado realizando pruebas con armas nucleares.
La producción sabía del estado de los lugares de grabación, pero no tomaron precauciones debido a que había muy poca información sobre los efectos de la radiación en el cuerpo humano en ese momento.
Para 1981, de las 220 personas que participaron en el filme, 91 de ellas ya contaban con un diagnóstico de algún tipo de cáncer, mientras que 46 ya habían fallecido por la misma razón. En total, 150 personas murieron por la enfermedad.
Además de Armendáriz, entre las personas que fallecieron por cáncer relacionadas con la filmación de esta película se encuentran el director Dick Powell, los actores Agnes Moorehead, Susan Hayward y John Hoyt, además del compositor Víctor Young y el mismo John Wayne.
Aunque no hay manera de comprobar que el desarrollo de cáncer en tantas personas tenga una relación directa con haber estado en un lugar con contaminación radioactiva, esta explicación es una de las más aceptadas sobre la terrible enfermedad que arrebató la vida a Armendáriz.
Pedro Armendáriz nació en la Ciudad de México y participó en más de 100 películas que marcaron para siempre la historia del cine en México. Actuó a lado de grandes figuras de la época, como María Félix y Dolores del Río, además de trabajar bajo la dirección de Emilio “El Indio” Fernández y de Gabriel Figueroa.
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