Durante la Época de Cine de Oro mexicano, “el inmortal” Pedro Infante solo era comparado con el charro Jorge Negrete. Eran tantas las similitudes que tenían en estilo musical y actoral que llegaron a rivalizar no sólo en la película que los juntó, sino fuera del set. Sin embargo, “el ídolo de Guamúchil” siempre vio en alto a su compañero Negrete hasta el final de sus días.
Las rencillas llegaron a ser bastante obvias y mediáticamente hay una anécdota replicada acerca de sus roces que los llevó al punto de protagonizar uno de los momentos más bochornosos que tuvieron durante su carrera.
Corría el año de 1952, la comedia amada por el publicó Dos tipos de cuidado, bajo la dirección del legendario Ismael Rodríguez, era uno de los éxitos de taquilla del momento y uno de los estrenos más esperados de ese entonces, pues es el único registro fílmico que juntó a ambos actores, pese a lo que cree gran parte del colectivo mexicano, fue la única cinta que protagonizaron los dos.
Durante la promoción de sus películas, era usual que dieran conciertos para seguir manteniendo su estatus de ídolos del género ranchero, fuera de la pantalla grande el público anhelaba ver a Negrete e Infante compartiendo escenario, no obstante, no fue lo que las audiencias esperaban.
En ese mismo año, como se puede constatar en archivos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y en el contexto de las celebraciones por el día de la Virgen de Guadalupe, el compositor Manuel Esperón Gonzales, quien ya tenía renombre por haber creado canciones como Cielito Lindo y Cruz de Olvido fue el artífice que compuso una pieza original a la “Morenita del Tepeyac”. Días antes del festejo religioso, se aseguró de que los cantantes tuvieran la letra para hacer gala de sus voces en el Teatro Lírico de la Ciudad de México.
La Morenita era la canción con la que se anunció el dueto a inicios de diciembre de 1952, quien inició las primeras estrofas fue Infante, aunque lo que siguió a continuación dejó a las audiencias enmudecidas, pues los registros de ese entonces relatan que el intérprete de Cien Años dejó de cantar tan rápido como inició la pieza, ello para dejar solo a Negrete el resto de corrido.
Rápidamente evidenciaron lo obvio, ninguno se había aprendido las letras que con esmero les preparó Esperón, el público tomó con humor y enfado el momento, pues habían defraudado uno de los momentos más esperados en el ámbito ranchero. Tristemente fue de los pocos espectáculos que los histriones compartieron.
Se cuenta que, tras bambalinas, hubo una discusión que también reveló que el fracaso ante el público se debió a que los actores no compartían entusiasmo por trabajar juntos, al contrario, solo acrecentó la lucha de egos que las rotativas de aquel entonces decían que era un secreto a voces que era bien sabido en el mundo del espectáculo.
Testigos en el evento relataron que Negrete fue el primero en hacer señales a la producción para interrumpir la puesta en escena, que ya contaba con danzantes y una pequeña orquesta. Después del bochornosos momento, se sabe que un día después dieron el espectáculo cómo debió haber sido.
Un año después en 1953, Negrete moriría víctima de una cirrosis hepática que lo aquejaba desde 1937. Ello deja el triste recuerdo de una carrera musical conjunta que todos esperaban. Infante no correría mejor destino, pues sufriría un trágico accidente aéreo cinco años después. Ninguno de los actores sobrevivió a la década.
Pese a su carisma, Infante también tuvo otro roce con una leyenda del Cine de Oro, Sara García, mejor conocida como “la abuelita de México”, según los testigos que formaron parte de la producción de Los tres García, relataron que “El ídolo del Guamúchil” puso en jaque, en más de una ocasión, a la primera actriz por una supuesta falta de profesionalismo.
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