Hugo López fue una de las personas más importantes en la vida de Luis Miguel, por eso tras su muerte a causa de cáncer en noviembre de 1993, el cantante se enfrentó a una profunda tristeza que se vio reflejada en el último episodio de la serie biográfica producida por Netflix.
La ausencia de su mánager más importante, y de quien fue como un padre para él, lo dejó a la deriva e incluso lo orilló a alejarse momentaneamente de la música, por lo que se mostró distante durante la planeación del disco “Segundo romance”, que incluyó grandes éxitos como El día que me quieras, Somos novios o La media vuelta.
En el sexto episodio, titulado “El día que me quieras”, vemos al artista refugiarse en su casa de Acapulco, Guerrero, tras el deceso de Hugo López, al lado de su hermano menor Sergio. Es en este lugar pasó una larga temporada contemplando el mar, alejado de las presiones de su carrera, pero también evadiendo la realidad bajo las frases: “Estoy perfecto” y “Todo va a estar bien”.
Las palabras de Luis Miguel resuenan alto frente al semblante triste que mostró antes, durante y después de la creación del disco que se produjo bajo la mano de Armando Manzanero y Kiko Cibrián.
El cantante finalmente se sinceró, según Luis Miguel, la serie, con el cantautor yucateco. En una conversación íntima aceptó que sus excesos y distracciones fueron su salvavidas tras la muerte de su mentor.
“Ponte en mi lugar. A mi padre (Luisito Rey) le importaba mi carrera, pero a Hugo le importaba yo. Y cuando pierdes a alguien así...”, confesó el personaje interpretado por Diego Boneta a Armando Manzanero, justo antes de grabar el material discográfico “Segundo romance”.
El pesar por la enfermedad, agonía y muerte de Hugo López acompañó al cantante por mucho tiempo. La viuda del mánager, Lucía Miranda, ha relatado más de una vez cómo fue para “Micky” todo el proceso de duelo por la sentida despedida y es que se enteró de la desafortunada noticia a tan sólo dos semanas del fallecimiento ocurrido el 30 de noviembre de 1993, cuando quien había sido como un padre y una guía en más de una situación crítica, estaba internado en un hospital de la Ciudad de México.
“Ese día no se me olvidó más. Estaba internado en el Centro Médico ABC, en México, y Luis lo fue a visitar. Hugo siempre le inventaba distintos problemitas de salud para justificar sus recaídas. Ese día, cuando lo ve, como si nada pasara, Hugo le dijo: ‘Ahora vas a ver todo lo que vamos a hacer, vamos a grabar un nuevo disco, vamos a hacer una gira internacional…’. Y le hablaba, y le decía… Luis Miguel lo miraba y se le caían las lágrimas, como diciéndole ‘Sí, Hugo, sí, sí…’”, declaró a Teleshow hace casi tres años.
“No me olvido de esas lágrimas al salir de la habitación. Luis Miguel golpeaba las paredes y decía: ‘¡Puta, esta pinche enfermedad del cáncer! ¡¿Cómo puede ser que ahora me pase esto con Hugo?!’”, añadió para este medio digital.
Una de los momentos clave y más conmovedores de esta última entrega de la bioserie de Luis Miguel es el velorio de Hugo en la casa del argentino, y aunque en la vida real ocurrió en una funeraria, la nostalgia estuvo más que presente.
“Yo recuerdo que en el sepelio el que no paraba de llorar era Luis Miguel, que estaba muy resguardado en esa habitación que tienen las funerarias y yo recuerdo que fue algo muy doloroso para todos los que lo conocimos”, recordó la periodista Pati Chapoy, quien también estuvo presente en el momento.
Los días que siguieron al fallecimiento no fueron diferentes. Lucía Miranda también comentó lo poco que sabe de esta etapa en una conversación con De Primera Mano: “Después de la muerte de él, la vida de Luis Miguel cambió. Hugo siempre lo contenía, lo aconsejaba mucho porque era muy paternal con él. No solo con él, con toda la gente. Y después vino otra etapa que fue muy difícil porque pierde al padre y después pierde a Hugo”.
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