Fue el 7 de febrero de 1983 cuando Televisa decidió dejar a un lado las historias de amor y le apostó a temas pocos comunes para la televisión mexicana de esa época, la brujería y el ocultismo, el responsable de producir y protagonizar El Maleficio fue el señor telenovela, Ernesto Alonso.
Escrita por Fernanda Villeli, dirigida por Raúl Araiza y protagonizada por Ernesto Alonso como “Enrique de Martino”, esta telenovela cuenta la historia de una viuda, “Beatriz” (Jaqueline Andere) quien se dedica a criar a sus dos hijas tras la muerte de su esposo, fue entonces que conoció al poderoso y millonario Enrique de Martino, quien la llenó de atenciones, y en consecuencia, acepta casarse con él.
Al mudarse a la casa de “Enrique”, “Beatriz” descubre quien es en realidad su esposo, un hechicero que ha recurrido a brujos de Oaxaca para hacerse de toda la fortuna que goza, al rendirle culto a un ente diabólico “Bael” que se manifiesta a través de un cuadro que “Enrique” resguarda en su oficina.
Uno de los puntos fuertes de la producción fue sin duda el elenco conformado por: Jacqueline Andere, Ernesto Alonso, Norma Herrera, Humberto Zurita, Carmen Montejo, María Sorté, Erika Buenfil, Sergio Goyri, Rebecca Jones, Eduardo Yáñez, Patricia Reyes Spíndola, Carlos Bracho, Armando Araiza, Ana Patricia Rojo, entre otros.
La historia de terror rompió esquemas en la década de los 80, ya que ver a una persona con la capacidad de actuación para encarnar un empresario diabólico en la pantalla chica, fue un parteaguas en la televisión mexicana, pues le dio entrada a historias similares, como: El extraño retorno de Diana Salazar (1988), Mariana de la noche (2003) y hasta la producción de Televisa Niños, Alegrijes y Rebujos (2003).
Sucesos paranormales durante las grabaciones
De acuerdo con el sitio de TVyNovelas, como toda producción que aborda temas de esta naturaleza, durante las grabaciones se dieron sucesos inexplicables, como la maldición del “incolgable”, el cuadro de “Bael” con el que se comunicaba el protagonista, pues quienes estuvieron en la telenovela, aseguran que siempre se caía de forma extraña durante el rodaje, además de que constantemente se apagaban las luces, desaparecían objetos y se veían siluetas de personas ajenas al equipo de producción.
Algo que se decía de El Maleficio era que debido a todos los sucesos paranormales que se registraban en el foro, tanto el elenco como los técnicos debían usar escapularios, medallas y crucifijos para protegerse.
La historia se apoyó de efectos especiales, esto fue un gran acierto para reforzar las partes de mayor suspenso en la telenovela.
Fuera de cámaras, Ernesto Alonso llegó a ser temido por personas que aseguraban que era la reencarnación del diablo y al encontrarse con él, se persignaban. Pese a la polémica que desató el proyecto, ésta fue muy bien recibida y registró altos niveles de rating.
Debido a su popularidad, en 1986, se llevó la historia a la pantalla grande con la secuela El maleficio II: Los enviados del infierno, sin embargo, no tuvo el mismo éxito que la versión para la pantalla chica.
Ernesto Alonso: El señor telenovela
Nació el 28 de febrero de 1927 en Aguascalientes, su ilusión siempre fue ser actor, es así que a los 20 años llegó a la Ciudad de México en donde de inmediato se relacionó con el medio teatral, pero su ingreso al cine fue con La gallina clueca al lado de Sara García.
El mote que recibió fue debido a que en toda su carrera produjo 157 telenovelas, además de que incursionó en el género histórico, con producciones como Maximiliano y Carlota (1965), La constitución (1970), Senda de gloria (1987), El vuelo del águila (1994-1995), entre otras que narraban hechos históricos de México como la revolución, la independencia y la guerra de Reforma.
Mantuvo una relación muy cercana con María Félix a quien convenció de hacer una telenovela, la única en la participaría: La Constitución.
Falleció el 7 de agosto de 2007 a causa de una neumonía. A partir de ese momento comenzó la disputa legal con Televisa por los derechos de sus producciones.
En 2004, el productor firmó un contrato en el que le cedía a la televisora los derechos de 172 producciones por 100 años, sin embargo, en 2013 el juzgado determinó que sólo él es autor de las mismas y los derechos sobre ellas le corresponden a quien fue su nuera, Teresa Anaya, la es la heredera universal de Ernesto Alonso.
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