Rafael Amaya regresó con bombo y platillo a las pantallas norteamericanas. El actor, que se alejó de los reflectores por casi dos años debido a sus adicciones, está dispuesto a volver a la actuación, pero siempre teniendo en cuenta el duro proceso que aún enfrenta para rehabilitarse y dando priodidad a su familia, salud, trabajo y amigos.
Sonriente, amable y con su mejor sentido del humor, el actor de 44 años se sinceró sobre la ayuda que recibió al tocar fondo por el consumo de alcohol, lo que comenzó a realizar en el punto más alto de su carrera artística al interpretar, curiosamente, a un narcotraficante de nombre “Aurelio Casillas” en El seños de los cielos.
En una amplia charla con los conductores del programa de Telemundo, Hoy día, Amaya abrió el corazón para confesar que su vida ha cambiado diametralmente desde que decidió comenzar su recuperación.
“Se está acomodando mi vida, porque estaba muy desordenada y mi conciencia de aquella época no era la correcta que tengo ahorita y me perdono porque no es la conciencia que tengo ahorita... estoy viviendo el ‘solo por hoy’ porque soy un alcohólico en recuperación”, aseguró al ser cuestionado sobre sus impresiones en este nuevo rumbo.
Rafael Amaya también recordó que se encontraba en un mal estado antes de ingresar a la clínica Baja del sol, manejada por el boxeador Julio César Chávez y donde estuvo internado por algunas semanas para completar su proceso de rehabilitación, el cual concluyó en diciembre pasado.
“Yo estaba perdido, estaba aislado del mundo, estaba enojado con todos, pero no era yo. Antes de perdonar a los demás, me perdono a mí mismo”, aseguró.
Aceptó que su punto más crítico ocurrió durante su participación en la narcoserie de Telemundo, pero no fue porque se sintiera “Aurelio Casillas”, sino sus propios problemas que lo arrastraron hacia el abismo de las adicciones.
“No fue el personaje, fui yo. La decisión fue mía, no era Aurelio... me dejé llevar por muchas cosas, como la vanalidad, el materialismo, el ago, el vanaloriarse... era no importarme, no tener compromiso con la vida, con el trabajo, con mis amigos, con nada, no me importaban muchas cosas, se me vinieron encima muchas cosas”, dijo convencido de su nuevo inicio.
“No hay un manual para ser famoso, para que te eleven el ego, porque el ego y la confianza son los peores enemigos del talento”, aseguró.
Aceptó que sus seres queridos lo ayudaron a superar este oscuro episodio en su vida: “No tenía mucha responsabilidad en muchos aspectos... fui yo, traía arrastrando muchos problemas sin saberlo... me equivoqué y lo bueno es que me rodie de gente que me pudo ayudar, que me pudo sacar de ese abismo y también me rodie de gente que no debí haberme rodeado. Estoy haciendo cambios en mi vida y estoy muy contento”.
En esta emisión reconoció que está abierto al amor y hasta a formar una familia, pero tendrá que hacerlo con alguien que entienda su situación con las adicciones. Además habló del proyecto con el que regresará a las pantallas de Telemundo, televisora que lo vio encumbrarse en la piel de un narcotraficante.
Rafael Amaya interpretará a un personaje llamado “Teo”, un bandolero que el mismo actor considera “muy simbólico”.
“Malverde se ha convertido en el santo de muchos sicarios, de muchos narcotraficantes y de gente que no se dedica a esto. Es un santo al que se le pide ayuda para que te protección: que no se te atore el arma, que se desvíen las balas”, aclaró para el programa.
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