“Ya sólo va a poder tocar el hijo de Díaz Ordaz...”, cantaba Alex Lora con el Three Souls In My Mind a principios en la década de los 70, en referencia al hijo menor del expresidente priista Gustavo Díaz Ordaz Bolaños.
Alfredo dedicó toda su vida a la música, pasión que desarrolló siempre con gran maestría frente a los micrófonos o detrás de la consola, pero donde nunca pudo posicionarse como parte de los grandes en la historia por culpa de un historial familiar del que no eligió ser parte.
Este amor por la música y gusto por la guitarra probablemente le fue heredado por su padre, pero desde una perspectiva completamente diferente al rock.
Al ser fanático de las melodías mexicanas, el presidente Ordaz aprendió a rascar las cuerdas como un pasatiempo, e interpretaba únicamente en ocasiones muy especiales. Existen algunas fotografías que así lo documentan.
El recorrido de Alfredo en la música
Alfredo lo intentó primero con un par de proyectos que no prosperaron: Shadow Of The Beats y Love Syndicate, este último con una marcada influencia sicodélica con acercamientos al blues que sería su sello durante las próximas décadas.
Con terquedad, decidió fundar Renaissance. Fue Cisne Raff el sello responsable de grabar a esta banda a principios de la década de los 70, con Alfredo al frente, desde luego.
Luego vino Wingman con el disco The Seven Gates, The Red Eye Band y Wingman II. Sus infructuosos intentos no se detuvieron ahí, otras bandas aparecieron en su catálogo: Al Wildheart, Lucrecia y un disco solista titulado Los Colores de la Música (estrenado meses antes de su muerte), estos últimos con tintes más pop.
Muchas son las historias que se cuentan alrededor de la rebeldía de Alfredo, quien incluso habría llevado al mismísimo Jim Morrison hasta la casa presidencial de Los Pinos para dar una fiesta en los años 60.
Productor y gran amor de Thalía
Una vez instalado como productor discográfico, le presentaron a una joven Thalía de apenas 19 años que decidió separarse de Timbiriche para ser solista. Perdidamente enamorado, y convencido de que podría ser una gran estrella mexicana, le produjo sus primeros dos discos: Thalía, en 1990 y Mundo de Cristal en 1991.
Para entonces, Thalía había hecho algunos papeles en el cine y la pantalla chica, pero las telenovelas que la hicieron famosa, María Mercedes, Marimar y María la del Barrio tardaron en llegar un par de años más.
De hecho, Alfredo es el responsable de las letras en varias canciones como “Cristal”, “Sudor (Parte I y II)”, “Te necesito”, “Madrid”, “Mundo de cristal”, “En silencio”, “Blues Jam”; “El baile de los perros y los gatos”, “Saliva”, “Pacto entre los dos”, “Thalis’man (Talismán)”, “El poder de tu amor” y “La tierra de nunca jamás”.
“Nos llevamos muy bien, compartimos muchos sentimientos tanto musicales como emocionales y no sé, tiempo al tiempo”, dijo Thalía cuando la enfrentaron en televisión sobre su relación.
Se dice que la familia de Díaz Ordaz nunca estuvo de acuerdo con esa relación, pero él entregó todo, incluso el anillo familiar de María Guadalupe, su madre, y se divorció de Paulina Castañón Ríos Zertuche, con quien tuvo dos hijas.
Incluso se rumora que aún tiene el anillo de boda, y a pesar de las insistentes peticiones, jamás quiso regresarlo a su familia, ni tras las múltiples ofertas para venderlo.
Lamentablemente, el rencor de su familia por la relación terminó por deshacer la relación, y al poco tiempo, en 1993, Alfredo murió por Hepatitis C, y nunca pudo llegarles la boda.
Thalía, después de algunas relaciones conocidas en la farándula, Tommy Mottola llegó a su vida y se casaron. Ahora tiene una familia realmente feliz e incluso es madre de Sabrina Sakae y Matthew Alejandro.
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