Corría el año de 1951. Ese día, Marco Antonio Campos “Viruta” estaba en la cafetería de la estación XEW, lugar donde tenía un programa de comedia en el que antes compartía crédito con su anterior pareja humorística: José Domínguez Flores “Chamula”.
Ya para ese momento Campos llevaba las riendas de este programa por su cuenta. Semanas antes se vio en la obligación de separarse de su compañero a causa de los problemas de alcoholismo de este, mismos que lo llevaban a incumplir con sus deberes.
Fue ese día de 1951 que un hombre robusto lo abordó. Marco Antonio lo reconocía por coincidir dentro de los pasillos de la radiodifusora. Se trataba de Gaspar Henaine, un cómico que se hacía llamar Capulina.
“Oye, Marco”, le dijo Gaspar a su compañero. “Fíjate que me están ofreciendo un programa de radio, ¿por qué no me acompañas, mano?”. La propuesta cayó de sorpresa para Campos, pero aun así se negó rotundamente: seguía decepcionado de su trabajo con Chamula y no quería ser el patiño de nadie.
Gaspar tuvo que insistirle por mucho tiempo, además de aclararle que Viruta no sería el patiño, sino que ese era el papel de Capulina. Ya fuera porque lo terminó cansando o porque notó en él cierto carisma, Marco Antonio terminó por aceptar el trato. Sería entonces que comenzaría a existir Viruta y Capulina, una de las mejores parejas humorísticas de la televisión, el cine y la radio.
La química entre ambos cómicos fue evidente para ejecutivos de Televisa, en ese entonces Televicentro, además del público que podía escucharlos y verlo. Así mismo, Gaspar y Marco Antonio se hicieron tan cercanos que por más de una década tuvieron una hermandad entrañable.
Sin embargo, a pesar de que tenían mucho éxito y que su programa era uno de los más vistos, la pareja humorística anunció su separación definitiva a finales de los años 60. Tuvieron que pasar muchos años antes de saber que esta disolución tuvo que ver con problemas de intereses entre ellos, además de cierta envidia que surgió de Viruta hacia Capulina, quien muchas veces demostró ser más popular que su compañero.
Luego de que en 1967 se grabaran las últimas películas del dúo, estos no volvieron a dirigirse la palabra. Capulina tenía éxito con varias cintas a las que fue invitado a participar, además de que tenía un programa familiar que demostró ser bastante aceptado. Viruta, por otro lado, trató de seguir con su carrera a través del cine.
La diferencia era que no le daban papeles protagónicos, sino que debía conformarse con secundarios. De este modo apareció en algunas cintas que no trascendieron como El aviso inoportuno, Pequeñeces y Un sueño de amor algunas de ellas.
En 1979 tuvo su última aparición en cine. Actuó en La niña de la mochila azul, todavía teniendo un papel secundario. De acuerdo con La historia detrás del mito, Viruta intentó seguir su carrera artística haciendo presentaciones en un bar llamado Luigi.
Hacía números musicales, recitaba y hacía monólogos. Por un tiempo pudo subsistir gracias a sus actuaciones y, de hecho, tuvo la oportunidad de volver a la televisión. Tal parecer ser que le ofrecieron hacer un programa llamado Cine Safaria, proyecto de corte infantil y didáctico.
No obstante, el gusto le duraría poco a Marco Antonio, puesto que su programa estaba en le mismo horario en el que transmitían El circo de Capulina. De acuerdo con Arturo Campos, sobrino del fallecido comediante, había una política en la televisora para que no hubiera dos programas así de fuertes en el mismo horario y los ejecutivos prefirieron cancelar aquel que era conducido por Viruta.
Esto significó un duro golpe para Campos, quien, luego de ciertas complicaciones de salud, tuvo que recluirse en casa y dedicarse de lleno a tres actividades: la escritura, la pintura y la escultura. Escribía situaciones y argumentos de comedia que vendía a productores de cine; por otra parte, tuvo una pequeña participación en un programa que era conducido por Héctor Lechuga y Manuel “El Loco” Valdés.
Aunque estaba lejos de los reflectores y de la fama de la que antes gozó, la vida profesional de Marco Antonio probó ser relativamente estable. Sin embargo, en el ámbito privado, las cosas eran mucho más diferentes, puesto que el también músico tenía una vida reservada, hermética y solitaria.
Y es que, poco después de separarse de Capulina, tuvo que enfrentar el hecho de que su esposa, María de los Ángeles, tenía cáncer de estómago. Para pesar del comediante, María no sobrevivió y Viruta enviudó sin haber tenido hijos. De ahí se recluyó en casa, sitio en el que su madre fue su única compañía hasta que, años después, también murió.
Campos también sufrió varias complicaciones de salud en años posteriores a su separación de Gaspar. De acuerdo con sus familiares, sufrió varios infartos. El primero ocurrió poco después de la muerte de su esposa; el segundo, que deterioró en buena medida su estado, cuando cancelaron Circo Safaria. El tercero ocurrió a principios de los años 80.
No obstante, esto no fue el motivo de su muerte. Desde principios de 1996 presentó malestares físicos, defensas bajas y una fuerte gripa. Si bien salió adelante, en febrero tuvo un cuarto infarto. Lograron hospitalizarlo a tiempo y le diagnosticaron un aneurisma en el corazón, mismo que debían operar lo antes posible.
Marco Antonio Campos “Viruta” entró a la sala de operaciones el 19 de febrero de 1996, sería sometido a una cirugía a corazón abierto. Sin embargo, cuando apenas estaban poniéndole la anestesia, el comediante falleció. Según su sobrino Arturo, Viruta pasó hasta el último día de su vida escribiendo un libro biográfico.
SEGUIR LEYENDO: