Amanda del Llano fue una de las estrellas del cine mexicano que intentó revolucionar con su forma de pensar, pero que por seguir la iniciativa de Ana Luisa Peluffo en hacer desnudos artísticos, su carrera fue completamente arruinada en México.
La actriz oriunda de Chiapas, y esposa del también actor Crox Alvarado, comenzó su carrera desde que tenía 20 años, con la cinta Al son de la marimba (1940), aunque en sus primeros proyectos no tuvo mucha notoriedad. A los pocos años, finalmente obtuvo su primer papel protagónico en la cinta Campeón sin corona (1946), la cual la ayudó seguir escalando hacia su éxito.
No muchas veces pudo actuar como protagonista, pues la mayoría del tiempo era llamada para ser un personaje secundario. Actuó junto a Tin Tan en Hay muertos que no hacen ruido (1946), La oveja negra (1949) y No desearás a la mujer de tu hijo (1950), ambas con Fernando Soler y Pedro Infante.
Su carrera fue coronada con su participación en Pepe el Toro (1953), Reportaje (1953) y La rebelión de los colgados (1954), películas con las que se posicionó completamente en la Época de Oro del Cine Mexicano, lamentablemente, la sociedad le podría un alto a su profesión como actriz.
A la llegada de la década de 1950, inició el cine de desnudos artísticos por un intento de hacer que la industria no decayera con la televisión. Algunas actrices aceptaron este innovador género del mundo cinematográfico, tomándolo como forma de liberación y de oportunidad laboral.
Amanda, al igual que Ana Luisa Peluffo y Kitty de Hoyos, precursoras del desnudo en la pantalla grande, aceptó interpretar un personaje que tendría que mostrarse sin ropa. En 1955, del Llano realiza entonces su primera película en la que sale completamente desnuda, El seductor.
Después realizó otras dos más, Los amantes (1956) y La ilegítima (1956), pero el resultado no fue el esperado.
La actriz comenzó a recibir muy pocas propuestas, porque gran parte de la sociedad reprobó que una mujer se mostrara de esa forma al público. Amanda entonces supo que su carrera en México había terminado y tuvo que buscar suerte en España, país de donde era su padre.
Existe la versión de que en primera instancia se recluyó en un convento, pensando que había sido su culpa el que la gente la estuviera señalando, por lo que quiso reflexionar acerca de sus actos y por qué había aceptado ese tipo de papeles. Después, salió decidida a rehacer su carrera.
No volvió a buscar oportunidades como actriz, pues quería alejarse un poco de las artes escénicas debido a que su imagen había sido tachada por la sociedad mexicana, entonces se consolidó como cantante, grabando temas de música regional mexicana con orquesta en el sello discográfico RCA.
Cu cu rru cu cú paloma, Échame a mí la culpa, A grito abierto, entre otras canciones, tuvieron una buena aceptación por el público mexicano y hasta la fecha son reproducidas.
Amanda decidió regresar a México en 1960, esperando haber logrado limpiar su nombre y regresar a las pantallas. Lamentablemente, tuvo muy pocas apariciones en películas y sus papeles fueron secundarios, por lo que se dedicó al teatro.
En su corto regreso, la actriz tuvo un problema intestinal y tuvo que se intervenida numerosas veces en un quirófano. Su salud se vio cada vez más comprometida, hasta llegar al punto de no soportar otra cirugía más. Amanda del Llano murió lejos del ojo público a los 44 años, en 1964.
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